El Presidente de la DC, Senador Ignacio Walker, ha acusado al PPD y al PR de “adulterio político” en virtud del pacto a concejales que estos partidos han concretado con el PC.
El Vicepresidente de la DC, diputado Fuad Chahín, más rudimentario en sus dichos, ha planteado “si estos partidos se quieren ir de la Concertación es un tema de ellos”. En tanto, el Presidente del PS, diputado Osvaldo Andrade ha expresado sorpresa, malestar y ha llamado a la responsabilidad para evitar “dramáticas” consecuencias.
Ambos partidos, han anunciado, como una especie de presión, amenaza y reprimenda hacia el PPD, el PR y el PC que llevarán lista municipal, parlamentaria y candidato presidencial único, adoptando una decisión apresurada respecto de un tema que como el presidencial está en otro contexto, que requiere acuerdos programáticos, proyecto de país y primarias democráticas para definirlo y que no puede ser mezclado con la conformación de los subpactos a nivel de concejales municipales.
Se trata, a todas luces, de una reacción desmedida y bastante incongruente, dado que el primer partido que conversó con el PC una posible alianza a concejales fue el PS.
El PC estuvo disponible a participar del subpacto DC y PS – por tanto tampoco se le puede acusar de ser parte de una maniobra para aislar a la DC – y éste no se concretó sólo porque no había ambiente en la DC y la dirección socialista terminó por desestimarlo dando, de paso, una señal de que privilegia su relación con la DC por sobre cualquier otra.
No podría ser, entonces, que la posibilidad de un pacto con el PC pudiera ser posible solo en la medida que este lo conformara con el PS y la DC y se transformara, en cambio, en la consideración de estos dirigentes, en un elemento de quiebre de la Concertación y de escándalo político si es que el mismo pacto fuera concretado por el PPD y el PR.
En un caso se trataría de una relación virtuosa, en el otro de una irresponsabilidad política, de un pecaminoso “adulterio político”, como clama el Presidente de la DC.
Huelga decir, que los acuerdos que el propio senador Ignacio Walker ha emprendido con la Mesa de Renovación Nacional, completamente al margen de los demás partidos de la Concertación, para intentar llevar adelante las reformas políticas nunca ha sido descalificado por el PPD, el PR o el propio PC dado que todos estimamos que dichos contactos pueden ser positivos en la medida que contribuyan al tema de fondo: abrir paso al fin del binominalismo que tanto daño causa a la democracia chilena.
Lo cierto, es que el PPD y el PR, al construir una lista común con el PC a concejales, actúan plenamente en el marco de los acuerdos de la Concertación de trabajar por su ampliación y por la convergencia de toda la oposición y fruto de lo cual ha sido suscrito el acuerdo con el PC, y otros sectores de la izquierda, para llevar un candidato único a alcalde de la oposición en todo el país.
Es más, el espíritu del acuerdo de la Concertación fue que no se podía pactar con sectores que no fueran parte del acuerdo a alcaldes y, por ende, el construir un subpacto del PPD, PR, PC entra plenamente en el ámbito del entendimiento de la Concertación.
Por tanto, si la política de alianzas a nivel de alcaldes es ir más allá de la Concertación, parece un contrasentido que se incrimine al PPD y al PR por aplicarla también a nivel de concejales, cuando con ello se busca el mismo propósito: optimizar la votación, impedir la dispersión, elegir más concejales de la Concertación y de toda la oposición y ganar las elecciones municipales a la derecha.
Es un aporte a la Concertación y a la unidad de la oposición el que se conforme un subpacto que incluya al PC y a otros sectores de la izquierda. No entenderlo así es solo sinónimo de una repentina ceguera política que anhelo sea solo pasajera.
Hay que despejar los fantasmas. Detrás de este subpacto PPD, PR, PC a concejales no hay una amenaza ni de poner fin de manera unilateral a la Concertación, ni de aislar a la DC.
El PPD ha planteado a sus aliados y al país que en el nuevo escenario político y social que vivimos, y que comporta el cierre de un ciclo histórico, es necesario ir más allá de la Concertación y ampliar la alianza no sólo hacia otras fuerzas de izquierda sino también a las nuevas formas de organización que surgen en una sociedad civil que ha instalado un fuerte protagonismo.
En lo sustantivo, en la Concertación se ha ido abriendo paso una visión común que ha permitido el acuerdo amplio a nivel de alcaldes y ello simplemente se refuerza si estas fuerzas participan también de un pacto a nivel de concejales.
El que se hable de un Frente Amplio de Izquierda como posibilidad de nombre para el subpacto a concejales PPD, PR, PC, no implica constituir un bloque político programático que reemplace la alianza histórica de la centroizquierda.
Seamos claros: no hay posibilidad de un proyecto progresista de futuro para Chile sin la alianza entre la DC y la izquierda en sus más diversos componentes.
Pretender reemplazar a la Concertación por un “Frente de Izquierda” sería renunciar no solo a ganar las próximas elecciones presidenciales sino, también, a formular un proyecto progresista de cambios con capacidad real de disponer de una mayoría social y política que desde el poder lo concrete.
Ya el país vivió el drama de la separación de las fuerzas progresistas que fue uno de los elementos que posibilitó el golpe militar y la instalación de la dictadura. Todos aprendimos que los grandes cambios se hacen con mayorías sólidas que hoy, sin embargo, no son sólo políticas sino que deben incorporar activamente a la ciudadanía.
Pero tampoco se viabiliza este objetivo si petrificamos la Concertación y se impide que ella de un salto de calidad, se reformule, amplíe, recoja, en su composición y en sus lineamientos programáticos, los cambios que experimenta Chile y el mundo.
En esta perspectiva, son valorables los juicios que formula el Vicepresidente de la DC diputado Jorge Burgos que junto a desdramatizar la conformación del demonizado subpacto llama a actuar de manera inteligente y a preservar el acuerdo de centroizquierda que, coincidimos, es lo mejor para el país.
Se requiere serenidad y visión de futuro. Ya está establecido en la Concertación que será el camino de las primarias democráticas el que defina el o la candidata presidencial y a este criterio se han sumado la mayoría de las fuerzas de oposición.
Es un grave error político el mezclar la elección de concejales con la definición presidencial y más aún que dos partidos anuncien que proclamarán un candidato único, colocando en cuestión todo lo ya resuelto positivamente sobre el tema presidencial.
Debiera ser la dirección del PS la primera en preservar el acuerdo más amplio de la oposición para realizar las primarias, para construir una propuesta de cambios avanzados para Chile y para que se galvanice, con la mayor unidad política, lo que quieren los chilenos : que Michelle Bachelet vuelva a ser presidenta del país.