06 nov 2011

¡Es la política!

Interesantes comentarios e intercambio de opiniones con lectores de mis últimas columnas en este medio informático me llevaron a pensar en una famosa frase de un estratega político –James Carville- asesor del ex presidente estadounidense Bill Clinton.

El slogan, poderoso analíticamente, rezaba “It´s the economy, stupid”. Fue tremendamente exitoso y se convirtió en uno de usos multivariados: “It´s the deficit, stupid! o “It´s the Corporation, stupid! o “It´s the voters, stupid!, en que se reemplaza la economía por el déficit o la empresa o los votantes.

Excluyo de la frase el insulto, que en español incluso es más duro y despectivo que en inglés, y planteo que, en Chile, “¡Es la política!”.

A mi juicio, obviamente que es la política porque desde ella deben provenir las soluciones a la crisis societal que enfrentamos. Porque la política, central aunque no exclusivamente, responde a la pregunta acerca de qué hacer.

La crisis es severa. Más de lo que muchos pensaron o evaluaron en sus inicios.

Es tan severa, entre otras razones, porque ha incorporado un elemento de intensa pérdida de confianza en la política y en los políticos, todos ellos.

Los políticos para hacer su trabajo requieren de interlocutores sociales que confíen en ellos. Sus proposiciones acerca de qué hacer deben encontrar referentes en la sociedad que convengan que la o las propuestas que los políticos diseñan son justas, razonables, factibles y deben llevarse a cabo.

Es obvio que ello no está ocurriendo hoy en Chile. No ocurre respecto de las propuestas del Gobierno pero tampoco respecto de aquellas de la Oposición. Y que así ocurra no es ningún consuelo, para nadie, o quizás casi nadie – conviene anotar.

¿Entonces qué? ¿Qué hacemos? Eso era en cierto modo lo que se preguntaban los lectores/as en sus comentarios (“salir de este atolladero”, expresa literalmente don José Gutiérrez).

No tengo ni pretendo tener “la” respuesta, sino solamente una sugerencia para los políticos.

Sugiero que un grupo de Senadores, de todo el espectro político, constituyan un equipo de trabajo, pequeño, de no más de seis o siete Senadores, para enfrentar la crisis y cambiar el escenario político en que ella se despliega actualmente, y aquel en se desplegará en el futuro.

Ese grupo, en una primera etapa, debiera hacer su trabajo político sin publicidad, sin cámaras de televisión, sin twitter, entrevistas, trascendidos, ni declaraciones públicas hasta que llegue a formular una proposición de salida de la crisis provocada por los indignados y movilizados con bajos niveles de organización y acompañados –ellos alegan en contra de su voluntad- por la violencia.

Sugiero nombres de senadores: Carlos Bianchi Ch., Hernán Larraín F., Juan P. Letelier M., Lily Pérez SM., Jaime Quintana L., Andrés Zaldívar L. Pero es solamente una sugerencia, de un simple ciudadano.

Un grupo así, pienso, podría avanzar en una proposición consensuada de reformas de mayor profundidad y alcance en el tiempo en materias tales como el sistema electoral, la carga tributaria, el sistema educacional y presentarlas a los diversos grupos organizados del movimiento social y, en general, al pueblo de Chile.

Incluso proponiendo a su respecto, por ejemplo, un plebiscito vinculante. ¿Por qué no?

Estoy plenamente consciente de la baja probabilidad de aceptación de esta sugerencia y que, de aprobarse, ella favorecería al Gobierno actual, pues le ayudaría a salir de una crisis socio-política que ha sido notablemente incapaz de reconocer, enfrentar y resolver.

Pero considero que la crisis tenderá a permanecer y continuará en el próximo Gobierno, que probablemente será de la actual Oposición, encabezada por la ex Presidenta Michelle Bachelet.

De tal modo que un intento exitoso por lograr los aludidos consensos favorecería no solamente al Gobierno, sino también a la Oposición en el mediano y largo plazo.

