31 oct 2011

Indignación movilizada y cultura política

Debo reconocer que me apresuré y cometí un error en mi última columna.

En efecto, ya no son solamente Italia y Chile los países en que la indignación movilizada se expresa con violencia. A ellos se ha agregado una conspicua compañía: los Estados Unidos de América.

En efecto, a los denominados OWS -por Occupy Wall Street, u Ocupen Wall Street, centro financiero en New York- se han agregado varias otras ciudades de ese país y las manifestaciones, ocupaciones y re-ocupaciones de los OWS han terminado por expresarse también acompañadas de violencia.

Cuando se examina lo que ocurre y lo que se expresa en los medios y en las redes al respecto de este fenómeno social se puede concluir que tienden a existir ciertas congruencias.

Una de tales congruencias es de carácter político: el rechazo a la política, los políticos, los partidos políticos, las instituciones y el régimen político democrático.

No se trata de un rechazo de carácter solamente estructural-formal, sino de algo más profundo, cultural.

Opino que no debe ignorarse ni menospreciarse que en política las formas y las instituciones no son meramente adjetivas sino que también muchas veces son sustantivas.

A mi juicio, desde un foco de análisis centralmente político, se está produciendo entre grupos sociales activos, algunos dirigentes del movimiento social y un segmento no sé cuan amplio de la ciudadanía, una pérdida ya no solamente de confianza sino también de esa especie de fe cultural chilena en la política democrática.

Ello implica un conflicto que puede ser cada vez más agudo entre quienes adhieren a ella y quienes la critican con dureza y rechazan, algunos incluso dispuestos a utilizar medios violentos.

Considero que existe actualmente un sector que sostiene su confianza y fe en la democracia política representativa y todos sus cánones más tradicionales y declara su disposición a introducirle reformas que la perfeccionen para hacerla efectiva, más representativa y conducente a la más amplia participación posible de los ciudadanos.

Otro sector experimenta una pérdida de esa confianza y fe y proponen su abandono o reemplazo por otro modelo de organización política de características todavía poco claras, aunque puede percibirse una propuesta básica en orden a una participación política directa, permanente, de todos en todos los asuntos públicos relevantes, vía plebiscitos y otros mecanismos aún no explicitados.

Aún otro sector va más allá en ese proceso de pérdida de confianza y fe y realiza conductas directa y violentamente anti-democráticas, como aquellas de quienes invadieron, insultaron y atropellaron el Congreso Nacional, a varios de sus miembros y a quienes participaban –entre ellos un Ministro de Estado- en una reunión política democrática en un edificio del Senado en Santiago.

En mi opinión, no es preciso adoptar posiciones de derecha, de centro o de izquierda sino que simplemente ser demócrata para, desde las actitudes, conductas, experiencia y cultura democrática evaluar como anti-democrática esa actuación y como incorrecta la conducta asumida por el Presidente del Senado frente a ella.

Más grave me parece que pudiere comenzar un proceso tendiente a pactar compromisos orales o escritos bajo la presión ilícita e ilegal de quienes actúen en contra del régimen político democrático utilizando la violencia e incluso, por ende, ejecutando actos constitutivos de eventuales ilícitos penales o delitos.

Considero que es muy serio que en la cultura política chilena haya comenzado a expresarse con violencia una falta de confianza y de fe en el actual régimen político democrático, imperfecto por cierto, pero básicamente democrático.

Ello parece estar ocurriendo entre los grupos sociales indignados y movilizados y no debería ser ignorado ni menos aún cohonestado por los políticos.

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  • Jose Gutierrez

    Totalmente de acuerdo con su artículo don Patricio.
    El problema que se plantea es quien tiende el puente para el diálogo entre los actores sociales y los actores polìticos y poder deponer las desconfianzas que parecen existir entre ellos. Lo anterior de una manera oportuna y no esperar a que el buque se esté hundiendo.
    La tentación de algunos sectores minoritarios por patear el tablero está siempre presente y, también, de aquellos que pretender darle “soporte teórico” a ese tipo de conductas.

