10 ago 2012

La película “No”,un cuento para Gael

El buen actor mexicano Gael García no necesita más cuentos.

No se los vamos a contar.

Ha vivido muchos y en general actúa bien.

Ya sabe, además, la verdad del No.

Ya le dijeron que ganamos con un lápiz y un papel y que, si no es por la Franja del NO, perdemos.

Gael ha visto la Franja del No y la ha encontrado muy buena, excelente. Suave, alegre, sin protesta, sin rencor, como no se esperaba. Todos la encontramos muy buena, excelente.

Nos emociona. Puede servir de antecedente, tal vez de pauta, para futuras campañas de izquierda o de derecha en México, donde el narcotráfico te apunta en la nuca.

También le puede servir a Romney para ganarle a Obama.

Gael tenía sólo 10 años cuando el plebiscito y vivía en México. Es suficiente.

Él puede llegar a creer que el plebiscito del No, no lo ganó el pueblo con su movilización y unidad sino la franja televisiva.

Además hace poco interpretó “Y tu mamá también”. Más que suficiente.

Él se imagina, tal vez, cómo era la cosa antes del No y se imagina, tal vez, cómo ha sido la cosa después del No, y eso es harto, para qué más.

No le vamos a contar el cuento de que se peleó 17 años. Para qué. El cuento podría ser izquierdista y los extremistas siempre son peligrosos.

Eso de que pasamos a ser humanoides de verdad, sin derechos y sin tranquilidad y sin casa y sin pega, incluso sin territorio y sin nación. Asesinados y torturados.

Perseguidos 17 años. ¿Para qué ese cuento?

No le vamos a contar que el primero en pelear fue Allende en La Moneda, que no se rindió y que murió en el combate. Y que desde entonces muchos tuvieron un pedacito de él muy adentro.

Que uno de sus compañeros, en el Regimiento Tacna, pocas horas después de su muerte, tuvo que ser colgado del cuello de su chaqueta para ser fusilado porque tenía las piernas quebradas en la tortura y no podía pararse para enfrentar las balas asesinas. Y así y todo ordenó “disparen, cobardes” cuando los fusileros titubearon.Sería truculento.

Que esos ejemplos se siguieron todos los días y todas las noches hasta después del No porque en el 89 siguieron las torturas y los atropellos, después de la Franja y del triunfo.

Para qué decirle que estuvimos 15 años con toque de queda y sin leyes, sin puertas y sin murallas, presas y presos de una dictadura implacable.

Para qué contarle que en esas condiciones se luchó y se avanzó, con publicaciones clandestinas y semiclandestinas, con periodistas asesinados, con correos clandestinos, con organizaciones clandestinas –algunas sepultadas de verdad- y que así se fueron recomponiendo las pocas organizaciones sindicales, los partidos
–ladrillo a ladrillo- y empujando el movimiento social.

Para qué recordarle que el toque de queda en la Segunda Guerra Mundial fue mucho más breve que el nuestro.

Y que nuestra Resistencia duró tres veces lo que duró la Resistencia Francesa.

Estaría demás decirle eso.

Que hubo campos de concentración y casas de torturas.

Casas de muerte donde se acuchillaba gente indefensa y luego se les ensacaba y luego se les enrielaba y lanzaba al mar. Y que ahí están. Ese cuento lo ha destapado ahora El Mocito.

Que hubo gente lanzada en helicóptero, degollada, incinerada viva.

Que el régimen expandió la miseria, la cesantía y los bajos salarios. Que más de la mitad de los niños eran miserables cuando se proyectó la Franja del No, y casi la mitad de la gente también lo era.

Que el desarrollo económico era tal que el país tenía un per cápita inferior a los 3 mil dólares.

Que el aislamiento internacional de Pinochet era tal que hasta EEUU entendió que debía ganar el No y expertos internacionales asesoraron en técnicas de campaña a los técnicos del No.

Que semi clandestinamente se prepararon cientos y miles de apoderados del No para establecer dos líneas de información, con al menos dos apoderados por mesa en todas las mesas del país, que defendieron los votos a pecho descubierto.