Además, a mi juicio, la crisis es del país, y entonces es cuando se requiere que los políticos piensen más allá de sus legítimas conveniencias inmediatas en la lucha por el poder y consideren el bien político, común, el de todos, el de Chile.

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  • Jose Gutierrez

    Don Patricio, me parece que, en el contexto de la gravedad de la crisis de la educación en Chile, de la crisis de representatividad de las instituciones, algunos, incluso hablan de la crisis de legitimidad,  y de quienes las integran, es imprescindible plantear caminos y soluciones sin consideraciones de cálculo político miope y de corto plazo de cuánto gana mi sector o a a quienes   favorece o no la solución de esta crisis que ya lleva casi 6 meses. 
    Es impresionante constatar cómo las cosas se enredan, los avances y retrocesos. Me pregunto si acaso los chilenos medianamente informados saben cuál o cuáles son las materias en que hay acuerdo, cuáles son las de la discordia, qué materias se deberían abordar como prioritarias, etc. También si en esta discusión se está escuchando seriamente a los actores que pueden entregar un aporte técnico como, por ejemplo, a la fundación Educación2020 u otros que tengan una visión menos contaminada (libre de intereses o de visiones sobre-ideologizadas)  o más objetiva. A este nivel se trata de establecer el “sensus mínimo” que permita decir okey estamos de acuerdo respecto a lo que se va a hacer y después ponerle números en cuanto cuesta y, posteriormente, evaluar cómo se van a obtener los recursos para financiar la “nueva reforma educacional”, la pongo de esta manera porque parto de la base de que cualquier decisión que se adopte va a ser un avance respecto a la situación actual; porque es imposible solucionar los problemas que se vienen arrstrando por años en uno, ni siquiera en 10 años más. En todo caso, en mi opinión,  es altamente conveniente y razonable que los sectores políticos y los actores sociales definan un acuerdo marco que señale claramente un cronograma de los distintos temas en aducación que se abordarán en los próximos 20 años: pero no algo que sea para dejar a todo el mundo tranquilo, superar la crisis y  chutear los problemas para el futuro; sino que sea algo equivalente a una política de gobierno que tiene un presupuesto, timing, etc.
    Finalmente, la afirmación de Camila Vallejos : “No se resuelven las demandas en base al consenso entre la derecha y la Concertación”, reafirma la complejidad del problema; pero tambíen, plantea las interrogantes de que si el gobierno y la oposición no pueden resolver (decidir)  este asunto, entonces, ¿ quién o quiénes son los llamados a tomas las decisiones ?, ¿ la Confech y sus dirigentes a nombre de todos los chilenos ?, si éstos tampoco,….¿entonces quién ? Creo que “la política no es !” los que hacen que “la política es !” son aquellos que o no saben de polìtica, o son malos políticos o le piden a la política cosas imposibles.

