La opinión pública ya conoce el vergonzoso episodio cometido por un hijo del ex general Eduardo Gordon, ex director de Carabineros de Chile, quien se vio forzado a renunciar a su cargo por la publicación en Ciperchile del hecho acaecido el año pasado en la intersección de dos calles de la comuna de Providencia.
El muchacho conducía un automóvil y chocó a otro que estaba detenido, posiblemente porque iba distraído y en lugar de detenerse y asistir a quien manejaba el colisionado, como buen irresponsable, se dio a la fuga. Pero las personas que iban en el vehículo embestido tomaron la patente de prófugo e hicieron la denuncia correspondiente en una comisaría.
Ahí se clarificó todo, relatándose el desarrollo de los hechos en un parte policial en donde se indicó el nombre del dueño del automóvil. Al constatarse que se trataba del hijo del mandamás de Carabineros, se reemplazó el parte de tal forma que no apareciera el nombre del causante del accidente para así no incomodar al jefe máximo de esa institución uniformada.
El jueves pasado en la noche, tres generales de carabineros, de los cinco que conforman las primeras antigüedades, salieron públicamente en el frontis de la Dirección General, en defensa irrestricta del jefe superior asegurando que el reportaje contenía errores y que Gordon padre no había intervenido en la modificación del parte. Quienes se atrevieron a protegerlo eran los generales Gustavo González, Eduardo Muñoz y Aquiles Blu.
El viernes al mediodía, Gordon informó que renunciaba al cargo porque su salud estaba resentida y criticó de paso la labor de los medios de comunicación porque daban noticias alarmantes que confundían a la población.
Pero el mayor de carabineros que está a cargo de la Comisaría en donde se llevó el caso tuvo el correcto comportamiento de afirmar que el reemplazo del parte policial se efectuó por una precisa instrucción del general Aquiles Blu, el mismo que salió en defensa de Gordon.
Ahora bien, sostenemos que es legítimo preguntarse si la impropia decisión de ordenar la alteración de un documento público es exclusiva del general Blu o si éste trató la materia con el general Gordon y entre ambos acordaron la artimaña para así no ensuciar el buen nombre de la máxima autoridad de Carabineros de Chile.
Lo anterior deberá ser resuelto por una acuciosa investigación y está absolutamente claro que, ni Blu ni los otros dos generales que se la jugaron por Gordon, podrán continuar en las filas de esa institución porque procedieron en forma precipitada.
Es más, creemos que Blu debiera presentar su renuncia inmediatamente y el nuevo mando debiera tirarle las orejas, con una anotación en su hoja de vida, al mayor que aceptó eliminar en el parte el nombre del fugitivo conductor, hijo del general, que ahora está descansando en su casa habitación.
Pero como dicho mayor de carabineros se atrevió a decir la verdad, también se le debe reconocer esta conducta, ya que en el servicio público la exactitud siempre debe primar.