Los ciclos de los procesos políticos, sociales e históricos no coinciden con la cronología común de los años ni siglos. Sin embargo, no podemos desconocer que, por lo menos para el caso de nuestro país hay ciertas fechas y meses que influyen en la dinámica del acontecer político.
En esa dirección, nos encontramos con los meses de verano (diciembre-febrero), septiembre (pre y pos 18) o los intensos meses que se prolongan entre mayo y agosto que se han caracterizado históricamente por fuertes jornadas de movilización. En efecto, durante el 2011 fueron los que mostraron la mayor intensidad en la que los estudiantes fueron la vanguardia de un proceso que ha entrado en latencia para despertar en los próximos meses y seguir movilizando a la sociedad en su conjunto.
Empezamos el 2012. En marzo el gobierno de Piñera cumple dos años y llega a la mitad de su gestión. Comienzan los descuentos para su “desalojo” o continuidad y los cálculos políticos para dos años que se vienen complejos en términos políticos, económicos y electorales.
En efecto, este año tocan las municipales que no sólo inauguran el nuevo padrón electoral (como consecuencia de la inscripción automática), sino también son el primer apronte para las presidenciales y parlamentarias del 2013. Al mismo tiempo, son un momento fundamental para la evaluación final del gobierno.
Serán, sin duda, dos años tan complejos como el primer tiempo de su gestión.
Los dos primeros estuvieron marcados por a) la reconstrucción, b) la instalación y el aprendizaje (del gobierno y oposición), c) los permanentes conflictos de intereses de sus colaboradores en general y Piñera en particular, d) la reestructuración de los partidos para la nueva fase, e) la búsqueda de un relato, f) la sostenida baja en las encuestas (desde finales del 2010) y g) el despertar y malestar ciudadano.
Hechos, que ha terminado debilitando al gobierno y poniendo en duda su continuidad.
¿Qué caracterizará éstos dos últimos años de administración Piñera? El segundo tiempo se inicia con la presión que genera sobre el gobierno en particular y el sistema político en general “la Era de las Reformas”.
Sin duda, se trata de un elemento que va cruzar la acción política y legislativa de estos años y formara parte del debate presidencial futuro. Por lo menos, eso ocurrirá con la Reforma Tributaria y con algunas reformas políticas en las que no se logre avanzar durante este 2012 o se haga “a medias” y se conformen con el “peor es nada”; por ejemplo, nueva Constitución y Binominal.
Junto a esta presión y exigencia política de alto impacto aparece un conjunto de escenarios que generarán un segundo tiempo muy complejo.
Entre ellos; a) la coyuntura electoral, b) la crisis económica mundial, c) el segundo tiempo de la movilización social-ciudadana, d) los estudiantes, e) recuperar la credibilidad y confianza de la clase política y f) re-lanzamiento agenda social.
Veamos cada coyuntura de manera breve
Escenario electoral. Se nos vienen dos años electorales llenos de incertidumbre; sobre todo, si se logra articular una tercera fuerza o la unidad opositora. Empezamos con las municipales y terminamos con las presidenciales.
Son elecciones que van a estar marcadas fuertemente por el nuevo padrón electoral, la gestión de la crisis económica internacional, el avance en las reformas políticas y económicas y las respuestas que se den al movimiento social en general y estudiantil en particular.
Crisis económica. El escenario económico y político internacional está turbulento. Sus efectos en Chile ya se sienten; en términos políticos, los sucesos de África del Norte y la expansión de los indignados han motivado y fortalecido la movilización ciudadana local.
En términos económicos, el primer efecto se verá en un menor dinamismo de la economía y sus consecuencias sobre el empleo, en una alza de los precios de la canasta básica, en una baja en la rentabilidad de los fondos de pensiones, en una baja del precio del cobre (de hecho, se estima que el crecimiento de China estará en torno al 7%) y en un alza de los commodities (energía y alimentos).
En este escenario, ¿podrá avanzar la reforma tributaria? Si bien por un lado se hace más urgente, por otro, la negociación con el capital se torna más compleja.
Movilización social-ciudadana. En el 2011 los ciudadanos y los consumidores despertaron de 20 años de silencio. Durante el nuevo año su accionar retomará el camino iniciado en enero del año anterior con la Asamblea de Magallanes. Hay una deuda social pendiente.
Los estudiantes. Sin duda, la movilización estudiantil fue el hecho político y social más relevante del 2011. Se ha anunciado en todas las direcciones, que el movimiento sigue. No obstante, es difícil que adquiera los niveles de presión del año anterior. Sin embargo, este sector seguirá tensionando la gestión Piñera. ¿Cuántos ministros más de Educación caerán?
Desprestigio y decepción política. La clase política chilena está preocupada. “La Era de las reformas” está pensada para ajustar la relación entre política y desarrollo; para que la política chilena y sus actores vuelvan a tener credibilidad y prestigio ciudadano. Las encuestas irán mostrando como la tendencia a la baja se profundiza, estanca o revierte.
Sin embargo, no podemos olvidar que se trata de un fenómeno mundial y que en Chile se instaló hace muchos años. No será fácil salir de la “espiral de la decepción política”. No obstante y aunque resulte paradójico, la democracia esta fuerte y legitimada.
Agenda Social. La ansiedad del gobierno por alejarse del mundo empresarial y acercarse a la “gente” terminó por agotar en el primer tiempo de su gestión la “agenda social”. Este es, sin duda, un elemento de alto impacto a la hora de evaluar y confiar en los gobiernos.
Entonces, en materia social ¿qué tiene para ofrecer el gobierno en este segundo tiempo?, ¿sólo el Ingreso ético?
Como se ve, empieza el segundo tiempo en el marco de escenarios de tensión y conflictos previsibles y conocidos. La administración y resolución de los mismos definirán la continuidad o no de la Alianza en el gobierno.
Lo bueno, es que ya saben a qué se enfrentan. Lo malo es que no sólo hay una oposición atenta y con vocación de poder que quiere volver a La Moneda, sino también un gobierno que ha improvisado mucho y que el capital se siente mejor en la oposición. No puedo olvidar las palabras de Longueira: “no olvidemos que ganamos con votos prestados”.