La semana pasada hablé de la celebración de los 200 años del Congreso Nacional. Entre otras cosas, mencioné mi anhelo de que en estos meses logremos acuerdos y decisiones que sean recordadas, valoradas y celebradas en cien años más.
¿Es mucho pedir? Yo creo que no; tal como lo expresé en mi discurso y en la anterior columna, vivimos un momento especial que demanda precisamente grandeza y voluntad de cambio.
Ahora quiero dar un paso más. Queremos que se nos recuerde bien en el futuro; para eso tenemos que adelantar el futuro. Tenemos que auscultar el tiempo y sentir palpitar ahí lo que queremos ser y lo que podremos ser en este mundo que cambia a tanta velocidad e incorpora tanto conocimiento a un ritmo tan acelerado.
Tenemos que trazar ahora los mapas del porvenir y sólo así, si logramos anticipar lo que viene, podremos actuar desde ahora para hacerlo coincidir con lo que queremos y anhelamos para Chile.
Por eso que creamos, desde el Senado y en conjunto con la Cámara de Diputados, la Comisión de Futuro, con académicos, parlamentarios, científicos y representantes de la ciudadanía, que tendrá su momento cúlmine en este año cuando celebremos el Congreso del Futuro, que ya tiene confirmados 19 expositores internacionales, con cinco Premios Nobel entre ellos.
Pero también procuraremos anticipar el futuro y diseñar líneas de acción para el presente en seminarios temáticos sobre temas y áreas cruciales para las próximas generaciones: energía, concesiones, agua, ciudadanía y constitución, todos ellos durante el mes de septiembre.
Para octubre tenemos una Cumbre Internacional sobre Nutrición y Obesidad.
Hemos hablado acá de estos temas; realmente hay una crisis del sistema de alimentación de los chilenos que ha convertido a la obesidad en un gravísimo problema de salud pública. A esta Cumbre vendrán especialistas de nivel mundial y delegaciones de parlamentos de otros países de América.
De este modo, estamos facilitando las condiciones para que desde el Congreso Nacional, con amplia participación de expertos nacionales e internacionales y de la gente, se lleven a cabo debates, encuentros y seminarios sobre los asuntos que más tienen que ver con definir la fisonomía que el país tendrá en el futuro.
No podemos dejar que los hechos nos sorprendan y nos arrastren a decisiones apresuradas o poco informadas.
No, tenemos que conocer las tendencias más actuales, por muy incipientes que sean, y controlar la agenda del largo plazo. Ese es el empeño de esta Presidencia del Senado.