27 ago 2011

El balance

Costó mucho recuperar las libertades en Chile, entre ellas las libertades sindicales. Eso lo saben Arturo Martínez y otros sindicalistas antiguos.

Lo saben también los chilenos que  recuerdan a dirigentes tan valerosos como Manuel Bustos, Héctor Cuevas y Tucapel Jiménez, que se arriesgaron en una época en la que todo estaba en juego, y no por supuesto el recorrido de una marcha.

La CUT se encargó de demostrar, una vez más, que hace muchos años que no tiene capacidad de paralizar el país. Es claro que a sus dirigentes les interesa demostrar que la CUT existe, y lo hacen del modo que hemos visto.

Es indispensable no hacerle el quite a la autocrítica. A la hora del balance de lo ocurrido el 24 y el 25, los dirigentes sindicales deberían sentir por lo menos cierta desazón por los estragos causados por los grupos de desalmados que volvieron a aprovechar el ambiente creado por el llamado a paro, concebido por la CUT como en los años de las protestas contra la dictadura, pero… cuando no hay dictadura.

Deberían preocuparse por el hecho de que, a los ojos de miles de chilenos, estas manifestaciones se asocian con el pillaje, la destrucción y la furia incendiaria.

El jueves fue atacado con bombas molotov y piedras el templo de la Gratitud Nacional.

Vergüenza para Chile.

No somos responsables, pueden decir los sindicalistas, lo que daría hasta para ironizar acerca de cuán cierto es eso. Ellos no son responsables: se limitan a poner la escenografía.

En fin, allá ellos con su conciencia.

La CUT se subió esta vez al carro del conflicto educacional. Los dirigentes estudiantiles creyeron incluso que el objetivo principal era apoyarlos. Por desgracia, las banderas nobles, en este caso la igualdad de oportunidades en la educación, pueden terminar desvirtuándose en el camino.

¿Por qué dos días? Suponemos que para establecer una diferencia respecto del paro de un solo día que la CUT organizó en agosto de 2007 contra el gobierno de la Presidenta Bachelet, en medio del descontento del Transantiago. Era necesario mostrar una diferencia de trato a un gobierno de derecha: dos días.

En 2007, Martínez le dijo a la prensa extranjera que la protesta sería la mayor desde la época de la dictadura y que era una forma de rechazar “el capitalismo salvaje que prevalece en Chile y advertir al gobierno sobre el riesgo de un estallido social incontrolable. Más que decepción, hay indignación con la Presidenta Michelle Bachelet”.

Aquella vez, tampoco hubo un paro propiamente tal, sino marchas más o menos concurridas, y también destrucción y desmanes en las calles. Pero los dirigentes sindicales, como ya está dicho, no fueron los responsables.

El país necesita un movimiento sindical renovado, vigoroso, abierto a los tiempos, que sea respetado por la población y sea interlocutor del gobierno y los empresarios.

Eso implica, por supuesto, que luche por crear mejores condiciones para la sindicalización y la negociación colectiva.

Implica, probablemente, sumar fuerzas para aprobar un nuevo Código del Trabajo.

Pero, además, supone pensar no sólo en los trabajadores que laboran en las dependencias del Estado, sino en los cientos de miles de trabajadores que se ganan la vida en el sector privado, en las pequeñas empresas, en el comercio, en la agricultura, etc.

Hay que pensar no sólo en los que hoy tienen un puesto de trabajo, sino en los que necesitan tenerlo.

Algo más: los partidos políticos no son sindicatos. Se pueden comprender los lazos de solidaridad que existen entre los dirigentes  y los sindicalistas de un mismo partido, pero hay que rechazar las confusiones.

Esto exige que los líderes políticos demuestren coraje para no ser arrastrados por la corriente. Si los partidos renuncian a la autonomía de la política, esto es, al espacio del diálogo, la controversia y los acuerdos, se desprestigiarán todavía más. Ha habido demasiadas concesiones al oportunismo en el último tiempo.