Que el comando del No en Alameda con Lastarria, que entregó el conteo final de votos mucho antes que el aparataje de Pinochet, pudo ser asaltado por militares con corvos, poco después de terminada la Franja, la misma noche del triunfo del No.

¿Para qué contarle ese cuento?

Ahora ya él vio “No”, la película.

Como dice el crítico Daniel Villalobos en La Tercera, “esta es una película que los tecnócratas supuestamente renovados de la derecha deberían aplaudir de pie”.

Y muchos la verán y mejor que se queden con esa historia acerca del triunfo del No y no con los cuentos duros, de luchadores, de muertos y desaparecidos.

Nadie creerá finalmente que con una franja publicitaria, por buena que sea, se derrota a una dictadura como la de Pinochet, pero así es la vida.

Ahora, permítanme, permiso, que debo votar en el directorio una ampliación de capital de 8 mil millones de dólares, llamar al flaco en el Banco de Chile y hablar con el gordo para saber cómo le fue con la Barrick.

Finalmente, como decía, la gente del SI es conversable, simpática y se puede trabajar muy bien con ellos.

¿Y Gael? Bueno, el bueno de Gael ya hará otra película.

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  • RuizMnica

    Tremendo , cada Chileno que vivió el cuento pavoroso  debiera reflexionar qué clase de sociedad somos que tuvimos  que  vernos  castigados en nuestras conciencia, que muchos sufrieron más  de lo que un ser humano puede soportar. Muchas noches mientras se dormía muchos estaban sufriendo hombres  mujeres ,y niños por nacer…¿ Como Chilenos  merecíamos tal castigo?  Alguna responsabilidad como país aunque  ajeno  a  la crueldad de los hechos  queda en la memoria  lo vivido , y más valiera que nunca hubiese ocurrido lo que ocurrió.

  • RuizMnica

    Tremendo , cada Chileno que vivió el cuento pavoroso  debiera reflexionar qué clase de sociedad somos que tuvimos  que  vernos  castigados en nuestras conciencia, que muchos sufrieron más  de lo que un ser humano puede soportar. Muchas noches mientras se dormía muchos estaban sufriendo hombres  mujeres ,y niños por nacer…¿ Como Chilenos  merecíamos tal castigo?  Alguna responsabilidad como país aunque  ajeno  a  la crueldad de los hechos  queda en la memoria  lo vivido , y más valiera que nunca hubiese ocurrido lo que ocurrió.

  • Rose Marie

    excelente comentario, francamente hacía falta !!!!

  • Rose Marie

    excelente comentario, francamente hacía falta !!!!

  • http://profile.yahoo.com/RZLQPC2TF5R4NGH2IPS67W7WVA NoMore

    Pero yo creo que ni la campaña del NO, ni el pueblo ni NADIE, ha vencido a la dictadura. La dictadura está ominipresente en el alma del pueblo chileno, todos “hacemos desaperecer” lo que no está de acuerdo con nuestras ideas, sin jamás discutir o intentar enteder las ideas contrarias. Todos “disparamos sin asco”, a cualquiera que me contradiga. Todos tenemos como única meta en la vida, poder “comprar hartas cosas”. Todos somos chovinistas y nos creemos parientes de la Sharapova. Y la MAYORÍA votó por un gobierno de continuación de la dictadura, el único país pobre que conozco, que elige a la derecha!!!

    • 7_of_9

       Tal vez la derecha gana en Chile no por que un país pobre la elija,  si no por que es un pobre país…

  • http://profile.yahoo.com/RZLQPC2TF5R4NGH2IPS67W7WVA NoMore

    Pero yo creo que ni la campaña del NO, ni el pueblo ni NADIE, ha vencido a la dictadura. La dictadura está ominipresente en el alma del pueblo chileno, todos “hacemos desaperecer” lo que no está de acuerdo con nuestras ideas, sin jamás discutir o intentar enteder las ideas contrarias. Todos “disparamos sin asco”, a cualquiera que me contradiga. Todos tenemos como única meta en la vida, poder “comprar hartas cosas”. Todos somos chovinistas y nos creemos parientes de la Sharapova. Y la MAYORÍA votó por un gobierno de continuación de la dictadura, el único país pobre que conozco, que elige a la derecha!!!

