Los militares no son los mismos cuando usan uniforme que cuando lo dejan, y vuelven a ser “personas comunes”.
En muchos lugares del mundo han encabezado crueles dictaduras, asesinado, violado los derechos humanos o involucrándose en guerras étnicas, religiosas o por los recursos naturales, como las guerras por el petróleo. Muchas veces, los militares al servicio de los poderosos, han sostenido a caudillos, dictadores o regímenes antidemocráticos e injustos.
Dicen que el rasgo común entre los carniceros nazis, los asesinos hutus de Ruanda o los genocidas serbobosnios, es: la “banalidad del mal”. Una vulgaridad del mal que les permitiría actuar sin dudar, sólo porque reciben órdenes o porque se lo dicta el “deber” patriótico.
A Ratko Mladic, lo encontraron sin uniforme, como un modesto trabajador en una construcción, de civil no era el mismo que, el 11 de julio de 1995, había asesinado a 8.100 musulmanes y luego ordenó enterrarlos en fosas comunes, cuando las tropas serbobosnias que él dirigía, conquistaron la ciudad Bosnia de Srebrenica -entonces zona protegida de la ONU- pocos meses antes del fin de la guerra civil, que enfrentó a musulmanes, serbios y croatas.
Posteriormente, los tribunales internacionales, calificarían esta matanza como genocidio.
Tras huir 6 años, el militar serbobosnio Ratko Mladic, según el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, autor de crímenes de guerra y del genocidio de Srebrenica, ha sido capturado.
Otros altos militares y civiles serbobosnios también han sido condenados o están siendo procesados por estos crímenes en esa corte, entre ellos Radovan Karadzic, capturado hace dos años en Belgrado.
La Comisión Internacional para Personas Desaparecidas ha informado que hasta el momento se ha podido identificar, mediante ADN, a 6.481 personas desaparecidas tras la caída de Srebrenica.
A su vez, el Parlamento Europeo, proclamó el 11 de julio, día de conmemoración del genocidio de Srebrenica en toda la Unión Europea.
Ratko Mladic no hizo prisioneros en Srebrenica. