El debate por el cambio del binominal ha entrado en un estado de latencia. En efecto, la intensidad la observamos durante los últimos meses del año pasado y en enero del presente.
Durante esa fase no sólo asistimos a la presentación de una propuesta de la Concertación, sino también al acuerdo de los parlamentarios de RN y al pacto por reformas políticas entre ese partido y la DC.
En ese escenario se consolidaba un amplio acuerdo para modificar el binominal y avanzar hacia un sistema electoral proporcional corregido. Sin embargo, faltaban dos invitados a la mesa: la UDI y el Gobierno. El impulso se detuvo.
¿Por qué se estancó el debate? Hay tres posibles respuestas. La primera se vincula con que las coyunturas políticas se suceden con tanta rapidez que los temas, los debates y los conflictos políticos van perdiendo actualidad en lapso de días y semanas. En segundo lugar, encontramos la voluntad política. Y en tercer lugar, los cálculos que cada sector hace para avanzar o frenar los proyectos en discusión reales o potenciales.
De ese modo, vemos como la sucesión de coyunturas, la voluntad de los actores y los cálculos que hacen las fuerzas políticas son los elementos que explican el estado actual de latencia en el que se encuentra el debate por cambiar el binominal.
¿A quién le conviene esta postergación? Si bien, tanto la Concertación como la Alianza se han beneficiado en una u otra elección con la “lógica excluyente del binominal” no todos los partidos del duopolio están por mantener la fórmula del empate.
Hoy, es la UDI el único partido político que está por seguir con el “mayoritario binominal”.La razón que dan, es que es el mejor sistema para la gobernabilidad y la estabilidad política de Chile. Se ha pensado por mucho tiempo que ha sido el partido que más se ha beneficiado con el sistema electoral y que dicha situación explicaría su porfía política para avanzar hacia un cambio. Los datos muestran lo contrario.
Las cifras revelan que mientras la UDI se mantuvo en una posición de minoría frente a RN sus beneficios electorales fueron nulos. Al contrario, cuando logran su expansión desde el 2001 comienzan a palpar los privilegios que el sistema genera.
Se observa que el “duopolio binominal” obtiene a nivel de pacto desde el ’89 un subsidio electoral de 64 diputados y 12 senadores. De ese total, la derecha se queda con 33 diputados y 10 senadores.
Al analizar lo que ocurre al interior de cada partido se observan las mayores distorsiones del sistema; al punto, que el subsidio aumenta de 33 a 40. En ese contexto, RN ha sido el partido más beneficiado de la derecha. Así, la UDI se queda con 17, RN con 20 y los independientes con 3.
Hay dos fases muy claras. La primera cubre las tres primeras elecciones (´89, ´93 y ´97) y la segunda las últimas tres (´01, ´05, ´09). Mientras en la primera fue la UDI el partido minoritario, en la segunda ese lugar lo pasa a ocupar RN. De hecho, en esas tres primeras elecciones el gremialismo no tuvo subsidio. Sí, parece increíble.
La UDI en el ’89 obtiene el 12,82% de los votos y una representación de 11 diputados. Uno menos de lo que debió tener. En el ’93 y en el ’97 hay un equilibrio entre lo que debió tener y lo que obtuvo al coincidir sus votos con sus escaños.
Al contrario, los beneficios iniciales de RN fueron arrolladores. En el ’89 tiene un subsidio de 7, en el ’93 de 9 y en el ’97 de 3 diputados. Este hecho explica el interés que tuvo la UDI por cambiar el binominal a principios del dos mil.
Las tres últimas elecciones. En este período, la UDI obtiene un subsidio de 17 asientos y RN sólo logra un escaño de regalo. Por tanto, al interior del pacto se han generado las condiciones para que hoy sea RN el partido que está interesado en cambiar el binominal.
En efecto, mientras no hubo beneficio en subsidio electoral y el partido estaba estancado en su representación se abrían a la posibilidad de modificar el “mayoritaria binominal”. Es lo que hizo la UDI en un primer momento.Cuando esas condiciones cambiaron se cerraron a esa posibilidad.Llegó el turno de RN. Ahora, que el binominal no les genera ningún beneficio electoral están abiertos a su cambio.
Entonces, para la derecha ¿cambiar el binominal es una cuestión de convicción democrática o un mero cálculo político-electoral?
La convicción democrática entiende que un voto tiene el mismo peso político para todos y cada uno de los ciudadanos. El modelo que mejor asegura ese principio es el sistema proporcional. Los datos empíricos muestran que el binominal a la chilena genera todo tipo de distorsiones que terminan torciendo la voluntad del Soberano.
¿Es posible que en nombre de la gobernabilidad se vulnere la igualdad del voto, los deseos y las demandas de los ciudadanos?
Hoy los votos en el parlamento para modificar el binominal están suponiendo que RN se suma al cambio.
Lo que falta es el proyecto y la voluntad del ejecutivo. Los tiempos políticos y las urgencias de la coyuntura generan las condiciones para que en las parlamentarias del próximo año se realicen nuevamente bajo la “lógica binominal”. Y ello, aunque los partidos de la Concertación ingresen al parlamento el anunciado proyecto.