    • 7_of_9

       Tal vez la derecha gana en Chile no por que un país pobre la elija,  si no por que es un pobre país…

  • Miguel Ossandón Durán

    Dió en el justo centro del asunto.  Como dijo alguien además en estos comentarios, la dictadura, su esencia no ha sido derrotada, para mal de todos.

    Y si bien la franja fue un arcoiris  que alentó, dio esperanzas y tal vez, significó perder el miedo a votar, claramente no fue lo decisivo en la larga y eterna tarea `por derrocar al dictador, que al final murio en su cama, como el otro, el español asesino, Franco.

    Entonces bien por la franja del No, como dice  Arriagada, no  fue unicamente obra de los publicistas, sino primordialmente de todo un equipo, liderado por polìticos que pusieron su creatividad en el proyecto.

    Mas aún, en política se habla de propaganda y no de publicidad, hasta en eso estamos equivocados.

    Entonces, ganó el No y después Aylwin, gracias a la vida, el trabajo,la renuncia, el sacrificio, el dolor, la esperanza de miles de chilenos que incluso dieron su vida e hipotecaron su futuro, por denunciar, reclamar, luchar contra el tirano.

    Esos, los anónimos hombres y mujeres, la mayoría jovenes entonces nuestro reconocimiento y respeto.

    Buen punto el suyo…real no más. Aunque a algunos no les guste, como no les  agradan tantas cosas…

  • Miguel Ossandón Durán

    Dió en el justo centro del asunto.  Como dijo alguien además en estos comentarios, la dictadura, su esencia no ha sido derrotada, para mal de todos.

    Y si bien la franja fue un arcoiris  que alentó, dio esperanzas y tal vez, significó perder el miedo a votar, claramente no fue lo decisivo en la larga y eterna tarea `por derrocar al dictador, que al final murio en su cama, como el otro, el español asesino, Franco.

    Entonces bien por la franja del No, como dice  Arriagada, no  fue unicamente obra de los publicistas, sino primordialmente de todo un equipo, liderado por polìticos que pusieron su creatividad en el proyecto.

    Mas aún, en política se habla de propaganda y no de publicidad, hasta en eso estamos equivocados.

    Entonces, ganó el No y después Aylwin, gracias a la vida, el trabajo,la renuncia, el sacrificio, el dolor, la esperanza de miles de chilenos que incluso dieron su vida e hipotecaron su futuro, por denunciar, reclamar, luchar contra el tirano.

    Esos, los anónimos hombres y mujeres, la mayoría jovenes entonces nuestro reconocimiento y respeto.

    Buen punto el suyo…real no más. Aunque a algunos no les guste, como no les  agradan tantas cosas…

  • http://www.facebook.com/hvillaprado Hector Villa Prado

    La TV,la propaganda (el NO incluido), la publicidad, todas manipulan con el objeto de inducir  al pueblo a lo que sus “creativos” desean. No les importa mentir, prometer ilusiones como cuando se aseguraba que vendría la alegría y el reencuentro de los chilenos. Bajo el arcoiris, la mayoría concertacionista-PC escondian odio, resentimientos, ambiciones y ansias de poder, instaurando en el país una nueva elite social de familias interrelacionadas.Ellos coparon los puestos claves para enriquecerse y controlar el poder económico, político e intelectual.
    Los cretivos del NO hoy son servidores de la economía de mercado, vendiendo como publicistas cualquier producto a los que tienen dinero  y de paso frustrando a quienes no lo tienen. De compromiso social, nada.
    El NO ganó no porque la mayoría de los chilenos deseara el término del gobierno de Pinochet, sino porque quienes hicieron la propaganda “vendieron mejor su pomada”.
       El señor García no conoce la realidad chilena, mejor se preocupara de la corrupción en su propio país, con un pueblo sometido por los poderosos políticos, de la riqueza y mafias de la droga

    • http://www.facebook.com/mario.p.cerpa Mario Pacheco Cerpa

      Hay que tener muy poca neurona para pensar que el No gano por la publicidad.El Si perdio por su publicidad que hizo durante 17 años de muertes, desapariciones y mentiras.Para que hablar de los robos del dictador que tenia las cuentas bancarias con distintos nombres un nombre por cada año de dictadura.Y para que nombrar a la lucia que era la mano negra metida en cema chile y mandando a pinochet a su antojo y robando lo mas que pudo.Asi que por esta exelente propaganda perdio el Si.

  • http://www.facebook.com/hvillaprado Hector Villa Prado

    La TV,la propaganda (el NO incluido), la publicidad, todas manipulan con el objeto de inducir  al pueblo a lo que sus “creativos” desean. No les importa mentir, prometer ilusiones como cuando se aseguraba que vendría la alegría y el reencuentro de los chilenos. Bajo el arcoiris, la mayoría concertacionista-PC escondian odio, resentimientos, ambiciones y ansias de poder, instaurando en el país una nueva elite social de familias interrelacionadas.Ellos coparon los puestos claves para enriquecerse y controlar el poder económico, político e intelectual.
    Los cretivos del NO hoy son servidores de la economía de mercado, vendiendo como publicistas cualquier producto a los que tienen dinero  y de paso frustrando a quienes no lo tienen. De compromiso social, nada.
    El NO ganó no porque la mayoría de los chilenos deseara el término del gobierno de Pinochet, sino porque quienes hicieron la propaganda “vendieron mejor su pomada”.
       El señor García no conoce la realidad chilena, mejor se preocupara de la corrupción en su propio país, con un pueblo sometido por los poderosos políticos, de la riqueza y mafias de la droga

    • http://www.facebook.com/mario.p.cerpa Mario Pacheco Cerpa

      Hay que tener muy poca neurona para pensar que el No gano por la publicidad.El Si perdio por su publicidad que hizo durante 17 años de muertes, desapariciones y mentiras.Para que hablar de los robos del dictador que tenia las cuentas bancarias con distintos nombres un nombre por cada año de dictadura.Y para que nombrar a la lucia que era la mano negra metida en cema chile y mandando a pinochet a su antojo y robando lo mas que pudo.Asi que por esta exelente propaganda perdio el Si.

  • RosayRicardo

    Es dificil no acordarse de las humillaciones,miedos,privaciones,cambios de domicilio,golpes ,detenciones,etc,etc,.Ante esta pelicula.

  • RosayRicardo

    Es dificil no acordarse de las humillaciones,miedos,privaciones,cambios de domicilio,golpes ,detenciones,etc,etc,.Ante esta pelicula.

