El pasado día domingo, el Presidente anunció la entrega de un nuevo “Bono de Consulta Médica Respiratoria”, a través del cual los usuarios del sistema público de salud que resulten elegibles, podrán acceder a atención médica respiratoria en centros de salud y consultas médicas privadas sin pagar de su bolsillo. Este bono temporal se suma al Bono Auge que permite buscar atención por “enfermedades Auge” en el sector privado de salud en caso de no recibirla en el sistema público.
El anuncio del reciente bono fue criticado desde la oposición de inmediato. Se dijo que dirigir recursos desde el gobierno hacia los privados es un error cuando el problema que existe es que hoy el sistema público de salud está desfinanciado.
Más que discutir la pertinencia del bono como solución a un problema puntual de peak de demanda por atención respiratoria, quisiera no dejar pasar la inquietud planteada por quienes han rechazado la idea del bono. Éstos, lo que critican finalmente son señales poco auspiciosas ante la falta de un pronunciamiento claro del gobierno respecto al destino de la salud pública en Chile. Éste, creo, es el tema de fondo.
Es claro que el sistema de salud pública se encuentra sobrepasado y desfinanciado. Camas e infraestructura en general estaban en déficit ya antes del terremoto y empeoraron fuertemente luego de éste. Las horas contratadas del personal no dan a basto en épocas de alta demanda y la gestión sin duda podría mejorarse y modernizarse. Mayor financiamiento será bien recibido en un sistema que atiende al 80% de los chilenos. Otra cosa es si sería bien utilizado o si cambiaría en algo la situación.
Preocupa a muchos que este bono más que una ayuda efectiva o una solución de parche necesaria, sea una señal de que el gobierno en vez de destinar más recursos al sistema público prefiere dirigirlos al sistema privado. Ante la falta de un pronunciamiento claro indicaría una cierta inclinación desfavorable a la salud pública que no se hace manifiesta y que no se somete a escrutinio ciudadano.
Ante la precaria situación del sector público el gobierno podría preferir potenciar el rol subsidiario del Estado en materia de salud. Lo haría destinando más recursos directamente a las personas o a los prestadores privados de salud y disminuyendo su rol en la provisión pública de salud, garantizando de igual modo el acceso pero no mejorando la situación en que se encuentra el sistema público.
¿Da lo mismo a los chilenos quién les provea el servicio mientras este sea de calidad? ¿No resulta familiar este problema?
Pensemos un rato en la educación. Los estudiantes escolares y universitarios –acertados o no- reclaman contra el gobierno por una falta de compromiso con la educación pública porque el sistema impuesto no funcionó. ¿Está dispuesto algún gobierno a enfrentar el problema que puede generarse si es que no se mejora la salud cuando se cambie el modelo?
Creo que es necesario generar un debate en torno al tema. Que el gobierno declare sus intenciones y, de asumirse comprometido con la salud pública, destine más recursos y presente un plan concreto a largo plazo que sea más que mejorar infraestructura.
Es importante que los chilenos puedan decir qué piensan al respecto, que se discuta desde varios frentes qué es lo que queremos de la salud a futuro, como ha pasado con la educación y como se propone hacer con la energía y el medio ambiente.
Eso sí, antes que los cambios silenciosos lleven a nuevas marchas y paros.