02 feb 2012

Evelyn, who’s gonna ride your wild horses?

El duopolio de la prensa escrita y el oligopolio de los medios televisivos han sido incapaces de reconocer públicamente, lo que a todas luces quienes siempre hemos tenido en nuestra agenda aumentar la participación social, económica y política de las mujeres vemos en las encuestas de opinión pública: la emergencia de una mujer con voluntad de poder y una ciudadanía que la reconoce y aprueba fuertemente.

En la última encuesta Adimark, la ministra Evelyn Matthei tiene una aprobación de un 74% del 96% de los/as encuestados que dicen conocerla, mientras que a la ministra Carolina Schmidt le  aprueba su gestión un 78% de un 59% de los encuestados que la ubican.

A simple vista y análisis Matthei debiera estar por las nubes, sin embargo, el maquillaje de Schmidt -que bien merecería un Oscar a esta altura- captura la atención de la agenda de los medios.

Algunos analistas han caído rendidos frente a este 78%, e incluso los más susceptibles al maquillaje de un repatriarcalizado SERNAM dicen que se debe a políticas pro igualdad y equidad entre hombres y mujeres.

Qué lejos está SERNAM de generar este tipo de política hoy en día, aplaudiendo y promoviendo el trabajo precario en las mujeres, generando leyes truchas que hacen a las mujeres renunciar a derechos laborales (que por sí son irrenunciables), contribuyendo con campañas a imaginarios discriminatorios y que despojan de poder a las mujeres que han debido disputar históricamente sus cuerpos con el patriarcado e instituciones funcionales a el, como el Estado y las Iglesias.

¿Qué dirían Elena Caffarena, Olga Poblete, Julieta Kirkwood de este tipo de análisis que ven la lucha por la emancipación de las mujeres en simples maquillajes marketeros de la derecha?

Si bien la hipocresía y el cinismo ya no son elementos preciados en las prácticas políticas (nunca habíamos escuchado a líderes de un movimiento decirle en su cara a una senadora designada que no tenía legitimidad para sentarse en una mesa a dialogar sobre una problemática determinada) muchos políticos lo siguen considerando valioso en su actividad.

Por otro lado, aquellos que se manifiestan honestamente desde sus intereses, son peligrosos y nadie quisiera cabalgar en sus caballos salvajes. Porque un caballo salvaje es chúcaro, no recibe órdenes, si hablara y opinara contra alguna acción de su “líder” jamás se desdeciría, etc.

Matthei cometió el error de abrir la puerta y legitimar algunas de las múltiples razones que tenemos las mujeres a la hora de decidir la interrupción de un embarazo, zafando absolutamente los marcos interpretativos de su colectividad conservadora y clerical.

Podría haber optado por no dar la discusión, no mostrarse favorable a las mujeres, sin embargo “dijo cosas que no debía, quedando fuera del alcance” de la UDI.

Ohhh Evelyn, “…You’re dangerous, ‘cos you’re honest… You’re dangerous, ‘cos you (don’t) know what you want…”. Y sí que sabes lo que quieres, pero otros/as no están dispuestos a dártelo…

Muy diferente es lo realizado por la ministra Carolina Schmidt quien celebra con frenesí la aprobación de un proyecto de Ley del Día del no nacido, que claramente le da la espalda a las mujeres y les niega su legítima autonomía sobre las decisiones que pueden tomar sobre sus cuerpos.

Sin embargo esta acción la hace merecedora de un apoyo potente de su colectividad política, por ende de los medios de comunicación que bailan al ritmo de ésta.

Sin ganas de hacer una apología a una mujer de derecha, ni menos de reconocer en ella el ideario emancipatorio de la izquierda -en particular el socialista para las mujeres y los hombres- debo reconocer que si hay alguien que junto a Karla Rubilar entendió algunos elementos básicos para el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres, fue Matthei.

Who’s gonna ride your wild horses, Evelyn… dudo honestamente que la derecha chilena lo quiera… prefieren levantar becerros de oro, antes que reconocer que la gente reconoce tu trabajo, tu honestidad de clase (aunque clasista) y de género (aunque limitada).