¿Qué harán ahora los líderes estudiantiles?

Ojalá se den cuenta de que, para contribuir a materializar las reformas de la educación, ha llegado el momento de normalizar las actividades educacionales en todo el país.

Ya son muy altos los costos que están pagando las universidades estatales y los colegios municipales por casi tres meses de paralización. Tenemos que mejorar la educación pública, no hundirla.

Los que ponen, por encima de todo, el deseo de manifestar su rechazo a Piñera de cualquier manera, en realidad propician la política del toro furioso, cuyo instinto se reduce a embestir y embestir. Como sabemos, los toros furiosos pueden terminar desangrándose.

Quienes somos opositores al gobierno de la derecha por muchas razones, queremos que la centroizquierda actúe con inteligencia y sentido nacional.

Que demuestre que sus convicciones democráticas están fuera de duda. Que no pierda de vista a los chilenos que no desfilan, y que son la inmensa mayoría. Que ofrezca soluciones para los problemas de hoy y un camino que valga la pena recorrer mañana.

¿Aspira la centroizquierda a volver a gobernar? Tiene que demostrar que es merecedora de la confianza del país.

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  • http://pulse.yahoo.com/_HC6BDOGHV46LBTQ7A2VOIM4V2E Shil

    Tal como no tiene validez sentarse a dialogar con la pistola en el pecho (o en la cabeza), no tiene sentido sentarse a conversar cuando no hay una línea base de encuentro. Sobre la CUT, nada que hacer en el movimiento estudiantil, es una organización anacrónico, digamos que fue un impasse. El gobierno sigue ofreciendo peras, mientras los estudiantes piden manzanas. Existen las peras-manzanas, pero no sé si la soberbia empresarial del presidente no le permite sentarse a dialogar porque se podría pensar que es una señal de “debilidad”. Siempre habla de altura de miras y la grandeza de su gente, pues bien, que predique con el ejemplo. Los estudiantes están todos claros, alineados y muy informados, así que sólo queda sentarse a conversar de verdad y con gente que pueda ser una contraparte válida para nuestras nuevas generaciones.

    • Anónimo

      Tengo la impresión de que hay una invitación a conversar “en la Moneda y en el Congreso” desde hace más de 12 horas???

  • http://pulse.yahoo.com/_HC6BDOGHV46LBTQ7A2VOIM4V2E Shil

    Tal como no tiene validez sentarse a dialogar con la pistola en el pecho (o en la cabeza), no tiene sentido sentarse a conversar cuando no hay una línea base de encuentro. Sobre la CUT, nada que hacer en el movimiento estudiantil, es una organización anacrónico, digamos que fue un impasse. El gobierno sigue ofreciendo peras, mientras los estudiantes piden manzanas. Existen las peras-manzanas, pero no sé si la soberbia empresarial del presidente no le permite sentarse a dialogar porque se podría pensar que es una señal de “debilidad”. Siempre habla de altura de miras y la grandeza de su gente, pues bien, que predique con el ejemplo. Los estudiantes están todos claros, alineados y muy informados, así que sólo queda sentarse a conversar de verdad y con gente que pueda ser una contraparte válida para nuestras nuevas generaciones.

    • ClaudioPS

      Tengo la impresión de que hay una invitación a conversar “en la Moneda y en el Congreso” desde hace más de 12 horas???

  • http://pulse.yahoo.com/_OFXU3QDXBXBYOPBTNVRZUZPOCA José

    Criterioso su comentario, pero después de 31 años de una política social y económica que -está probado- acrecienta la desigualdad y genera violencia, qué se puede hacer don Sergio si no manifestarse en paz y ordenadamente como lo hace la gran mayoría. Si la Concertación no lo hizo, ¡bien por quienes hoy tienen el coraje de intentar mayor justicia! y si hay desalmados no busque culpables donde no existen. Don Sergio, mire a los indolentes que se escudan en el orden, la pulcritud,  el cinismo, la hipocresía… y no les haga el juego.

