Siempre creí que este gobierno de derecha no iba a tener éxito porque no estaba en el ADN de Piñera, ni de los empresarios que gobiernan este país afanarse por resolver los enormes problemas que para las mayorías asalariadas ha significado la aplicación sin reservas de un modelo económico político y social neoliberal de máxima corrupción, explotación, desigualdad e injusticias.
Logramos, lo digo con propiedad, expulsar al gobierno de Pinochet, donde no se ha valorado suficientemente el rol del FPMR en la perdida del miedo en la población
¿Y qué sucedió? Pasó que la Concertación pactó con los golpistas y con el gobierno estadounidense, una transición que, dejando afuera a los comunistas les daba garantías que operan hasta hoy a los gringos, a los empresarios y a los responsables del golpe, civiles y militares.
Esto es, que sus intereses económicos, la estructura de las FFAA, la Constitución de Pinochet en lo esencial no iban a ser tocados, ni mucho menos el dictador y su familia.
Luego el nuevo gobierno encontró la mesa servida con una serie de granjerías en el aparato del Estado que se había autoasignado el dictador y sus ministros.
¿Se acuerdan del monto de los gastos reservados? Bueno, la Concertación hizo dos cosas: un buen y decente Programa de Gobierno que prometía revisar las privatizaciones, cambiar la Constitución que había sido denegada por destacados juristas de sus partidos, modificar la legislación laboral etc. Pero, a poco andar se les olvidó todo.
Así como la dictadura mató, torturó, violó, exilió para imponer sus canalladas, la Concertación asustó al pueblo diciéndole que no reclamaran nada porque los militares estaban vivitos y coleando y podía venir un nuevo golpe y esta historia según conveniencia la esgrimieron siempre. (¿Se acuerdan de Bush y Osama Bin Laden?)
Anestesiaron al movimiento sindical argumentando que no les podían hacer huelgas ni reclamos a sus camaradas, a su propio gobierno.
Ni hablar de los medios de comunicación: la Concertación terminó con los pocos medios propios o de oposición a la dictadura, mientras apoyaba a través del avisaje a las cadenas del Mercurio y la Tercera, apoyo que no fue para los medios independientes o francamente de izquierda.
Todo marchaba bien, todos felices, los gringos nos aplaudían como locos y éramos ejemplo mundial de progreso, transición exitosa, todos querían copiarnos las Isapres, las AFP, la legislación permisiva con las inversiones extranjeras y el regalo de nuestras riquezas básicas.
Los únicos que gritábamos en contra, poníamos los temas sobre la mesa y advertíamos lo que vendría estábamos fuera del sistema y se nos tildaba de ideólogos trasnochados, añejos, viudos de regímenes fracasados y se intentó, hacernos desaparecer políticamente.
Esa es la verdad cruda y sin adornos.
Pues bien ni siquiera en política hay mal que dure cien años ni pueblo que lo soporte. Y ahí está la Alianza con un 60 por ciento de rechazo y la Concertación con un 68 por ciento de rechazo.
Al fin la sociedad empezó a entender pese a los mensajes falsos y tendenciosos de los diarios, radios y TV con farándula desatada, que nos estaban explotando de todas las formas imaginables: educación, salud, previsión, alimentación, vivienda, etc. Es decir, para hacer a los pobres cada vez más pobres y a los ricos cada vez más ricos.
Todo amparado por la Constitución política de la dictadura que coloca la propiedad privada como “el derecho humano fundamental” completamente funcional al modelo aplicado y que nadie, seriamente intentó cambiar en estos últimos 20 años.
Si ejemplarizáramos esta connivencia bastaría revisar la lista de parlamentarios que votaron en contra de una ley de renacionalizacion del cobre o se abstuvieron en 2007 y encontraríamos casi toda la alianza, pero también no pocos concertacionistas como Carolina Tohá, Isabel Allende, Marco Enríquez-Ominami , Adriana Muñoz.
Es decir estos “progresistas” ¿están contentos regalando nuestra principal riqueza a las trasnacionales extranjeras o hay otros otros factores? Incomprensible para el ciudadano común.
Hoy día gracias a los estudiantes, temas trascendentales para el futuro del país están en la discusión pública: el cobre, la educación, la Constitución del dictador, una reforma tributaria estructural, la estafa descarada de los retail y otros.
La gente común ha entendido que tiene derechos y que peleando duro se puede conseguir que estos se respeten.
El problema es que hoy no hay liderazgo, ni credibilidad en los dos grandes bloques con posibilidades de ganar el poder político: la Alianza porque ha gobernado muy mal este año y medio y la Concertación porque no sabe como apartar aguas de la derecha con la que cogobernó estos últimos 20 años, en que promovió el modelo heredado de la dictadura y en definitiva es responsable asociada de la crisis que tenemos hoy.
Parece que de tanta autocomplacencia ambos conglomerados no entendieron, ni entienden la profundidad de lo que está ocurriendo: el país creciendo, inflación controlada y el empleo aumentando ¿de qué se quejan? Como dice Piñera.
Bueno parece ser que lo más factible es construir un programa de gobierno con una visión de Estado (que se siga realizando en el tiempo) que responda a los graves problemas del país, en que participe democráticamente toda la oposición y una vez acordado: CUMPLIRLO venciendo todas las dificultades que pongan aquellas minorías que naturalmente verán tocados sus intereses o sus negocios.