No creo que se produzca una cesación de pagos del Gobierno el 1 de Agosto, pero la incertidumbre política va a continuar por varios meses, quizás hasta las elecciones en EEUU, con efectos económicos globales, mucho más allá de ese país.
Desde lejos da la impresión que los Congresistas del Tea Party desean ser los guardianes de la bahía mundial, ya que son halcones en materias políticas y militares internacionales, pero no asumen que eso conlleva responsabilidades de todo tipo, entre otras económicas, y parecen no reconocer que los gigantescos déficit fiscal y externo se produjeron en el Gobierno de G.W. Bush, y tratan de hacer pagar todos los platos rotos al Presidente Obama.
Cuya Administración, sin embargo, tampoco ha sido un ejemplo de disciplina y consistencia en las políticas, luego de las enormes sumas de gasto que provocó la debacle financiera.
Sin duda, el exceso de gasto sobre los ingresos públicos va a requerir ajustes por ambos lados de la ecuación, ya que no es probable que se pueda lograr un ajuste solo vía reducción de los gastos del gobierno central y de los estados.
Un incremento de ingresos puede ser inevitable.
No debemos olvidar que los graves problemas que tiene la economía vienen desde hace años, y fueron gatillados por la irresponsable conducta de muchos agentes financieros y la deficiente regulación de ese mismo sector, en Estados Unidos y también en países europeos, cuyos bancos adquirieron los instrumentos emitidos por instituciones norteamericanas, sin tener idea que la deuda que estaba detrás de esos complejos instrumentos valía casi nada, era puro humo, muy negro y hediondo.
A los chilenos nos afecta cualquier crisis económica externa, especialmente si se origina en Norteamérica.
Si EEUU tiene una caída de actividad, si los consumidores y empresas de ese país consumen e invierten menos, nuestras exportaciones al importante mercado estadounidense, se reducirán. Por lo tanto los problemas serán para nuestras empresas y sus trabajadores, en sectores como el de la producción de madera, materiales de construcción, salmón, frutas, vinos, etc.
Sumado a lo anterior, si el dólar continúa cayendo, junto con un alza de precios en dólares de un % menor a la caída en el tipo de cambio, se profundizará la problemática que ya enfrentan muchos exportadores, por bajos precios en pesos.
El impacto será además sobre quienes compiten con productos importados, que son más baratos al bajar el precio del dólar, sólo hay que observar lo que ocurre en el área textil y vestuario.
Otro efecto es sobre la disponibilidad de crédito internacional, acompañada por el incremento de las tasas de interés, que afecta a los chilenos que deben operar en comercio exterior u obtener recursos del mercado internacional de capitales.
Ya experimentamos los muy negativos efectos de una verdadera paralización del sistema financiero internacional el 2008, luego de la crisis sub prime y la caída del gigante banco de inversión Goldman Sachs. También el crédito en Chile sufrió un fuerte impacto, lo que es muy improbable que se repita en magnitud, pero si en tendencia.
La caída del dólar, junto al alza en las tasas de interés en los países más grandes, también trae efectos sobre las inversiones financieras y en activos físicos en EEUU y otros países.
Para nosotros significaría una baja en el valor de esas inversiones de los Fondos de Pensiones, Fondos Mutuos, Fondos de Inversión y de personas o empresas chilenas. La respuesta no es bajar esas inversiones, con menor diversificación, porque por grave que sea una crisis, no es el fin del capitalismo, como tampoco ocurrirá que nunca se recuperará el valor de esas inversiones.
Una mirada de largo plazo lleva a concluir que si bien, cuando llueve y hay temporal todos se mojan, eso pasa y es cíclico.
Otra cosa es que el riesgo aumenta y se debe buscar forma de proteger el valor de los Fondos de Pensiones de quienes están próximos a pensionarse; ¿puede existir en las AFP un Fondo adicional, que sólo tenga depósitos con tasa fija?
Nos pueden llegar muchas esquirlas de la verdadera bomba de racimo que se produciría con la pérdida total de confianza en los pagos del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica.
Por eso, prefiero pensar que no se va a producir la cesación de pagos.