  • Jose Gutierrez

    Don Patricio, me parece que, en el contexto de la gravedad de la crisis de la educación en Chile, de la crisis de representatividad de las instituciones, algunos, incluso hablan de la crisis de legitimidad,  y de quienes las integran, es imprescindible plantear caminos y soluciones sin consideraciones de cálculo político miope y de corto plazo de cuánto gana mi sector o a a quienes   favorece o no la solución de esta crisis que ya lleva casi 6 meses. 
    Es impresionante constatar cómo las cosas se enredan, los avances y retrocesos. Me pregunto si acaso los chilenos medianamente informados saben cuál o cuáles son las materias en que hay acuerdo, cuáles son las de la discordia, qué materias se deberían abordar como prioritarias, etc. También si en esta discusión se está escuchando seriamente a los actores que pueden entregar un aporte técnico como, por ejemplo, a la fundación Educación2020 u otros que tengan una visión menos contaminada (libre de intereses o de visiones sobre-ideologizadas)  o más objetiva. A este nivel se trata de establecer el “sensus mínimo” que permita decir okey estamos de acuerdo respecto a lo que se va a hacer y después ponerle números en cuanto cuesta y, posteriormente, evaluar cómo se van a obtener los recursos para financiar la “nueva reforma educacional”, la pongo de esta manera porque parto de la base de que cualquier decisión que se adopte va a ser un avance respecto a la situación actual; porque es imposible solucionar los problemas que se vienen arrstrando por años en uno, ni siquiera en 10 años más. En todo caso, en mi opinión,  es altamente conveniente y razonable que los sectores políticos y los actores sociales definan un acuerdo marco que señale claramente un cronograma de los distintos temas en aducación que se abordarán en los próximos 20 años: pero no algo que sea para dejar a todo el mundo tranquilo, superar la crisis y  chutear los problemas para el futuro; sino que sea algo equivalente a una política de gobierno que tiene un presupuesto, timing, etc.
    Finalmente, la afirmación de Camila Vallejos : “No se resuelven las demandas en base al consenso entre la derecha y la Concertación”, reafirma la complejidad del problema; pero tambíen, plantea las interrogantes de que si el gobierno y la oposición no pueden resolver (decidir)  este asunto, entonces, ¿ quién o quiénes son los llamados a tomas las decisiones ?, ¿ la Confech y sus dirigentes a nombre de todos los chilenos ?, si éstos tampoco,….¿entonces quién ? Creo que “la política no es !” los que hacen que “la política es !” son aquellos que o no saben de polìtica, o son malos políticos o le piden a la política cosas imposibles.

  • patricio chaparro navarrete

    Don José, la idea del título y de la columna misma es destacar que la política y quienes la hacen, los políticos, son importantes.  Son ellos los que, en un régimen político democrático, por imperfecto que sea,  deben diseñar las soluciones y alcanzar los consensos necesarios, entre cuatro paredes, a cielo abierto, en descampado o dónde sea, en representación y en comunicación con el pueblo, todos nosotros.  Los buenos políticos hacen ese trabajo, aunque las condiciones para así hacerlo sean deficientes.
    Si no son buenos políticos o si las políticas diseñadas y convenidas entre ellos no nos convencen o en definitiva son incapaces de llegar a acuerdos, entonces en la próxima ocasión debemos sacarlos de sus posiciones de poder  – porque el poder político nos pertenece a todos los ciudadanos.  Esa es una de las grandes virtudes del régimen político democrático – cuando existe, se aprecia, respeta, ejerce y perfecciona.
    No ignoro ni menosprecio otros factores, sean sociales, económicos, culturales o incluso externos – tan importantes en nuestro mundo globalizado. Pero destaco que, analíticamente, ”¡es la política!” la que más importa, especialmente en las grandes crisis que hemos enfrentado antes y la que estamos enfrentado hoy, si queremos encontrarle una salida democrática.
    Atentos saludos, PChN

  • patricio chaparro navarrete

    Don José, la idea del título y de la columna misma es destacar que la política y quienes la hacen, los políticos, son importantes.  Son ellos los que, en un régimen político democrático, por imperfecto que sea,  deben diseñar las soluciones y alcanzar los consensos necesarios, entre cuatro paredes, a cielo abierto, en descampado o dónde sea, en representación y en comunicación con el pueblo, todos nosotros.  Los buenos políticos hacen ese trabajo, aunque las condiciones para así hacerlo sean deficientes.
    Si no son buenos políticos o si las políticas diseñadas y convenidas entre ellos no nos convencen o en definitiva son incapaces de llegar a acuerdos, entonces en la próxima ocasión debemos sacarlos de sus posiciones de poder  – porque el poder político nos pertenece a todos los ciudadanos.  Esa es una de las grandes virtudes del régimen político democrático – cuando existe, se aprecia, respeta, ejerce y perfecciona.
    No ignoro ni menosprecio otros factores, sean sociales, económicos, culturales o incluso externos – tan importantes en nuestro mundo globalizado. Pero destaco que, analíticamente, ”¡es la política!” la que más importa, especialmente en las grandes crisis que hemos enfrentado antes y la que estamos enfrentado hoy, si queremos encontrarle una salida democrática.
    Atentos saludos, PChN