16 ago 2011

Actores secundarios

Vivo cerca del liceo Estación Central, establecimiento municipal en el que estudian unos 500 alumnos, hijos de familias modestas, y que se encuentra tomado desde hace dos meses, como parte del movimiento que ha comprometido a universitarios, secundarios y profesores.

Al pasar a diario frente al colegio, en la calle Purísima, siento desazón por todo lo que sus alumnos están arriesgando debido a la prolongación de un conflicto del cual son claramente actores secundarios, ya que los protagonistas son la Confech y el gremio de profesores.

Es legítimo que los estudiantes de los colegios públicos se movilicen por tener una mejor educación. Y que se preocupen de la perspectiva de entrar a la educación superior en mejores condiciones que las actuales, sin que sus familias se endeuden más allá de sus posibilidades para que ellos tengan una carrera.

He conversado con algunos estudiantes del liceo Estación Central. Al principio, estaban motivados por el deseo de usar el pase escolar sin limitaciones, pero hoy su lema principal es el fin del lucro en la educación, pese a que ellos estudian en un colegio gratuito.

Un dirigente de la toma me explicó que querían una educación de calidad, y le dije que estaba completamente de acuerdo con eso, pero que había que precisar cómo conseguirlo.

¿Quieren que se vayan los profesores actuales y que lleguen otros?, le pregunté. No, no queremos eso, me dijo.

Bueno, respondí, entonces hay que evaluar a los actuales y mejorar las cosas aquí.

Agregó que desean una mejor infraestructura, un taller de ciencias por ejemplo, lo que es enteramente justo. El municipio de Estación Central tiene una palabra que dar al respecto.

¿Hay que terminar con la dependencia municipal? No hay para qué imponer una sola fórmula. Algunos municipios pueden sentirse aliviados de que los liberen de administrar los colegios, pero otros los administran eficientemente (y con más recursos, por supuesto).

Es interesante la propuesta de agrupar a tres o cuatro municipios en una corporación de derecho público que administre los colegios de sus comunas.

Por encima de todo eso, estará la fiscalización de la Superintendencia de Educación, cuya ley acaba de promulgarse. En todo caso, lo decisivo es que mejore el proceso de enseñanza, y eso depende de lo que ocurra en la sala de clases, en primer lugar del desempeño docente.

¿Qué va a pasar con los estudiantes de 4° Medio, que rinden la PSU este año? Enfrentarán ese momento con mayores desventajas de las que ya les impuso el cambio de la PAA por la PSU hace algunos años.

Ese fue un enorme error del Mineduc y del Consejo de Rectores, puesto que la PSU está concebida sobre todo como prueba final de contenidos de la enseñanza media, o sea, de evaluación de “la materia pasada”, en cambio la PAA estaba más orientada a medir aptitudes y a ser un predictor del desempeño universitario. Hay que revisar la PSU y dar mayor ponderación a las notas de enseñanza media al postular a la universidad.

El actual movimiento estudiantil consiguió la simpatía de la mayoría de los chilenos porque expresa la demanda de igualdad de oportunidades en la educación. Se han creado condiciones para producir un consenso político sobre las reformas más urgentes. Llegó, pues, el momento de lograr acuerdos con el gobierno y el Congreso que signifiquen avances concretos, los que siempre serán parciales.

Sin acuerdos, puede ocurrir que una buena causa termine causando estragos demasiado altos, como la pérdida del año escolar.

Algunos alumnos de Buin se encuentran en huelga de hambre. No pueden arriesgar su vida de ese modo (y es de esperar que nadie los aliente a eso). Deben luchar para que la vida sea mejor, junto al resto de los chilenos.

En el conflicto educacional están en juego las necesidades concretas de miles de familias.

Por desgracia, un efecto de su prolongación es que no pocos padres consideran la posibilidad de retirar a sus hijos de los colegios municipales para llevarlos a los particulares subvencionados, es decir, lo contrario del objetivo de fortalecer la educación pública.

En los últimos años, el gremio de profesores ha realizado innumerables paros en los colegios municipales (sí, hay que decirlo, sólo en los colegios municipales), lo que ha alentado el éxodo de alumnos hacia los particulares subvencionados.

