Mi buen amigo, el ex Intendente de Santiago, Víctor Barrueto, está compartiendo en la red de Youtube un singular saludo de Año Nuevo.
En lo sustancial, recoge la preocupación ciudadana y/o la curiosidad mundial por el eventual apocalipsis que habría sido previsto por los mayas en su calendario ancestral para el 2012.
Los mayas formaron parte de los Pueblos originarios con mayor desarrollo de una inigualable cultura. Astrónomos y matemáticos; dominaban la escritura en jeroglíficos y fueron grandes arquitectos.
Los ancianos de Palenque (hoy Chiapas) estudiaron intensamente el cosmos. En 1475 (17 años antes del descubrimiento) constataron que se iniciaba un ciclo nuevo en la humanidad de entonces y que ese ciclo duraría 520 años (hasta 1995).
Luego entre 1996 y el 2012 se abriría un espacio de salida desde la oscuridad de un proceso a la luminosidad de otra época (Itzá o edad de un nuevo conocimiento), pero esto será en medio de grandes e impactantes circunstancias.
Entre 1995 y el 2012 fue pronosticado por los mayas como el “Tiempo del No Tiempo”, es decir, el final de una etapa galáctica de 26.000 años. Entraremos, por tanto en un período de grandes tensiones, caos y cierto desorden. Para los sabios ancestrales no se trata de la destrucción material de la tierra o su apocalipsis.
El 2012 se hará más intensa la energía que proviene del centro de la galaxia. Esto traerá efectos en nuestros sistemas y provocará nuevos estadios de conciencia en la humanidad; habrá situaciones de miedo y también de nuevas búsquedas. Hombres y mujeres se verán enfrentados a la tarea de renovar espiritualmente sus prioridades.
Esto tendrá efectos también en los sistemas políticos, sociales y económicos. Surgirá una nueva conciencia evolutiva, intensa y provocadora.
El 11 de agosto de 1999 se produjo un eclipse solar. Parte fundamental de su sombra cubrió zonas vastas como Kosovo, Medio oriente, Irán e Irak y posteriormente Pakistán e India. Todas estas zonas se convirtieron en centros noticiosos de grandes guerras y conflictos.
De hecho el Medio oriente ha experimentado cambios dramáticos. El aumento de la temperatura del planeta fue también profetizado por los mayas y sus efectos en el medio ambiente. Es la cuarta profecía.
El 50% de la población del mundo vive cerca del mar. La temperatura de la antártica ha aumentado 2,25 grados en los últimos 25 años y el Glacial Park Iceland se está derritiendo aceleradamente desde su centro. Esto aumentará la densidad del agua y millones de personas tendrán que pensar en ser evacuadas. Y no sería raro que diversas ciudades queden inundadas y desaparezcan con el paso de estos años.
La quinta profecía está vinculada a situaciones atmosféricas como resultado de fuertes emisiones solares que se prevén: más de 19.000 satélites y objetos de todo tipo que circundan el planeta Tierra se verán afectados; la ionósfera será tocada naturalmente por estas emisiones y se producirán interferencias en las comunicaciones de todo tipo (el precedente está en Quebec en 1989).
Inevitablemente la crisis del sistema técnico de comunicaciones enfrentará a los Gobiernos a graves problemas de control social y habrá –naturalmente- una seguidilla de desbordes como resultado de la demanda social por seguridad y asistencia.
Tal vez, el dato más preocupante lo arroja la sexta profecía maya, que habla de la eventual y peligrosa cercanía de un cometa cuya trayectoria podría cruzarse con la tierra. Estos objetos forman parte de nuestro escenario.
Hace 65 millones de años un cometa cayó en Chixilub. Tenía un diámetro de 180 Km y fue el causante principal de la extinción de los dinosaurios.
Siglos después el famoso cometa Halley fue responsable de varios suicidios en el mundo y el cometa Hale-Bopp, con 40 Km de diámetro hizo sudar frío a los científicos que observaron su ruta.
En 1983 el cometa Iras Saraki estuvo a 6 millones de Km de la tierra. Su impacto en el planeta habría sido equivalente al total de todas las bombas atómicas existentes en ese año. Una nueva amenaza (¿y por qué no ahora?) obligaría a los Gobiernos del mundo a desarrollar una mejor estrategia de cooperación para la sobrevivencia de importantes regiones del mundo, eventualmente, colapsadas por el impacto de un cometa.
Víctor Barrueto (y vuelvo a nuestro modesto Chile) se hace cargo de otras teorías, más optimistas, que recogen una interpretación que todos podemos suscribir: los mayas, a fin de cuentas, en su infinita sabiduría no se refirieron a la destrucción material o total del planeta tierra, previsto para diciembre del 2012.
Como en el lenguaje de la Biblia, ellos también escribieron con metáforas e imágenes para referirse al hecho de que lo que termina el 2012 es una manera de construir el mundo y de relacionarnos entre los seres humanos.
Lo que es evidente, es que si continuamos como Humanidad, auto-destruyendo el planeta y sobredimensionando nuestro crecimiento económico, sin importar sacrificar la naturaleza, probablemente estaremos acelerando una cierta forma de apocalipsis.
El Chilam Bayan de los Mayas lo respalda: “habrá un tiempo en el que estarán sumidos en la oscuridad y luego vendrán trayendo la señal futura los hombres del Sol; despertará la tierra por el norte y por el poniente, el Itzá despertará de nuevo”.
Entonces, el optimismo de Barrueto, sumado al de millones de personas –seguramente- en el mundo debiera hacernos vivir con menos inquietud el 2012 pero si con mucha voluntad de cambios, en lo personal, en lo espiritual y en lo material.
Esto es, un cierto descubrimiento de la armonía…Nunca está demás.