La Concertación Democrática dice iniciar un proceso de reconstrucción. En realidad muchos militantes de los partidos que la integran hemos estado esperando esto hace tiempo.
También algunos, como Adolfo Zaldívar, que ya no la integran.
Claramente el momento en que se toman las decisiones es importante e impacta en el curso de los acontecimientos. En economía tomar una decisión de manera tardía es muchas veces tan mala como no tomarla. Eso también parece ocurrir en política. Pero también es cierto que “más vale tarde que nunca”.
El asunto es que en la última encuesta la Concertación tuvo un bajo apoyo y Carolina Tohá decidió que no quería ser vocera de esa Concertación, y ello gatilló –aparentemente- una actitud de cambio respecto a lo que venía ocurriendo.
Pero el problema es más de fondo, tiene que ver con comportamientos, con los titulares que se anuncian y con la letra chica que se aplica, tal como certeramente se critica al gobierno de derecha.
La Concertación es la coalición más exitosa de la historia del Chile democrático, es decir del Chile que se desarrolló a partir de la expansión del derecho a voto masculino a comienzos del siglo pasado y de la incorporación de la mujer con los gobiernos radicales del medio siglo.
Sin embargo, esa Concertación exitosa ha sido incapaz de dar en si misma el salto cualitativo que contribuyó a que diera el país, y por ello ha sido incapaz de crecer y convocar a los que naturalmente debieran sentirse convocados por ella.
Pero no es la Concertación en si, no es el pacto entre el centro y la izquierda, ni es la unidad social y política del pueblo, ni el bloque por los cambios en democracia lo que está en cuestión.
Es su estructura, su forma de actuar, su doble discurso aparente lo que hace tomar distancias y le resta credibilidad y, consecuentemente, apoyo.
Los presidentes de los partidos de la Concertación, luego de dimes y diretes por los medios de comunicación, se han puesto de acuerdo en reconstruir la Concertación y en hacer una presentación de la misma el 5 de octubre.
La idea está bien, pero no hay que olvidar que el 5 de octubre lo construimos entre todos, bajo el liderazgo de los partidos, pero no lo construyeron sólo los dirigentes de los partidos.
Y lo que ahora nos proponen los Presidentes de los partidos es que en menos de un mes van a entregarnos la solución a lo que en mucho tiempo no han sido capaces.
La adhesión a un Partido es un acto voluntario, es un contrato de adhesión.
Es razonable, entonces, que luego del entusiasmo por la idea de la renovación nos preguntemos ¿qué traerá la letra chica?