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  • Anónimo

    No estoy de acuerdo con la columna, aunque respeto su postulado. No creo que podamos llegar a decir que la hoy ministra esté recorriendo senderos progresistas y que éso le trae o traerá problemas con el sector al que pertenece.
    Si la ministra  ”entiende” algunos mecanismos básicos, como se expone acá, es sólo por marketing político, sólo una táctica comunicacional propia de una cartera a la que se le designó  en base a una estrategia.
    Tuve la posibilidad de trabajar en el Senado y escuché muchos martes las intervenciones de la senadora Matthei. La mayoría de ellas eran de un fascismo político inaceptable, en lo que se refiere a derechos políticos, sociales u económicos y que son desconocidas para los que siguen los medios. 
    Esas intervenciones no son publicados ni cubiertas por los medios que trabajan el Senado. Ya sea porque quienes cubren el área han perdido el asombro frente a las barbaridades que dicen los honorables de derecha, o porque sencillamente no se permiten publicar por línea editorial.
    De ahí que una actual ministra del trabajo fiscalizadora y denunciando injusticias laborales, sea una comedia de tan mal gusto.
    La senadora Matthei cierta tarde de 2009 ( habría que buscar en las actas  de la corporación el día exacto que no recuerdo) señaló, mientras se trataba un importante proyecto relativo a DDHH, que la gente que pertenecía a ese mundo la tenía harta porque se trataba de seres deleznables que habían usufructuado económicamente por años haciéndose las víctimas y que también la tenían asqueada porque no dejaban que su papá pudiera salir del país. 
    Para mí y de seguro para las víctimas de la dictadura, éso equivale a relativizar el holocausto judío. Ah, y por supuesto ella fue gran defensora de la postulación a la Corte Suprema del Sr Pfeiffer otro famoso defensor de los crímenes nazis.
    La de esa tarde fue una intervención que a muchos nos dejó pasmados por su virulencia y odiosidad, muy propia de la que exhibió su padre en el ejercicio de su mando en una junta responsable de la muerte y tortura de miles de chilenos. Por algo será que la justicia internacional relativa a DDHH querría echarle guante a su progenitor si se le ocurre ir de vacaciones a provincias Bávaras.
    Los que la oímos por años en el hemiciclo no olvidamos sus violentas y ofensivas intervenciones como las de esa tarde. Ni mencionar cuando defendió que le hayan quitado a los jubilados su 10% en dictadura cuando se trató el proyecto respectivo.
    Si los chilenos hubieran pasado por el hemiciclo en estas dos décadas, escuchando lo que realmente son estos personajes, la UDI no existiría como primer partido del país en el parlamento, Piñera no sería Presidente, ni Bachelet sería tan popular, se los aseguro.
    Llamo a atarse al mástil y a no oír cantos de sirenas de defensores acérrimos de la peor dictadura de la Historia de nuestro país.
    Me da entre pena y repulsión ver cómo los medios y las personas arrastradas por esa influencia llegan a poder pensar que alguien como la hija de ese general funesto podrían albergar un gramo de democracia y humanidad.
    Veo que el blanqueo político de estos actores ha sido muy efectivo.

  • RodrigoQuintana

    No estoy de acuerdo con la columna, aunque respeto su postulado. No creo que podamos llegar a decir que la hoy ministra esté recorriendo senderos progresistas y que éso le trae o traerá problemas con el sector al que pertenece.
    Si la ministra  ”entiende” algunos mecanismos básicos, como se expone acá, es sólo por marketing político, sólo una táctica comunicacional propia de una cartera a la que se le designó  en base a una estrategia.
    Tuve la posibilidad de trabajar en el Senado y escuché muchos martes las intervenciones de la senadora Matthei. La mayoría de ellas eran de un fascismo político inaceptable, en lo que se refiere a derechos políticos, sociales u económicos y que son desconocidas para los que siguen los medios. 
    Esas intervenciones no son publicados ni cubiertas por los medios que trabajan el Senado. Ya sea porque quienes cubren el área han perdido el asombro frente a las barbaridades que dicen los honorables de derecha, o porque sencillamente no se permiten publicar por línea editorial.
    De ahí que una actual ministra del trabajo fiscalizadora y denunciando injusticias laborales, sea una comedia de tan mal gusto.
    La senadora Matthei cierta tarde de 2009 ( habría que buscar en las actas  de la corporación el día exacto que no recuerdo) señaló, mientras se trataba un importante proyecto relativo a DDHH, que la gente que pertenecía a ese mundo la tenía harta porque se trataba de seres deleznables que habían usufructuado económicamente por años haciéndose las víctimas y que también la tenían asqueada porque no dejaban que su papá pudiera salir del país. 
    Para mí y de seguro para las víctimas de la dictadura, éso equivale a relativizar el holocausto judío. Ah, y por supuesto ella fue gran defensora de la postulación a la Corte Suprema del Sr Pfeiffer otro famoso defensor de los crímenes nazis.
    La de esa tarde fue una intervención que a muchos nos dejó pasmados por su virulencia y odiosidad, muy propia de la que exhibió su padre en el ejercicio de su mando en una junta responsable de la muerte y tortura de miles de chilenos. Por algo será que la justicia internacional relativa a DDHH querría echarle guante a su progenitor si se le ocurre ir de vacaciones a provincias Bávaras.
    Los que la oímos por años en el hemiciclo no olvidamos sus violentas y ofensivas intervenciones como las de esa tarde. Ni mencionar cuando defendió que le hayan quitado a los jubilados su 10% en dictadura cuando se trató el proyecto respectivo.
    Si los chilenos hubieran pasado por el hemiciclo en estas dos décadas, escuchando lo que realmente son estos personajes, la UDI no existiría como primer partido del país en el parlamento, Piñera no sería Presidente, ni Bachelet sería tan popular, se los aseguro.
    Llamo a atarse al mástil y a no oír cantos de sirenas de defensores acérrimos de la peor dictadura de la Historia de nuestro país.
    Me da entre pena y repulsión ver cómo los medios y las personas arrastradas por esa influencia llegan a poder pensar que alguien como la hija de ese general funesto podrían albergar un gramo de democracia y humanidad.
    Veo que el blanqueo político de estos actores ha sido muy efectivo.

  • http://twitter.com/FoxWolfLand José Cabezas

    Ambos casos mencionados en esta columna, se trata de un cuidadoso maketing tendiente a mejorar la imagen pública. No podemos ser naïf y creernos el cuento.

  • http://twitter.com/FoxWolfLand José Cabezas

    Ambos casos mencionados en esta columna, se trata de un cuidadoso maketing tendiente a mejorar la imagen pública. No podemos ser naïf y creernos el cuento.