    • patricio chaparro navarrete

      Don José, agradezco su comentario a mi última columna.
      Su planteamiento refiere a lo que en el nivel práctico es de la esencia de la política, esto es,  qué hacer.
      Considero que la pérdida de confianza en las relaciones políticas complica cualquier respuesta, especialmente a los políticos, que en la búsqueda de soluciones requieren de interlocutores sociales que confíen en ellos.
      No tengo “la” respuesta sino solamente una sugerencia: que un número pequeño de Senadores, no más de seis o siete, constituyan un grupo de trabajo para enfrentar la crisis y cambiar el escenario político en que ella se despliega.  Que hagan su trabajo político sin publicidad, sin cámaras de televisión, sin entrevistas ni trascendidos ni declaraciones públicas hasta que lleguen a una proposición de salida a la crisis de los indignados y movilizados.
      Sugiero nombres: Andrés Zaldívar L., Hernán Larraín F., Juan P. Letelier M., Lily Pérez SM, Jaime Quintana L., Carlos Bianchi Ch.  Pero es solamente una sugerencia, de un simple ciudadano.
      Un grupo así podría avanzar en una proposición acerca de qué hacer en materia de reformas electorales, tributarias y educacionales y presentarla a los diversos grupos organizados del movimiento social y, en general,  al pueblo de Chile.
      Puede ser –estoy consciente de ello- que esta sugerencia favorezca al Gobierno actual, pues le ayuda  salir de una crisis socio-política que ha sido notablemente incapaz de reconocer, enfrentar y solucionar.
      Pero considero que la crisis tenderá a permanecer y continuará en el próximo Gobierno, que probablemente será de la actual Oposición, encabezada por la ex presidenta Michele Bachelet.
      A mi juicio la crisis es del país, y entonces es cuando se requiere que los políticos piensen más allá de sus legítimas conveniencias inmediatas en la lucha por el poder y consideren el bien político, común, de Chile.
      Atentos saludos, PChN

      • Jose Gutierrez

        Don Patricio, ojalá que las personas que tienen que tomar decisiones sobre estos temas lean su columna y le hagan caso para salir de este atolladero que, en mi opinión, es cuestión de voluntad polìtica y que nosotros, todos los chilenos, pedimos que de una vez por todas, los problemas de la gente sean considerados y solucionados.

  • Jose Gutierrez

    Totalmente de acuerdo con su artículo don Patricio.
    El problema que se plantea es quien tiende el puente para el diálogo entre los actores sociales y los actores polìticos y poder deponer las desconfianzas que parecen existir entre ellos. Lo anterior de una manera oportuna y no esperar a que el buque se esté hundiendo.
    La tentación de algunos sectores minoritarios por patear el tablero está siempre presente y, también, de aquellos que pretender darle “soporte teórico” a ese tipo de conductas.

    • patricio chaparro navarrete

      Don José, agradezco su comentario a mi última columna.
      Su planteamiento refiere a lo que en el nivel práctico es de la esencia de la política, esto es,  qué hacer.
      Considero que la pérdida de confianza en las relaciones políticas complica cualquier respuesta, especialmente a los políticos, que en la búsqueda de soluciones requieren de interlocutores sociales que confíen en ellos.
      No tengo “la” respuesta sino solamente una sugerencia: que un número pequeño de Senadores, no más de seis o siete, constituyan un grupo de trabajo para enfrentar la crisis y cambiar el escenario político en que ella se despliega.  Que hagan su trabajo político sin publicidad, sin cámaras de televisión, sin entrevistas ni trascendidos ni declaraciones públicas hasta que lleguen a una proposición de salida a la crisis de los indignados y movilizados.
      Sugiero nombres: Andrés Zaldívar L., Hernán Larraín F., Juan P. Letelier M., Lily Pérez SM., Jaime Quintana L., Carlos Bianchi Ch.  Pero es solamente una sugerencia, de un simple ciudadano.
      Un grupo así podría avanzar en una proposición acerca de qué hacer en materia de reformas electorales, tributarias y educacionales y presentarla a los diversos grupos organizados del movimiento social y, en general,  al pueblo de Chile.
      Puede ser –estoy consciente de ello- que esta sugerencia favorezca al Gobierno actual, pues le ayuda a salir de una crisis socio-política que ha sido notablemente incapaz de reconocer, enfrentar y solucionar.
      Pero considero que la crisis tenderá a permanecer y continuará en el próximo Gobierno, que probablemente será de la actual Oposición, encabezada por la ex presidenta Michele Bachelet.
      A mi juicio la crisis es del país, y entonces es cuando se requiere que los políticos piensen más allá de sus legítimas conveniencias inmediatas en la lucha por el poder y consideren el bien político, común, de Chile.
      Atentos saludos, PChN

      • Jose Gutierrez

        Don Patricio, ojalá que las personas que tienen que tomar decisiones sobre estos temas lean su columna y le hagan caso para salir de este atolladero que, en mi opinión, es cuestión de voluntad polìtica y que nosotros, todos los chilenos, pedimos que de una vez por todas, los problemas de la gente sean considerados y solucionados.

  • http://www.facebook.com/people/Mauro-Andrés-Rojas-Zúñiga/1370490573 Mauro Andrés Rojas Zúñiga

    Ud. toca un punto muy importante a mi parecer; el repudio muy generalizado a “los políticos”, esas personas que lo unico que quieren “es sacar plata”. Independiente de la veracidad de esta declaración, el distanciamiento de la cultura cívica es deprimente, al punto que he debido buscar por mis propios medios alguna manera de tomar una postura informada y más activa en el escenario nacional, acorde a mi medio y realidad.
    Falta cultura cívica, democrática. Creer que somos parte del país y HAY maneras de influir, positivamente, en reducir las injusticias sociales y los vicios del sistema

  • http://www.facebook.com/people/Mauro-Andrés-Rojas-Zúñiga/1370490573 Mauro Andrés Rojas Zúñiga

    Ud. toca un punto muy importante a mi parecer; el repudio muy generalizado a “los políticos”, esas personas que lo unico que quieren “es sacar plata”. Independiente de la veracidad de esta declaración, el distanciamiento de la cultura cívica es deprimente, al punto que he debido buscar por mis propios medios alguna manera de tomar una postura informada y más activa en el escenario nacional, acorde a mi medio y realidad.
    Falta cultura cívica, democrática. Creer que somos parte del país y HAY maneras de influir, positivamente, en reducir las injusticias sociales y los vicios del sistema

  • http://www.facebook.com/people/Víctor-Marcelo-Vergara-Verdugo/1262161046 Víctor Marcelo Vergara Verdugo

     Toda acción tiene su consecuencia. Durante décadas se mintió descaradamente para imponer un modelo, surgido sin el aval de la participación ciudadana (en palabras más realistas, cimentado sobre la sangre de la degollina) y que ha traído como efecto una proletarización de los profesionales, un robo de las pensiones y de los recursos naturales, etc. etc. etc. Hemos llegado a ser un país triste, lleno de endeudados, sin esperanza. ¿De qué se quejan? De un par de gritos, de violar esa abstracción que es el “parlamento democrático”. Yo no entiendo de principismos cuando nuestra vida está en juego. No están jugando con cosas sin importancia. Miro a mi hijo discapacitado y veo que a pesar de todos mis estudios, mi deslomarme diario, mis buenas intenciones y mi respeto a las leyes no puedo morirme tranquilo en este país de juguete pues casi todo mi esfuerzo ha ido a parar a las manos de los Luksic. Creo que ser demócrata en este contexto consiste en no sacar las horquillas y las teas y quemar y escupir en la plaza pública los cadáveres de estos indolentes que se la pasan transitando de ministerios a directorios… lo otro, gritar, es casi una anécdota, es como el zapato del periodista iraquí frente al asesino que venía a lucir su cinismo sobre las ruinas de su patria.

  • http://www.facebook.com/people/Víctor-Marcelo-Vergara-Verdugo/1262161046 Víctor Marcelo Vergara Verdugo

     Toda acción tiene su consecuencia. Durante décadas se mintió descaradamente para imponer un modelo, surgido sin el aval de la participación ciudadana (en palabras más realistas, cimentado sobre la sangre de la degollina) y que ha traído como efecto una proletarización de los profesionales, un robo de las pensiones y de los recursos naturales, etc. etc. etc. Hemos llegado a ser un país triste, lleno de endeudados, sin esperanza. ¿De qué se quejan? De un par de gritos, de violar esa abstracción que es el “parlamento democrático”. Yo no entiendo de principismos cuando nuestra vida está en juego. No están jugando con cosas sin importancia. Miro a mi hijo discapacitado y veo que a pesar de todos mis estudios, mi deslomarme diario, mis buenas intenciones y mi respeto a las leyes no puedo morirme tranquilo en este país de juguete pues casi todo mi esfuerzo ha ido a parar a las manos de los Luksic. Creo que ser demócrata en este contexto consiste en no sacar las horquillas y las teas y quemar y escupir en la plaza pública los cadáveres de estos indolentes que se la pasan transitando de ministerios a directorios… lo otro, gritar, es casi una anécdota, es como el zapato del periodista iraquí frente al asesino que venía a lucir su cinismo sobre las ruinas de su patria.