  • http://www.facebook.com/cecilia.ruzortiz Cecilia Ruz Ortiz

     Intenté sacarme la sensación de fraude cuando salí del cine, recordándome que se trata sólo de una pelícual, de un director en particular, y con un equipo de excelencia bajo su dirección, “sin embargo, sin embargo”…
    Su factura, -sin ser impecable- está bien. Por suerte en el cine nacional ya pasó la época en que las falencias técnicas había que suplirlas con una mirada  condescendiente y ojalá no preguntar por ellas al director para no escuchar un “está pensado así…”. 
    Y el gusto a fraude se debe en parte a que NO intenta ser, con o sin intención, “LA” película sobre el plebiscito. Sin embargo, es una película que sólo nos habla de una campaña, y de dentro de ella, sólo de algunos aspectos de una campaña publicitaria. 
    El malestar se incrementa a medida que corren los minutos y se visualizan los recursos del documental, con el que se pretende dar veracidad a lo que se nos cuenta. Pero más allá de ser una opción que amplíe el horizonte del relato, lo limita, ya que exime al director de la responsabilidad de contarnos su propio punto de vista sobre los hechos (o es que es limitado?). Y cae en una trampa -sospecho de ninguna forma igenua- que es optar por vendernos en una campaña (la que cuenta el film), el discurso concertacionista concebido post elecciones: donde los reclamos de la izquierda a la dictadura se los delimita a derechos humanos, y donde, al mismo tiempo, personajes de la concertación reconocen los supuestos “avances económicos innegables” de la dictadura, como lo afirma un personaje en el film (ni una frase sobre catástrofes económicas? Nada de PEM, nada de POJ, nada de las “siete reformas”, del estado rescatando a la banca, nada de pobladores comiendose los perros en las poblaciones, nada de desnacionalización del cobre?). Y es que claro, la peli no se trata de eso, se trata de la camapaña del NO, se podría decir. Como si la conclusión forzada fuera “sin violaciones a los DDHH no habría habido progreso”, falacia perversa, conclusión falsa.
    Y si nos quedamos en la ficción, porqué no haber ahondado en la verdadera historia de la campaña del NO? En la ficción el director tiene derecho a inventar una historia, a imaginar, a cambiarla si quiere, arbitrariamente. Pero eso tampoco ocurre, no vemos mucho relato aquí. Incluso pareciera que la única forma de que el film “avance” en su progresión, es cambiando de paisajes, teniendo como soporte una misma conversación, (tipo de elipsis, economía de tiempo y espacio). Pero como se abusa de este recurso, a la tercera vez, nos damos cuenta, que la verdad es que los reiterados cambios de locaciones intentan suplir la falta de diálogo, de substancia… 
    “No”, no nos cuenta mucho, más que repetir el cuento en que “todos unidos lo borramos con un lápiz”… habría demasiadas cosas que contar sobre el plebiscito, lo que estuvo detrás: miles de personas entraron en listas negras por el sólo hecho de declararse por el No, tal vez ficcionar la transaca política-económica detrás de la frase “los gringos apoyan el NO” (no es extraño que Aylwin concesionaran el cobre por 100 años más, a megacapitales extranjeros, nada mas llegado al gobierno) aparte de las traciones políticas para imponer un proyecto, preámbulo de guerras sucias, delaciones y “Oficina”), pero claro, eso no es de la campaña… Tal vez entrar en la sala donde Pinochet pidió que Santiago se sitiara esa noche y a Gordon le dio un ataque, mientras carabineros ordenó a todos sus miembros usar uniforme esa noche, para que no los confundieran con comandos de extrema derecha, de civil, que ya habían dejado un par de muertos. Porqué no habernos expuesto a 10 segundos de radio, donde hasta el último minuto un locutor arengaba “señora, deje que los militares busquen a un comunista por usted”) Pero claro, eso habría significado “alejarse” de la campaña misma… Es verdad. 
    Un documental entonces, habría sido el formato más acertado, pero claro, un documental, de autor, implica siempre un punto de vista, adentrarse en aguas turbulentas… y ese no es el caso.
    Por último, la actuación. Alfredo Castro actúa igual que en Toni Manero (allí estaba genial), aquí sobra un poco el eterno tono de voz bajo, es el mismo, sólo que con un terno más caro y una tintura de pelo menos “punga”. Ella, Antonia Zegers, me pareció que en Post Mortem ya imitaba el personaje que Amparo Noguera hizo tan bien en Manero: displiscente, comedora de chicle, amargada, feucha, mal vestida. Aquí lo mismo, la misma mujer displiscente, de frases entrecortadas, mala madre (o poco maternal), no hay otro caracter femenino?
    En fin, “NO, la película”, se limita a tratar algunos aspectos de cómo se hizo la campaña publicitaria del NO. Hacerse otra espectativa, se corre el riesgo de vivir un fraude. Contar la historia del NO, el plebiscito, es una tarea pendiente.
     
    PD: cuando apareció Larraín (con tu notable película Tony M. que nos mostraba una mirada ausente en la filmografía nacional), yo pensé que podría sumar una mirada “traidora a su clase”, interesante, que nos mostrara ese mundo del que él viene y seguramente conoce: los personajes de la cultura UDI, los de “la Obra”, de esa beata que es capaz de defender en cámara a Caradima diciendo “dónde mete la cola el Maligno? En lo más sagrado, en nuestro Director Espiritual”, de esa gente que tiene el lucro como religión y piensa que los pobres deben aceptar “con goce” el camino que ha elegido El Señor para ellos. No hay un cineasta que nos hable de ese mundo. No hay un ‘enfant terrible” de la oligarquía nacional. Podría haber sido él. Eso sería interante, porque para versiones “políticamente correctas”, protectora de cayos, compañías de teatro dando funciones en el Palacio de la Moneda, y saltinbanquis en las campañas políticas, de eso, ya… hay muuucho.