  • http://pulse.yahoo.com/_OFXU3QDXBXBYOPBTNVRZUZPOCA José

    Criterioso su comentario, pero después de 31 años de una política social y económica que -está probado- acrecienta la desigualdad y genera violencia, qué se puede hacer don Sergio si no manifestarse en paz y ordenadamente como lo hace la gran mayoría. Si la Concertación no lo hizo, ¡bien por quienes hoy tienen el coraje de intentar mayor justicia! y si hay desalmados no busque culpables donde no existen. Don Sergio, mire a los indolentes que se escudan en el orden, la pulcritud,  el cinismo, la hipocresía… y no les haga el juego.

  • http://www.facebook.com/people/Oscar-Fernando-Alvarez-Caceres/100002239713730 Oscar Fernando Alvarez Caceres

    Que lejos esta don Sergio del viejo compañero de las JJCC. Hoy es un conformista de la situacion ,un asustadizo que se trago completito el sistema neoliberal. Se queja de la connivencia de los dirigentes sindicales con los partidos politicos y….¿ que hizo la concertacion durante 20 años sino paralizar el movimiento sindical con el cuco de los milicos , la adhesion a los partidos del gobierno y luego con dineros para mantener las dirigencias anestesiadas? Que pobres los analisis politicos, apenas rasguña la realidad y se desespera por empujar a los muchachos a los brazos del gobierno para conseguir migajas. Desde la comodidad de su sillon ya ni reconoce la realidad y anda igual de perdido que el gobierno de Piraña

  • http://www.facebook.com/people/Oscar-Fernando-Alvarez-Caceres/100002239713730 Oscar Fernando Alvarez Caceres

    Que lejos esta don Sergio del viejo compañero de las JJCC. Hoy es un conformista de la situacion ,un asustadizo que se trago completito el sistema neoliberal. Se queja de la connivencia de los dirigentes sindicales con los partidos politicos y….¿ que hizo la concertacion durante 20 años sino paralizar el movimiento sindical con el cuco de los milicos , la adhesion a los partidos del gobierno y luego con dineros para mantener las dirigencias anestesiadas? Que pobres los analisis politicos, apenas rasguña la realidad y se desespera por empujar a los muchachos a los brazos del gobierno para conseguir migajas. Desde la comodidad de su sillon ya ni reconoce la realidad y anda igual de perdido que el gobierno de Piraña

  • http://pulse.yahoo.com/_BSRZ46UYKRQ4DYWTIUSGI7OLOM Galo

    He leído con atención todos sus artículos en el último período. Hago mi propio balance. En democracia la discrepancia es buena, y cuando pública, mejor. La coincidencia no aporta al debate, suma adeptos. El presente artículo obliga a la reflexión en voz alta.

    Acepto que costó mucho recuperar las libertades en Chile, incluida la sindical, y es algo que debemos cuidar. Pero de allí a cuestionar la movilización social y sus direcciones el trecho es largo. Es posible que la CUT hoy no tenga la capacidad de paralizar el país y sus convocatorias generen condiciones para el desorden en las calles. Es un aspecto del tema, las consecuencias indeseadas. Pero no profundiza en el problema, sus causas.

    Si hoy el sindicalismo en Chile está en crisis, ¿cual la responsabilidad de la Concertación en la desmovilización social? y ¿cual fue el límite establecido -de modo inconsulto- en la política de los acuerdos?. Más aún, ¿cuanto se cedió?, ¿cual fue la moneda de cambio?. En 20 años se gobernó en función del mercado y el crecimiento ecónomico. Somerville y el empresariado aún extrañan al ex-Pdte. Lagos. ¿O diría Ud. que el enfásis social estuvo en las demandas de los trabajadores y el fortalecimiento de sus orgánicas?. A preguntas simples, respuestas similares.

