“Las basuras de los gobiernos concertacionistasnos van a perseguir siempre a menos que las barramos”.
Así justificó Fernando Meza, jefe de los diputados del PRSD, su propuesta de citar a Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda de la Presidenta Bachelet, a la comisión de la Cámara que investiga el escándalo de La Polar. (El Mercurio, 24 de junio).
¿Qué motivó tal proposición, que desviaba la atención pública de los autores y encubridores de los delitos cometidos en esa empresa?
¿Quería Meza que la gente asociara a Velasco con los pillos de La Polar? ¿Con qué intenciones? Por cierto que la Cámara puede citar a cualquier ex autoridad que aporte antecedentes sobre la materia, pero en este caso parecía haber “tontería o maldad”, como dijo el diputado Jorge Burgos, de la DC.
A propósito del caso La Polar, Velasco recordó en La Tercera (26 de junio) que el gobierno de la Presidenta Bachelet presentó en 2009 un proyecto orientado a fiscalizar a las multitiendas, al que se opuso el entonces presidente de La Polar y quedó congelado en el Congreso.
Pero Meza no está preocupado de La Polar, sino de enlodar a Velasco, y de paso a Michelle Bachelet, como quedó de manifiesto en esta afirmación: “La desigualdad en Chile es mayor que hace veinte años gracias a los gobiernos de la Concertación y gracias al señor Andrés Velasco”. Ni la UDI se ha atrevido a tanto.
Es verdad que combatirla desigualdad sigue siendo un reto nacional, pero las expresiones demagógicas no sirven para enfrentarlo. La sustancial reducción de la pobreza y el mejoramiento de las condiciones de vida de millones de chilenos, gracias a los gobiernos concertacionistas, sólo pueden negarse por razones mezquinas.
Meza no puede afirmar, suelto de cuerpo, que los pobres estaban mejor al término de la dictadura de Pinochet que al término del gobierno de Bachelet.
“La Concertación ya cumplió su objetivo y tiene que ser reemplazada a la brevedad, porque la ciudadanía nos pasó por encima”. Ahí está la madre del cordero. O sea, hay que destruir la Concertación lo antes posible.
Y esta es la justificación: “La Concertación es un grupo de dirigentes que nos condenó al fracaso en todos los ámbitos: electorales, sociales, políticos”.
¿Están dentro de ese grupo de dirigentes el senador José Antonio Gómez, los ex ministros, ex subsecretarios, ex intendentes, ex jefes de servicio y ex embajadores del PRSD? ¿Y los parlamentarios radicales elegidos en las listas de la Concertación durante 20 años?
Meza dio a entender que el PRSD se prepara para buscar otros aires: “La Concertación no da para más, se acabó. Pero si ninguno está dispuesto a seguirnos, porque no nos consideran sinceros, tendremos que buscar otros partners, no van a faltar”.
Sería lamentable que el PRSD abandonara la Concertación. Estamos convencidos de que muchos de sus miembros se sienten orgullosos de haber participado en una coalición que tiene una obra meritoria que mostrar y que hoy es el contrapeso del gobierno de la derecha.
Puede entenderse que los dirigentes radicales estén preocupados por la influencia de su partido, pero equivocan el camino.
La decisión de levantar dos listas de candidatos a concejales (experiencia que fue desastrosa en 2008) sólo ayuda a la derecha, que se presentará unida.
Además, la elección municipal, en octubre de 2012, va a estar pegada al comienzo de las campañas parlamentaria y presidencial, por lo que la eventual división en la elección de concejales crearía una dinámica muy perniciosa en la centroizquierda frente a las definiciones de 2013.
El PRSD recibió garantías de que los 4 partidos de la Concertación llevarían, por lo menos, un candidato a concejal en todas las comunas, a los que se sumarían los que les correspondieran según el porcentaje de votación nacional. Es una fórmula que debería ser suscrita por todos si existiera voluntad unitaria.
Meza sugirió que el PRSD puede tener otros socios.
¿En quiénes está pensando? ¿En el PRO, de Enríquez-Ominami, cuyo proyecto es él mismo?
¿O en el PRI, de Adolfo Zaldívar, que ya ofreció sus buenos oficios para la eventualidad de que el PRSD cambie de vereda?
En este contexto, no puede sino llamar la atención que Carlos Larraín, presidente de RN, haya propuesto que Piñera invite al PRI y a los radicales a integrarse al gabinete.
El PRSD tiene pleno derecho a velar por sus intereses del modo que estime conveniente, pero se equivocaría gravemente si rompe con sus actuales aliados.
Contribuyó a la recuperación de la democracia y aportó a la fructífera labor de los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet. Cuesta imaginar que sus militantes acepten renunciar a ese honroso patrimonio sin desgarramiento.
Ojaláque se imponga la racionalidad y que el PRSD reafirme su pertenencia al pacto que ha integrado por más de dos décadas junto al PS, la DC y el PPD. Esa coalición ha dado grandes batallas y tiene desafiantes tareas por delante.