    • ely roman ely roman

      Qué comentario más revelador e intenso.  Gracias por ello.

  • http://www.facebook.com/cecilia.ruzortiz Cecilia Ruz Ortiz

     Intenté sacarme la sensación de fraude cuando salí del cine, recordándome que se trata sólo de una pelícual, de un director en particular, y con un equipo de excelencia bajo su dirección, “sin embargo, sin embargo”…
    Su factura, -sin ser impecable- está bien. Por suerte en el cine nacional ya pasó la época en que las falencias técnicas había que suplirlas con una mirada  condescendiente y ojalá no preguntar por ellas al director para no escuchar un “está pensado así…”. 
    Y el gusto a fraude se debe en parte a que NO intenta ser, con o sin intención, “LA” película sobre el plebiscito. Sin embargo, es una película que sólo nos habla de una campaña, y de dentro de ella, sólo de algunos aspectos de una campaña publicitaria. 
    El malestar se incrementa a medida que corren los minutos y se visualizan los recursos del documental, con el que se pretende dar veracidad a lo que se nos cuenta. Pero más allá de ser una opción que amplíe el horizonte del relato, lo limita, ya que exime al director de la responsabilidad de contarnos su propio punto de vista sobre los hechos (o es que es limitado?). Y cae en una trampa -sospecho de ninguna forma igenua- que es optar por vendernos en una campaña (la que cuenta el film), el discurso concertacionista concebido post elecciones: donde los reclamos de la izquierda a la dictadura se los delimita a derechos humanos, y donde, al mismo tiempo, personajes de la concertación reconocen los supuestos “avances económicos innegables” de la dictadura, como lo afirma un personaje en el film (ni una frase sobre catástrofes económicas? Nada de PEM, nada de POJ, nada de las “siete reformas”, del estado rescatando a la banca, nada de pobladores comiendose los perros en las poblaciones, nada de desnacionalización del cobre?). Y es que claro, la peli no se trata de eso, se trata de la camapaña del NO, se podría decir. Como si la conclusión forzada fuera “sin violaciones a los DDHH no habría habido progreso”, falacia perversa, conclusión falsa.
    Y si nos quedamos en la ficción, porqué no haber ahondado en la verdadera historia de la campaña del NO? En la ficción el director tiene derecho a inventar una historia, a imaginar, a cambiarla si quiere, arbitrariamente. Pero eso tampoco ocurre, no vemos mucho relato aquí. Incluso pareciera que la única forma de que el film “avance” en su progresión, es cambiando de paisajes, teniendo como soporte una misma conversación, (tipo de elipsis, economía de tiempo y espacio). Pero como se abusa de este recurso, a la tercera vez, nos damos cuenta, que la verdad es que los reiterados cambios de locaciones intentan suplir la falta de diálogo, de substancia… 
    “No”, no nos cuenta mucho, más que repetir el cuento en que “todos unidos lo borramos con un lápiz”… habría demasiadas cosas que contar sobre el plebiscito, lo que estuvo detrás: miles de personas entraron en listas negras por el sólo hecho de declararse por el No, tal vez ficcionar la transaca política-económica detrás de la frase “los gringos apoyan el NO” (no es extraño que Aylwin concesionaran el cobre por 100 años más, a megacapitales extranjeros, nada mas llegado al gobierno) aparte de las traciones políticas para imponer un proyecto, preámbulo de guerras sucias, delaciones y “Oficina”), pero claro, eso no es de la campaña… Tal vez entrar en la sala donde Pinochet pidió que Santiago se sitiara esa noche y a Gordon le dio un ataque, mientras carabineros ordenó a todos sus miembros usar uniforme esa noche, para que no los confundieran con comandos de extrema derecha, de civil, que ya habían dejado un par de muertos. Porqué no habernos expuesto a 10 segundos de radio, donde hasta el último minuto un locutor arengaba “señora, deje que los militares busquen a un comunista por usted”) Pero claro, eso habría significado “alejarse” de la campaña misma… Es verdad. 
    Un documental entonces, habría sido el formato más acertado, pero claro, un documental, de autor, implica siempre un punto de vista, adentrarse en aguas turbulentas… y ese no es el caso.
    Por último, la actuación. Alfredo Castro actúa igual que en Toni Manero (allí estaba genial), aquí sobra un poco el eterno tono de voz bajo, es el mismo, sólo que con un terno más caro y una tintura de pelo menos “punga”. Ella, Antonia Zegers, me pareció que en Post Mortem ya imitaba el personaje que Amparo Noguera hizo tan bien en Manero: displiscente, comedora de chicle, amargada, feucha, mal vestida. Aquí lo mismo, la misma mujer displiscente, de frases entrecortadas, mala madre (o poco maternal), no hay otro caracter femenino?
    En fin, “NO, la película”, se limita a tratar algunos aspectos de cómo se hizo la campaña publicitaria del NO. Hacerse otra espectativa, se corre el riesgo de vivir un fraude. Contar la historia del NO, el plebiscito, es una tarea pendiente.
     