    En el tema de la violencia de las marchas, un lector atento esperaría un mayor rigor. ¿Es sólo pillaje, destrucción y furia incendiaria?. ¿Insensata, espontánea, sin explicación?.  Temo que no. Muchos discuten si se trata de una indignación ciudadana real o vulgares revueltas. Yo pregunto: ¿es más culpable el niño que incendia el auto que el modelo económico que ya lo marginó?, ¿el encapuchado que rompió el vidrio a piedrazos o el banco que hipoteca su futuro?, ¿el joven que sustrajo el plasma que el director de La Polar?. La publicidad oferta lo que el mercado y el salario niegan. Y en el acceso al consumo en cuotas, la otra rebanada. A las dudas -básicas, de sentido común-, una certeza. En igualdad en la sanción, seguro, a la cárcel no irá Pablo Alcalde. 

    Incluye en su análisis el ataque al templo de la Gratitud Nacional. ¡Verguenza para Chile!, exclama. E ironiza sobre la culpa de los dirigentes del paro. ¿Y porque no hacerlo con los referentes morales y religiosos del país?. Karadima y la jerarquía de la Iglesia Católica no saldrían indemenes. Los jóvenes también sacan sus propias conclusiones. Los caminos de la fe son, en ocasiones, impredecibles.

    Menciona la inoportunidad del paro, ignora la legitimidad de la convocatoria. Se reitera en los desmanes, ni una línea para la masividad de la marcha. Acusa oportunismo en líderes políticos y sindicales al subirse al carro del conflicto estudiantil  ¡Que ironía!. En 20 años de democracia, jamás hubo un espacio más propicio para el empalme de las demandas del mundo social con el estudiantado. Camila Vallejo legitimó el apoyo de la Confech y miles de jóvenes lo refrendaron en las marchas. Si no es un avance, ¿que es?. Pareciera que el ruido de las calles incomoda a muchos y apelar al reclamo de los que no marchan se asemeja demasiado al discurso oficial de palacio. 

    De las utopías, los sueños de los jóvenes, las banderas nobles, ni hablar. Supongo que para el autor ello es parte de la literatura, no de la política. Inclusive hace un llamado a normalizar las actividades estudiantiles. Agrega que se trata de mejorar la educación pública, no de hundirla. Adivino el cierre. ¡Jóvenes, cesen las batucadas, plieguen los lienzos, el entusiasmo!. ¡Abran paso a los que saben, a la centro izquierda, que actúa  con inteligencia y sentido nacional!.

    Por último, una referencia a la metáfora de la política del toro furioso, cuyo instinto se reduce a embestir sin medida y termina desangrándose, según advierte. Le recuerdo que el toro de lidia tiene una sola vida -épica de un día-, nace y se prepara años para saltar al ruedo, enfrentar al torero y morir en la dignidad de la arena. Apenas sale de corral en el tercio de las varas embiste bravío el paño rojo, ajeno al peligro detrás de él, una y otra vez, hasta que el castigo artero del picador lo obliga a retroceder herido a las tablas en busca de un refugio que nunca es tal y que desprecia cuando el torero apunta la espada directo al corazón y embiste una última y gloriosa vez.      
     

  • http://pulse.yahoo.com/_BSRZ46UYKRQ4DYWTIUSGI7OLOM Galo

    He leído con atención todos sus artículos en el último período. Hago mi propio balance. En democracia la discrepancia es buena, y cuando pública, mejor. La coincidencia no aporta al debate, suma adeptos. El presente artículo obliga a la reflexión en voz alta.

    Acepto que costó mucho recuperar las libertades en Chile, incluida la sindical, y es algo que debemos cuidar. Pero de allí a cuestionar la movilización social y sus direcciones el trecho es largo. Es posible que la CUT hoy no tenga la capacidad de paralizar el país y sus convocatorias generen condiciones para el desorden en las calles. Es un aspecto del tema, las consecuencias indeseadas. Pero no profundiza en el problema, sus causas.