Tal dinámica ha terminado dañando a la educación pública que en los discursos se dice defender. Los intereses gremiales o políticos no deben seguir superponiéndose al de los alumnos y sus familias, que anhelan una educación pública de calidad, lo que, entre otras cosas, exige evaluar a los profesores.

Los dirigentes nacionales de los estudiantes secundarios se han mostrado dispuestos a dialogar con el Congreso. Ojalá prospere esa posibilidad y se abra un canal de compromisos con el gobierno que permita iniciar la discusión de las nuevas leyes que se necesitan.

En esta hora, hay que pensar en los estudiantes de carne y hueso, en particular en aquellos que, como los del liceo Estación Central, vienen de hogares modestos y necesitan ampliar sus posibilidades de desarrollo futuro, no restringirlas todavía más.

Este es un espacio de libertad, por lo que solicitamos que no lo desaproveches. Contamos con que las opiniones se remitan al contenido de las columnas y no a insultos, ataques personales, comentarios discriminatorios o spam.

Por lo mismo y buscando el buen funcionamiento de este canal de expresión, requerimos de un registro previo utilizando Twitter, Facebook, Gmail o Disqus.

Si tienes problemas para registrarte, haz click acá.

  • http://www.facebook.com/people/Astrid-Helen-Miranda-Filgueira/1204144993 Astrid Helen Miranda Filgueira

    En lo personal, no tengo nada en contra de la evaluación docente, a la cual se refiere. El tema pasa por ¿cómo se realiza? ¿se considera el contexto educativo, en el cual está inmerso el docente?. Por otro lado, me encantaría, que se evaluaran también, las condiciones en las cuales trabajamos los profesores, que muchas veces rayan en lo precario y peligroso, y que nos deja al margen de la dignidad que todo profesional y persona en Chile debe tener. Claro, que los profesores de subvencionados no se van a paro, y esto no se debe a que  estos colegios sean la panacea, sino más bien, al miedo que se le tiene a los sostenedores frente a las acciones que puede tomar frente a un docente que se adscriba al paro. En pocas palabras, miedo a perder una fuente de trabajo. Le recuerdo, que la mayoría de los profesores de este país, sufren de úlcera en Diciembre, ya que no saben si tendrán trabajo el año siguiente, y muchas veces, esta continuidad, no se debe a una buena o mala evaluación, sino a criterios, mucho más subjetivos, como es caerle bien a los directivos o al sostenedor. ¿Le parece justo?. La educación es un problema sistémico y así como se pide evaluación para los docentes, yo pido un trato digno, justo, respetuoso a la profesión que yo elegí desempeñar, por vocación…Y ojo, que no se entienda “vocación”, con la capacidad de aguantar cualquier tipo de atropello y tropelías.

    • http://pulse.yahoo.com/_6LYNTFSGIZWRHC65WD43N5557M Rodrigo Sanhueza

      Astrid:

      Comparto que se deben encontrar los mecanismos para ayudar aquellos profesores
      que trabajan en condiciones precarias y peligrosas. Es decir, garantizarles
      calidad y seguridad para que desempeñen su trabajo. Por supuesto, que debe
      tomarse en consideración el contexto educativo al momento de aplicar la
      evaluación docente o el estatuto docente. Lo cierto es que así como hay
      profesores inmersos en una realidad poco favorable, también hay profesores que
      son simplemente malos . . . personas que no están calificadas para enseñar o no
      están dispuestas a superarse. Muchos de ellos se han albergado bajo la huelga
      constante, lo cual es una actitud muy mediocre e irresponsable.

      Según recuerdo, el Sr. Gajardo desde que es Presidente del Colegio de
      Profesores ha organizado numerosas huelgas, ninguna de ellas a favor de mejorar
      la educación. ¿Acaso pensó en los efectos colaterales cada vez que llamaba a
      huelgas? ¿Demostró preocupación por los estudiantes ante el número de clases
      que se perdían? Ni siquiera en el contexto actual ha hecho algún planteamiento
      serio sobre qué hacer. Se percibe que se ha acomodado al movimiento estudiantil
      por un afán de figurar y velar, una vez, más por los intereses corporativos. Es
      una vergüenza que alguien como él represente a los profesores. Para seguir
      completando el cuadro, es impresentable que, paralelamente, sea Secretario
      General de la CUT (y esto a pesar de que en la última elección al cargo, obtuvo
      menos votos que su compañero de lista). ¿De qué está realmente preocupado y ocupado
      el Sr. Gajardo? ¿Será acaso ser huelguista su vocación natural ? ¿Convocador
      de paros? ¿Repetidor de consignas?