    PD: cuando apareció Larraín (con tu notable película Tony M. que nos mostraba una mirada ausente en la filmografía nacional), yo pensé que podría sumar una mirada “traidora a su clase”, interesante, que nos mostrara ese mundo del que él viene y seguramente conoce: los personajes de la cultura UDI, los de “la Obra”, de esa beata que es capaz de defender en cámara a Caradima diciendo “dónde mete la cola el Maligno? En lo más sagrado, en nuestro Director Espiritual”, de esa gente que tiene el lucro como religión y piensa que los pobres deben aceptar “con goce” el camino que ha elegido El Señor para ellos. No hay un cineasta que nos hable de ese mundo. No hay un ‘enfant terrible” de la oligarquía nacional. Podría haber sido él. Eso sería interante, porque para versiones “políticamente correctas”, protectora de cayos, compañías de teatro dando funciones en el Palacio de la Moneda, y saltinbanquis en las campañas políticas, de eso, ya… hay muuucho.

    • ely roman ely roman

      Qué comentario más revelador e intenso.  Gracias por ello.

  • http://www.facebook.com/cecilia.ruzortiz Cecilia Ruz Ortiz

     Intenté sacarme la sensación de fraude cuando salí del cine, recordándome que se trata sólo de una pelícual, de un director en particular, y con un equipo de excelencia bajo su dirección, “sin embargo, sin embargo”…
    Su factura, -sin ser impecable- está bien. Por suerte en el cine nacional ya pasó la época en que las falencias técnicas había que suplirlas con una mirada  condescendiente y ojalá no preguntar por ellas al director para no escuchar un “está pensado así…”. 
    Y el gusto a fraude se debe en parte a que NO intenta ser, con o sin intención, “LA” película sobre el plebiscito. Sin embargo, es una película que sólo nos habla de una campaña, y de dentro de ella, sólo de algunos aspectos de una campaña publicitaria. 
    El malestar se incrementa a medida que corren los minutos y se visualizan los recursos del documental, con el que se pretende dar veracidad a lo que se nos cuenta. Pero más allá de ser una opción que amplíe el horizonte del relato, lo limita, ya que exime al director de la responsabilidad de contarnos su propio punto de vista sobre los hechos (o es que es limitado?). Y cae en una trampa -sospecho de ninguna forma igenua- que es optar por vendernos en una campaña (la que cuenta el film), el discurso concertacionista concebido post elecciones: donde los reclamos de la izquierda a la dictadura se los delimita a derechos humanos, y donde, al mismo tiempo, personajes de la concertación reconocen los supuestos “avances económicos innegables” de la dictadura, como lo afirma un personaje en el film (ni una frase sobre catástrofes económicas? Nada de PEM, nada de POJ, nada de las “siete reformas”, del estado rescatando a la banca, nada de pobladores comiendose los perros en las poblaciones, nada de desnacionalización del cobre?). Y es que claro, la peli no se trata de eso, se trata de la camapaña del NO, se podría decir. Como si la conclusión forzada fuera “sin violaciones a los DDHH no habría habido progreso”, falacia perversa, conclusión falsa.
    Y si nos quedamos en la ficción, porqué no haber ahondado en la verdadera historia de la campaña del NO? En la ficción el director tiene derecho a inventar una historia, a imaginar, a cambiarla si quiere, arbitrariamente. Pero eso tampoco ocurre, no vemos mucho relato aquí. Incluso pareciera que la única forma de que el film “avance” en su progresión, es cambiando de paisajes, teniendo como soporte una misma conversación, (tipo de elipsis, economía de tiempo y espacio). Pero como se abusa de este recurso, a la tercera vez, nos damos cuenta, que la verdad es que los reiterados cambios de locaciones intentan suplir la falta de diálogo, de substancia… 