  • http://www.facebook.com/herueda Hernan Eduardo Medina Rueda

    Estimado don Patricio.
    Es claro que hay un severo problema de legitimidad de las instituciones; Será porque  no fueron generadas de modo democrática, su ratificación a sido en un espacio de “competencia imperfecta” y a pie forzado desconocen majaderamente la calidad soberana del pueblo.
    La carga de la violencia simbólica es ya intolerable.
    Atte.
    H Medina R

  • http://www.facebook.com/herueda Hernan Eduardo Medina Rueda

    Estimado don Patricio.
    Es claro que hay un severo problema de legitimidad de las instituciones; Será porque  no fueron generadas de modo democrática, su ratificación a sido en un espacio de “competencia imperfecta” y a pie forzado desconocen majaderamente la calidad soberana del pueblo.
    La carga de la violencia simbólica es ya intolerable.
    Atte.
    H Medina R

  • http://www.facebook.com/people/Prisma-Atacama/100002332932023 Prisma Atacama

    Estará usted al tanto que el concepto “democracia” no es algo extático, y además aparece mayormente como un “deber ser” y no como un “ser”; v.gr., de todas las democracias latinoamericanas, podríamos identificar una gran variedad de sistemas democráticos, pues ellos poseen en distintos niveles algunos rasgos propios de ella (que diversos teóricos han definido, usted los conocerá muy bien)… y en la práctica los mecanismos “democráticos” muchas veces se alejan de la democracia más pura (esa democracia teórica)… mi punto es que es muy simplista su postura en torno al supuesto rechazo a la democracia o sobre “ser demócrata”… a temas de esta conplejidad hay que darles más vueltas, si me permite…

    Respecto de la violencia, conocerá usted el concepto de “violencia simbólica”. Sí, esa que no se remite a unas patadas o unos cuantos destrozos, sino a toda una forma de represión desplegada durante décadas desde los medios oficiales. No me parece justo ver sólo una cara de la moneda (que no apoyo, por cierto), sin ver también la violencia que ha ejercido por mucho tiempo la clase política-económica-mediática. Me parece que por ahí va la pista sobre la masiva “indignación”…

    En nuestros días, las reformas suelen aparecer como simples “parches” o “cambios de rótulo”. Sería lindo que apareciera (como usted plantea en un comentario) un grupo de filántropos de la política que realizaran grandes o pequeñas reformas atendiendo los intereses de la multitud y no de algunas minorías poderosas, pero otra vez nos estamos yendo al terreno de lo teórico. Es por eso que, quizás, prende tanto la idea de “revolución”, de armar todo de nuevo, de destruir para construir… sobre todo en nuestra juventud que quiere cambiarlo todo y que ¡no tiene miedo! a hacerlo… y también aparecen pensadores que más que establecer nuevas doctrinas proponen la búsqueda en conjunto de nuevas formas de entender la sociabilidad o las relaciones de poder, y desde corrientes de distintos extremos… me parece válido escuchar estas propuestas y no quedarse anquilosado en adoctrinamientos de los siglos dieciocho o diecinueve…

    Un gran saludo.

  • http://www.facebook.com/people/Prisma-Atacama/100002332932023 Prisma Atacama

    Estará usted al tanto que el concepto “democracia” no es algo extático, y además aparece mayormente como un “deber ser” y no como un “ser”; v.gr., de todas las democracias latinoamericanas, podríamos identificar una gran variedad de sistemas democráticos, pues ellos poseen en distintos niveles algunos rasgos propios de ella (que diversos teóricos han definido, usted los conocerá muy bien)… y en la práctica los mecanismos “democráticos” muchas veces se alejan de la democracia más pura (esa democracia teórica)… mi punto es que es muy simplista su postura en torno al supuesto rechazo a la democracia o sobre “ser demócrata”… a temas de esta conplejidad hay que darles más vueltas, si me permite…

    Respecto de la violencia, conocerá usted el concepto de “violencia simbólica”. Sí, esa que no se remite a unas patadas o unos cuantos destrozos, sino a toda una forma de represión desplegada durante décadas desde los medios oficiales. No me parece justo ver sólo una cara de la moneda (que no apoyo, por cierto), sin ver también la violencia que ha ejercido por mucho tiempo la clase política-económica-mediática. Me parece que por ahí va la pista sobre la masiva “indignación”…

    En nuestros días, las reformas suelen aparecer como simples “parches” o “cambios de rótulo”. Sería lindo que apareciera (como usted plantea en un comentario) un grupo de filántropos de la política que realizaran grandes o pequeñas reformas atendiendo los intereses de la multitud y no de algunas minorías poderosas, pero otra vez nos estamos yendo al terreno de lo teórico. Es por eso que, quizás, prende tanto la idea de “revolución”, de armar todo de nuevo, de destruir para construir… sobre todo en nuestra juventud que quiere cambiarlo todo y que ¡no tiene miedo! a hacerlo… y también aparecen pensadores que más que establecer nuevas doctrinas proponen la búsqueda en conjunto de nuevas formas de entender la sociabilidad o las relaciones de poder, y desde corrientes de distintos extremos… me parece válido escuchar estas propuestas y no quedarse anquilosado en adoctrinamientos de los siglos dieciocho o diecinueve…

    Un gran saludo.

  • patricio chaparro navarrete

    Agradezco los últimos comentarios a esta columna.
    Debiera quedar en claro que estamos en el ámbito de las opiniones personales y no de las presentaciones académicas más elaboradas, que requieren de mayor espacio que el de una mera columna.
    Algunos de vuestros comentarios son más bien proposiciones de columnas de opinión distintas, desde otras perspectivas, que no necesariamente comparto, y que a mi juicio requerirían de mayor desarrollo.
    Aclarado todo lo anterior consideren lo siguiente:
    En esta columna y en otras anteriores no me he referido a la democracia en general sino al régimen político democrático, el conocido, experimentado y fácilmente verificable en la realidad política.
    Ello porque ese régimen se caracteriza por la existencia de partidos políticos (en plural); Gobierno y Oposición; instituciones que formalizan la organización del poder, las que tienen existencia por separado y cierto grado de independencia; libertades y derechos que se respetan; elecciones libres, periódicas e informadas; existencia de mayorías y minorías, a las cuales se les respetan sus derechos.  Eso, sustancialmente porque pueden agregarse algunas otras caracterísiticas básicas de un régimen político democrático.
    Considero crucial no perder de vista ni tampoco dar por hecho ni menospreciar al régimen político democrático.  Es la base de lo demás.  Desde allí es posible avanzar.  Sin él, retrocedemos a las cavernas, al tumulto, a las cuadrillas de bandidos que se apoderan del poder y abusan de él.
    No arrinconemos a ese régimen al baul de los recuerdos o de las cosas del siglo XIX o de la primera parte del Siglo XX.
    Ese régimen es relativamente nuevo en la historia de la humanidad civilizada.
    Los chilenos no lo vamos a inventar de nuevo; podemos perfeccionarlo, hacerlo más democrático, pero no debiéramos rechazarlo como propio del pasado.
    Una última cosa, aquello de los “filántropos de la política” me gustó, pero creo que el término más apropiado es “estadista” – aquello que tanto nos hace falta en estos días.
    Atte., PChN.

  • patricio chaparro navarrete

    Agradezco los últimos comentarios a esta columna.
    Debiera quedar en claro que estamos en el ámbito de las opiniones personales y no de las presentaciones académicas más elaboradas, que requieren de mayor espacio que el de una mera columna.
    Algunos de vuestros comentarios son más bien proposiciones de columnas de opinión distintas, desde otras perspectivas, que no necesariamente comparto, y que a mi juicio requerirían de mayor desarrollo.
    Aclarado todo lo anterior consideren lo siguiente:
    En esta columna y en otras anteriores no me he referido a la democracia en general sino al régimen político democrático, el conocido, experimentado y fácilmente verificable en la realidad política.
    Ello porque ese régimen se caracteriza por la existencia de partidos políticos (en plural); Gobierno y Oposición; instituciones que formalizan la organización del poder, las que tienen existencia por separado y cierto grado de independencia; libertades y derechos que se respetan; elecciones libres, periódicas e informadas; existencia de mayorías y minorías, a las cuales se les respetan sus derechos.  Eso, sustancialmente porque pueden agregarse algunas otras caracterísiticas básicas de un régimen político democrático.
    Considero crucial no perder de vista ni tampoco dar por hecho ni menospreciar al régimen político democrático.  Es la base de lo demás.  Desde allí es posible avanzar.  Sin él, retrocedemos a las cavernas, al tumulto, a las cuadrillas de bandidos que se apoderan del poder y abusan de él.
    No arrinconemos a ese régimen al baul de los recuerdos o de las cosas del siglo XIX o de la primera parte del Siglo XX.
    Ese régimen es relativamente nuevo en la historia de la humanidad civilizada.
    Los chilenos no lo vamos a inventar de nuevo; podemos perfeccionarlo, hacerlo más democrático, pero no debiéramos rechazarlo como propio del pasado.
    Una última cosa, aquello de los “filántropos de la política” me gustó, pero creo que el término más apropiado es “estadista” – aquello que tanto nos hace falta en estos días.
    Atte., PChN.