      Sin duda, habrá profesores de colegios subvencionados que no participan de las
      huelgas por temor a ser expulsados. Del mismo modo, reconozcamos que habrá
      profesores que no participan de estos llamados porque son bien remunerados en
      dichos establecimientos y/o porque no comparten la idea y/o porque no quieren
      perjudicar a sus alumnos, etc. La expulsión de profesores por parte de directores
      corresponde que esté regulada, como siempre debiera ser en este ámbito de
      cosas. En ningún caso, debiera suprimirse. Me parece bien que el director
      disponga de este recurso y así, preservar que los alumnos dispongan de buenos
      docentes (en caso que los anteriores no lo sean) y no pierdan una cantidad
      excesiva de clases (ante una prolongada huelga). Espero que más temprano que
      tarde este recurso sea implementado en colegios públicos. De esta manera, la
      población tendrá presente que cuando los profesores de dichos establecimientos
      han elegido el camino de la huelga . . . están realmente arriesgando algo. Es
      probable que cuando eso suceda las razones sean más nobles, más justas.

  • http://www.facebook.com/people/Astrid-Helen-Miranda-Filgueira/1204144993 Astrid Helen Miranda Filgueira

    En lo personal, no tengo nada en contra de la evaluación docente, a la cual se refiere. El tema pasa por ¿cómo se realiza? ¿se considera el contexto educativo, en el cual está inmerso el docente?. Por otro lado, me encantaría, que se evaluaran también, las condiciones en las cuales trabajamos los profesores, que muchas veces rayan en lo precario y peligroso, y que nos deja al margen de la dignidad que todo profesional y persona en Chile debe tener. Claro, que los profesores de subvencionados no se van a paro, y esto no se debe a que  estos colegios sean la panacea, sino más bien, al miedo que se le tiene a los sostenedores frente a las acciones que puede tomar frente a un docente que se adscriba al paro. En pocas palabras, miedo a perder una fuente de trabajo. Le recuerdo, que la mayoría de los profesores de este país, sufren de úlcera en Diciembre, ya que no saben si tendrán trabajo el año siguiente, y muchas veces, esta continuidad, no se debe a una buena o mala evaluación, sino a criterios, mucho más subjetivos, como es caerle bien a los directivos o al sostenedor. ¿Le parece justo?. La educación es un problema sistémico y así como se pide evaluación para los docentes, yo pido un trato digno, justo, respetuoso a la profesión que yo elegí desempeñar, por vocación…Y ojo, que no se entienda “vocación”, con la capacidad de aguantar cualquier tipo de atropello y tropelías.

    • http://pulse.yahoo.com/_6LYNTFSGIZWRHC65WD43N5557M Rodrigo Sanhueza

      Astrid:

      Comparto que se deben encontrar los mecanismos para ayudar aquellos profesores
      que trabajan en condiciones precarias y peligrosas. Es decir, garantizarles
      calidad y seguridad para que desempeñen su trabajo. Por supuesto, que debe
      tomarse en consideración el contexto educativo al momento de aplicar la
      evaluación docente o el estatuto docente. Lo cierto es que así como hay
      profesores inmersos en una realidad poco favorable, también hay profesores que
      son simplemente malos . . . personas que no están calificadas para enseñar o no
      están dispuestas a superarse. Muchos de ellos se han albergado bajo la huelga
      constante, lo cual es una actitud muy mediocre e irresponsable.

      Según recuerdo, el Sr. Gajardo desde que es Presidente del Colegio de
      Profesores ha organizado numerosas huelgas, ninguna de ellas a favor de mejorar
      la educación. ¿Acaso pensó en los efectos colaterales cada vez que llamaba a
      huelgas? ¿Demostró preocupación por los estudiantes ante el número de clases
      que se perdían? Ni siquiera en el contexto actual ha hecho algún planteamiento
      serio sobre qué hacer. Se percibe que se ha acomodado al movimiento estudiantil
      por un afán de figurar y velar, una vez más, por los intereses corporativos. Es
      una vergüenza que alguien como él represente a los profesores. Para seguir
      completando el cuadro, es impresentable que, paralelamente, sea Secretario
      General de la CUT (y esto a pesar de que en la última elección al cargo, obtuvo
      menos votos que su compañero de lista). ¿De qué está realmente preocupado y ocupado
      el Sr. Gajardo? ¿Será acaso ser huelguista su vocación natural ? ¿Convocador
      de paros? ¿Repetidor de consignas?

      Sin duda, habrá profesores de colegios subvencionados que no participan de las
      huelgas por temor a ser expulsados. Del mismo modo, reconozcamos que habrá
      profesores que no participan de estos llamados porque son bien remunerados en
      dichos establecimientos y/o porque no comparten la idea y/o porque no quieren
      perjudicar a sus alumnos, etc. La expulsión de profesores por parte de directores
      corresponde que esté regulada, como siempre debiera ser en este ámbito de
      cosas. En ningún caso, debiera suprimirse. Me parece bien que el director
      disponga de este recurso y así, preservar que los alumnos dispongan de buenos
      docentes (en caso que los anteriores no lo sean) y no pierdan una cantidad
      excesiva de clases (ante una prolongada huelga). Espero que más temprano que
      tarde este recurso sea implementado en colegios públicos. De esta manera, la
      población tendrá presente que cuando los profesores de dichos establecimientos
      han elegido el camino de la huelga . . . están realmente arriesgando algo. Es
      probable que cuando eso suceda las razones sean más nobles, más justas.

      • pedagogo42

        Sólo en referencia a algún punto que toca unos de los que comenta: sobre el derecho del sostenedor de cambiar de docentes año a año o cada tres años para no obligarse a la firma de un contrato indefinido. Situación absolutamente real que afecta a los subvencionados, donde existe una  alarmante rotativa de profesores. Que un profesor sea cambiado por malo, es justo… pero lamentablemente no es así… muchos profesores son despedidos no por malos, sino por no congeniar con los deseos del sostenedor. Alcanzan puestos directivos y mantienen sus trabajos no los más capaces, sino (muchas veces) los más  dúctiles a  los deseos del empresario sostenedor. Es increíble cómo varios de ellos no tienen idea cómo administrar, cómo  armar un  plan anual de trabajo, etc, pero lo más increíble es  que perviviendo tantas falencias, de todo tipo en los subvencionados, no haya fiscalización ni llamado al orden a tales “chapuceros”. En nuestro caso, estamos repletos de profesionales de otras  áreas con cero idea de cómo hacer una planificación o una clase, todos los años llegan y se van, reemplazan a antiguos profes buenos… que tenían un real compromiso con sus alumnos… porque en ciertos sectores no sirve sólo la entrega de contenidos, sino la relación afectiva que se genera con el alumno.
        Pero es fácil,  educar… a mí no se me ocurriría ir a construir un puente, involucrarme en una cirujía, diagnosticar a un enfermo, diseñar un edificio, etc. Pero enseñar… a cualquiera se le ocurre cómo hacerlo.
        Lamento que  se desee, como castigo, aplicar un procedimiento tan subjetivo… lamento que se tenga en tan poca estima nuestra labor docente, lamento que no se valore el hecho de que durante largas horas del día atiendo y educo a jóvenes diversos en un un estrecho salón donde apenas caben los 45, donde en invierno el frío nos paraliza porque las salas están mal terminadas, donde  donde  nuesto deseo de organizarnos debe hacerse en secreto pues el sostenedor nos terminará despidiendo… y así no hay sindicato en el subvencionado y si lo hay, muy pocos se suman porque tienen terror a perder el trabajo…y qué decir de los sueldos… no me pagan más que lo debido… cualquier descuido y  no me dan lo que por ley me corresponde, y vuelta a pelear por ello (bono SAE, gratificaciones. reajustes, etc.)
        Ya me cansé!!! no seguiré enumerando situaciones que cualquier profesor del área subvencionada conoce. Bueno de los subvencionados de “Plaza Italia pa´ abajo”.
        Educación  gratuita y  compromiso real del Estado?? por supuesto que sí.  Se necesita, para matar a la gallina de los huevos de oro.