La encuesta del diario la Tercera que otorga a Michelle Bachelet una sólida mayoría de un 42% contra un 15% de Golborne y un 60% contra un 32% cuando ambos se enfrentan directamente, da cuenta que la estrategia de ataques y descalificaciones de la derecha contra la ex mandataria fracasó y que lejos de aminorar la fuerza de Bachelet esta victimización robustece su presencia en el sentimiento y en la opinión de los chilenos.
Golborne, pese a una incisiva campaña comunicacional y a un despliegue de inauguraciones y anuncios de obras del MOP y del gobierno en diversos lugares del país, baja un 2 % respecto de la misma encuesta del mes anterior.
Lo que ocurre, es que una parte de la ciudadanía capta que hay una instrumentalización del cargo ministerial en clave electoral y ello puede comenzar a afectar mas severamente a un ministro que no tiene apoyo partidario ni historia de servicio público, que no está en la memoria en los chilenos por su rol anterior y que adolece de total experiencia política.
Golborne es fuerte en marketing empresarial y utiliza este tipo recursos, que en política pueden resultar en el corto plazo pero que si no van revestidos de sustancia de ideas y de redes en la sociedad, pueden debilitarse y consumirse rápidamente.
Además, mientras mas aparezca Golborne “apañado” por la UDI eso puede afectar su apoyo en el electorado independiente que actualmente canaliza y algo de ello ya se observa en esta encuesta. Con todo Golborne es el mejor situado en todos los rankings de la derecha, aun cuando Allamand muestra una tendencia al crecimiento y de haber primarias para definir el candidato del sector, que Golborne y la UDI no desean, puede ser un factor importante en un resultado que aún no está escrito.
Parisi crece al 10% y se observa que canaliza la baja de 2% que experimentan, Golborne y Enríquez Ominami. Sin duda la total desconexión de su candidatura con el espectro político, le permite galvanizar mejor el mensaje del candidato independiente, crítico de los partidos y de la política, y fruto de ello es que su aumento afecta, como planteo,a Golborne y a Enríquez Ominami – que mantiene una adhesión expectante pero sin representar ya una novedad – y sepulta, hasta ahora, los esfuerzos de Andrés Velasco de situarse en este nicho.
Velasco es afectado con el crecimiento de Parisi y su estudiada maniobra contra los políticos y las malas prácticas no tuvo el efecto eclactante que el ex ministro esperaba.
Velasco adolece de suficiente credibilidad para presentarse como ajeno a los códigos, buenos y pésimos de la política y a los límites de la experiencia Concertacionista toda vez que no solo fue ministro de Hacienda de Bachelet sino que estuvo, en diversos cargos, los 20 años de los gobiernos del bloque democrático.
Cada propuesta social o ambiental que Velasco lanza al ruedo de ideas se ve confrontada con el hecho de que él mismo, como ministro o asesor, apareció como un obstáculo para que dichas políticas de cambio se concretaran.
Conciente de esto Velasco escoge, estudiadamente con su asesores de imagen, remecer el ambiente político con sus denuncias de malas prácticas y con el antipartidismo, pero en este último surco, al menos en esta encuesta, la gente le cree más a Parisi que al ex ministro concertacionista.
Parisi se beneficia, por el momento, de la ambigüedad. Aparece como candidato opositor en consecuencia que votó por Piñera y por ideología e historia es un hombre de derecha.
Por ello, quienes hoy lo marcan en la encuesta es gente proclive a la Alianza, que lo reconocen como un díscolo de la derecha. Si anuncia que no participará de la primaria de la oposición, tal como ya lo ha adelantado, y que concurrirá a la primera vuelta, Parisi puede transformarse en el MEO de la derecha, perjudicar de paso al propio Enríquez Ominami, pero esencialmente dispersar votos de ese sector.
Un dato de esta encuesta parece avalar esta predicción es que sumadas las adhesiones de Golborne, Allamand y Longueira la derecha llega a sólo un 26% contra un 48% de la suma de Bachelet, Velasco, Lagos Weber y Orrego y , por tanto, es claro que el 10% de Parisi por el momento se carga a la derecha.
Bachelet, ¿viento en popa? Sí, en la adhesión ciudadana y ella deberá hacer de la ciudadanía y de su compromiso con el mundo social en materia de los cambios programáticos el centro de su preocupación. Bachelet debe encabezar a la ciudadanía en sus exigencias de transformaciones de fondo que el país reclama.
El principal límite de su opción, si ella decidiera ser candidata, es la falta de renovación, el ensimismamiento, los desacuerdos, las amenazas absurdas de achicar a los “puros” la futura alianza, que actualmente cruzan el debate de los partidos de la Concertación por la Democracia.
Bachelet requiere de una nueva alianza política y social que de una señal clara que ella no será la quinta Presidenta de la Concertación, sino la primera de una nueva época de la política, de las comunicaciones, de los derechos, del anhelo de participación de la ciudadanía y que está marcada por el agotamiento del neoliberalismo y la crisis del sistema político chileno.
El gran desafío es que los dirigentes de la Concertación entiendan que si bien “lo viejo se resiste a morir y lo nuevo aún no nace”, hay que apostar al futuro.
Al fin las coaliciones no son objetivos en sí mismas y ellas nacen y se despliegan en la sociedad de acuerdo a los objetivos a enfrentar y a la época en que se desenvuelven.
Esta no es la del enfrentamiento a Pinochet y de la transición, es la época de cambios del siglo XXl que moviliza a las plazas Tharir en diversos continentes y es esa la alianza que Bachelet necesita para ganar y para gobernar.
El retraso en construir esta nueva coalición puede afectar el liderazgo de Bachelet ya que las sociedades no se gobiernan solo con un liderazgo por fuerte, querido, emblemático y capaz que este sea.
Se requiere un bloque sólido, mayoritario, de centroizquierda y ciudadanía, y un programa progresista debatido con el país. Si ello no ocurre, esta nítida fotografía de esta encuesta y de todas las otras, se puede debilitar.
¿Están de acuerdo?