  • http://www.facebook.com/people/Prisma-Atacama/100002332932023 Prisma Atacama

    Me parece muy justo su comentario, don Patricio, y creo que es muy bueno que como sociedad tengamos como meta fortalecer nuestra democracia (o acercarse lo más posible a aquella aparentemente utópica y a veces esquiva democracia), desde nuestro contexto histórico particular. Eso sí, me quedé pensando en qué tan pretéritas pueden ser las cuadrillas de bandidos que se apoderan y abusan del poder…

    Cuando me refería a los viejos adoctrinamientos, no me refería a la democracia (que podríamos datar su origen en la Antigua Grecia, guardando las proporciones) sino al liberalismo y al capitalismo, y en alguna medida también al marxismo. Me parece interesante y necesario generar nuevas interpretaciones, puesto que la realidad cambia constantemente.

    • patricio chaparro navarrete

      De acuerdo Prisma Atacama.  Las personas conversando se entienden, aunque en este caso fue escribiendo – y pese a que en Chile la tendencia es a no entenderse, ni hablando ni escribiendo.  En fin.
      Buena su referencia a Grecia.  Allí nació la democracia como fórmula política y era bastante perfecta, excepto que muchos no se percatan que no incluía -entre otros sectores-  a los esclavos ni tampoco a las mujeres.
      Lo anoto para destacar que el régimen político democrático no es perfecto sino perfectible. Y que se ha ido perfeccionando allí dónde han sabido apreciarlo y criticarlo pero también mantenerlo y mejorarlo.
      Por último, tiene razón, convengo que aquello de las cuadrillas de bandidos o bandas de rufianes puede aplicarse a cualquier sistema socio-económico y que han aparecido en el capitalismo, en los socialismos reales, en los neo-liberalismos, por ejemplo.  El régimen político democrático no impide que ello ocurra pero tiene mecanismos para detectarlos, denunciarlos, enjuiciarlos y hasta condenarlos. Además, permite que al menos los pueblos con más sabiduría puedan intentar evitar que los lleven al borde de quizás qué abismos.
      Atentos saludos, PChN

  • http://www.facebook.com/people/Prisma-Atacama/100002332932023 Prisma Atacama

    Me parece muy justo su comentario, don Patricio, y creo que es muy bueno que como sociedad tengamos como meta fortalecer nuestra democracia (o acercarse lo más posible a aquella aparentemente utópica y a veces esquiva democracia), desde nuestro contexto histórico particular. Eso sí, me quedé pensando en qué tan pretéritas pueden ser las cuadrillas de bandidos que se apoderan y abusan del poder…

    Cuando me refería a los viejos adoctrinamientos, no me refería a la democracia (que podríamos datar su origen en la Antigua Grecia, guardando las proporciones) sino al liberalismo y al capitalismo, y en alguna medida también al marxismo. Me parece interesante y necesario generar nuevas interpretaciones, puesto que la realidad cambia constantemente.

    • patricio chaparro navarrete

      De acuerdo Prisma Atacama.  Las personas conversando se entienden, aunque en este caso fue escribiendo – y pese a que en Chile la tendencia es a no entenderse, ni hablando ni escribiendo.  En fin.
      Buena su referencia a Grecia.  Allí nació la democracia como fórmula política y era bastante perfecta, excepto que muchos no se percatan que no incluía -entre otros sectores-  a los esclavos ni tampoco a las mujeres.
      Lo anoto para destacar que el régimen político democrático no es perfecto sino perfectible. Y que se ha ido perfeccionando allí dónde han sabido apreciarlo y criticarlo pero también mantenerlo y mejorarlo.
      Por último, tiene razón, convengo que aquello de las cuadrillas de bandidos o bandas de rufianes puede aplicarse a cualquier sistema socio-económico y que han aparecido en el capitalismo, en los socialismos reales, en los neo-liberalismos, por ejemplo.  El régimen político democrático no impide que ello ocurra pero tiene mecanismos para detectarlos, denunciarlos, enjuiciarlos y hasta condenarlos. Además, permite que al menos los pueblos con más sabiduría puedan intentar evitar que los lleven al borde de quizás qué abismos.
      Atentos saludos, PChN