    Si hoy el sindicalismo en Chile está en crisis, ¿cual la responsabilidad de la Concertación en la desmovilización social? y ¿cual fue el límite establecido -de modo inconsulto- en la política de los acuerdos?. Más aún, ¿cuanto se cedió?, ¿cual fue la moneda de cambio?. En 20 años se gobernó en función del mercado y el crecimiento ecónomico. Somerville y el empresariado aún extrañan al ex-Pdte. Lagos. ¿O diría Ud. que el enfásis social estuvo en las demandas de los trabajadores y el fortalecimiento de sus orgánicas?. A preguntas simples, respuestas similares.

    En el tema de la violencia de las marchas, un lector atento esperaría un mayor rigor. ¿Es sólo pillaje, destrucción y furia incendiaria?. ¿Insensata, espontánea, sin explicación?.  Temo que no. Muchos discuten si se trata de una indignación ciudadana real o vulgares revueltas. Yo pregunto: ¿es más culpable el niño que incendia el auto que el modelo económico que ya lo marginó?, ¿el encapuchado que rompió el vidrio a piedrazos o el banco que hipoteca su futuro?, ¿el joven que sustrajo el plasma que el director de La Polar?. La publicidad oferta lo que el mercado y el salario niegan. Y en el acceso al consumo en cuotas, la otra rebanada. A las dudas -básicas, de sentido común-, una certeza. En igualdad en la sanción, seguro, a la cárcel no irá Pablo Alcalde. 

    Incluye en su análisis el ataque al templo de la Gratitud Nacional. ¡Verguenza para Chile!, exclama. E ironiza sobre la culpa de los dirigentes del paro. ¿Y porque no hacerlo con los referentes morales y religiosos del país?. Karadima y la jerarquía de la Iglesia Católica no saldrían indemenes. Los jóvenes también sacan sus propias conclusiones. Los caminos de la fe son, en ocasiones, impredecibles.

    Menciona la inoportunidad del paro, ignora la legitimidad de la convocatoria. Se reitera en los desmanes, ni una línea para la masividad de la marcha. Acusa oportunismo en líderes políticos y sindicales al subirse al carro del conflicto estudiantil  ¡Que ironía!. En 20 años de democracia, jamás hubo un espacio más propicio para el empalme de las demandas del mundo social con el estudiantado. Camila Vallejo legitimó el apoyo de la Confech y miles de jóvenes lo refrendaron en las marchas. Si no es un avance, ¿que es?. Pareciera que el ruido de las calles incomoda a muchos y apelar al reclamo de los que no marchan se asemeja demasiado al discurso oficial de palacio. 

    De las utopías, los sueños de los jóvenes, las banderas nobles, ni hablar. Supongo que para el autor ello es parte de la literatura, no de la política. Inclusive hace un llamado a normalizar las actividades estudiantiles. Agrega que se trata de mejorar la educación pública, no de hundirla. Adivino el cierre. ¡Jóvenes, cesen las batucadas, plieguen los lienzos, el entusiasmo!. ¡Abran paso a los que saben, a la centro izquierda, que actúa  con inteligencia y sentido nacional!.

    Por último, una referencia a la metáfora de la política del toro furioso, cuyo instinto se reduce a embestir sin medida y termina desangrándose, según advierte. Le recuerdo que el toro de lidia tiene una sola vida -épica de un día-, nace y se prepara años para saltar al ruedo, enfrentar al torero y morir en la dignidad de la arena. Apenas sale de corral en el tercio de las varas embiste bravío el paño rojo, ajeno al peligro detrás de él, una y otra vez, hasta que el castigo artero del picador lo obliga a retroceder herido a las tablas en busca de un refugio que nunca es tal y que desprecia cuando el torero apunta la espada directo al corazón y embiste una última y gloriosa vez.