    “No”, no nos cuenta mucho, más que repetir el cuento en que “todos unidos lo borramos con un lápiz”… habría demasiadas cosas que contar sobre el plebiscito, lo que estuvo detrás: miles de personas entraron en listas negras por el sólo hecho de declararse por el No, tal vez ficcionar la transaca política-económica detrás de la frase “los gringos apoyan el NO” (no es extraño que Aylwin concesionaran el cobre por 100 años más, a megacapitales extranjeros, nada mas llegado al gobierno) aparte de las traciones políticas para imponer un proyecto, preámbulo de guerras sucias, delaciones y “Oficina”), pero claro, eso no es de la campaña… Tal vez entrar en la sala donde Pinochet pidió que Santiago se sitiara esa noche y a Gordon le dio un ataque, mientras carabineros ordenó a todos sus miembros usar uniforme esa noche, para que no los confundieran con comandos de extrema derecha, de civil, que ya habían dejado un par de muertos. Porqué no habernos expuesto a 10 segundos de radio, donde hasta el último minuto un locutor arengaba “señora, deje que los militares busquen a un comunista por usted”) Pero claro, eso habría significado “alejarse” de la campaña misma… Es verdad. 
    Un documental entonces, habría sido el formato más acertado, pero claro, un documental, de autor, implica siempre un punto de vista, adentrarse en aguas turbulentas… y ese no es el caso.
    Por último, la actuación. Alfredo Castro actúa igual que en Toni Manero (allí estaba genial), aquí sobra un poco el eterno tono de voz bajo, es el mismo, sólo que con un terno más caro y una tintura de pelo menos “punga”. Ella, Antonia Zegers, me pareció que en Post Mortem ya imitaba el personaje que Amparo Noguera hizo tan bien en Manero: displiscente, comedora de chicle, amargada, feucha, mal vestida. Aquí lo mismo, la misma mujer displiscente, de frases entrecortadas, mala madre (o poco maternal), no hay otro caracter femenino?
    En fin, “NO, la película”, se limita a tratar algunos aspectos de cómo se hizo la campaña publicitaria del NO. Hacerse otra espectativa, se corre el riesgo de vivir un fraude. Contar la historia del NO, el plebiscito, es una tarea pendiente.
     
    PD: cuando apareció Larraín (con tu notable película Tony M. que nos mostraba una mirada ausente en la filmografía nacional), yo pensé que podría sumar una mirada “traidora a su clase”, interesante, que nos mostrara ese mundo del que él viene y seguramente conoce: los personajes de la cultura UDI, los de “la Obra”, de esa beata que es capaz de defender en cámara a Caradima diciendo “dónde mete la cola el Maligno? En lo más sagrado, en nuestro Director Espiritual”, de esa gente que tiene el lucro como religión y piensa que los pobres deben aceptar “con goce” el camino que ha elegido El Señor para ellos. No hay un cineasta que nos hable de ese mundo. No hay un ‘enfant terrible” de la oligarquía nacional. Podría haber sido él. Eso sería interante, porque para versiones “políticamente correctas”, protectora de cayos, compañías de teatro dando funciones en el Palacio de la Moneda, y saltinbanquis en las campañas políticas, de eso, ya… hay muuucho.