El Proyecto sobre Sernac Financiero que se vota hoy en el Senado, es completamente insuficiente para aumentar la protección del consumidor y tratar de disminuir las desigualdades (asimetrías) que enfrenta un consumidor aislado y sin poder ante una empresa proveedora.
No resulta atinado que luego del escándalo que ha significado el caso de La Polar, el gobierno responda con un proyecto que no modificará en lo sustantivo la situación de desprotección de los consumidores.
Sólo en la mente de afiebrados defensores de un capitalismo salvaje puede caber la idea de que nuestros consumidores se protegen con mayor y mejor información, avales más informados, más oficinas de reclamos, defensores del cliente y sellos especiales.
En la práctica toda esa batería de “resguardos” ha sido y será fácil y hábilmente perforada por nuestro sector emisor de dinero plástico.
En definitiva mientras se permita el cobro de todo tipo de comisiones especiales: de administración, de operación, por giro, por monto, por uso y por no uso, por cargo fijo, de seguros que en la práctica no aseguran nada y mientras las empresas rechacen el ser parte de un sistema que permita conocer la deuda consolidada total personal; y la señal económica más potente sea que el comercio es menos rentable que las operaciones de crédito con plásticos, las personas se encontrarán siempre disminuidas ante sus proveedores.
Y si a esto se agrega que ante el menor traspiés existe permiso para recargar las cuentas atrasadas con tasas de interés cercanas al 50% anual, cobro de comisiones de cobranza que en realidad no son reales, multas y recargos adicionales de dudoso origen y fundamento, entonces tenemos el cuadro de injusticias, inequidades y desprotección completo.
Yo espero que como en otros casos recientes el Proyecto se mejore incorporando un conjunto de medidas que equilibren la actual propuesta que sólo contempla indicaciones desde la perspectiva de las empresas, para ello hay que mirar ahora desde la perspectiva de los consumidores.
Existen varios proyectos de iniciativa parlamentaria que al no poseer patrocinio del Ejecutivo, permanecen desde hace mucho tiempo, sin avance en el Parlamento.
Estos proyectos cruzan transversalmente las bancadas parlamentarias, llegó el momento y la ocasión de incorporar una buena parte de esas propuestas al proyecto en estudio. Ellos tienen la fortaleza de representar las demandas e inquietudes de las personas ante sus parlamentarios, provienen de la base misma.
En política, los llamados a la unidad son creíbles y efectivos en la medida que conduzcan a cambios de comportamiento concretos que los fundamenten, como es la incorporación de iniciativas no necesariamente hechas por e gobierno en los proyectos y éste que es el primer proyecto de este nuevo gabinete puede ser la ocasión precisa.
Es esta una vieja forma de gobernar, pero quizás si por esa misma razón permite encontrar la luz al final del túnel.