Los resultados de las encuestas generan enojo y caos entre los líderes políticos, de gobierno y oposición.
Al analizarlas, debiéramos decir: “entre los ex líderes”. Veamos: Gobierno 62% de rechazo, Concertación 68% de rechazo, el Presidente 60% de rechazo, derecha 60% de rechazo.
La principal característica de un líder es tener seguidores. O sea, estos dos bloques no tienen liderazgo, no tienen seguidores, no mayoritariamente.
Es poco creíble un Presidente que responde a las protestas diciendo: “Chile esta bien”, o cuando habla de desarrollo y crecimiento, mientras la mayoría de las familias, tratan de sobrevivir con el Ingreso Mínimo. ¡Hasta en el sector ABC1 tiene un 45% de rechazo!
Complicado, porque si las instituciones no interpretan a las mayorías, las sociedades caen en el populismo.
La esperanza para los “ex líderes”, podría ser que quienes protestan no influyen directamente en las elecciones por no estar inscritos en los registros electorales.
Hasta ahora puede ser así, pero los manifestantes han amenazado con inscribirse en masa. ¿Tal vez, por eso está trabada la inscripción automática y el voto voluntario?
Queda la impresión que los políticos que se rediman, serán aquellos que hablen con franqueza y simpleza a la gente.
Las personas están cansadas de ser solo una cosa entre las frías cifras del mercado, donde lo que importa es el lucro y la rentabilidad. Cansadas que les digan que la economía crece y que alcanzamos un ingreso per cápita de US$ 15.000 dólares porque eso significa que una elite se queda con toda la riqueza que le pertenece a la mayoría.
Entre más ganan los monopolios más sube el promedio, entre más gana la banca, las trasnacionales del agua, pesqueras, forestales, mineras o el retail, más sube el promedio, es decir, el per cápita…el problema es que aunque el promedio suba al doble o triple, -con la concentración económica existente donde el 5% de los más ricos se llevan el 99% de la riqueza-, nunca beneficiará a las mayorías.
Ya se ha visto que con plata y letra chica se pueden ganar elecciones, también se ganan con simpatía, pero ambas características, no bastan para hacer un buen gobierno.
Lo gritan las protestas. La gente sabe que Chile puede más. El mensaje es: no aceptaremos más, pero tampoco menos, de lo que en justicia nos corresponde.
Los políticos que se rediman serán los que entiendan que la gente quiere justicia, equidad, participación, democracia, transparencia. Los nuevos líderes serán quienes planteen con simpleza y honestidad lo que la gente quiere.
Para recuperarse, el sistema político deberá producir las reformas políticas, económicas y sociales que las personas reclaman.
La democracia se robustecerá con más democracia.
Si las personas cuentan, a futuro, con un sistema político renovado, adecuado, más democrático, con la capacidad y compromiso que tienen, modelarán una sociedad donde sean las personas -no el lucro y las ganancias-, el centro y fin del quehacer político.
Excepto que, los amenazados políticos, se unan y por defenderse “se pasen de la raya” y opten por mantener incólume el pequeño registro electoral, perpetuándose y haciendo oídos sordos al clamor popular.
La política es más simple. Es una opción de servicio a las personas. Es luchar por los demás sin esperar retribución. Como la han hecho muchos grandes políticos.
Para la mayoría de las personas, la calidad de vida que tienen la ha definido la calidad de la política. Cada derecho o condicionamiento de su vida cotidiana, es fruto de una acción o un logro político, de allí su importancia.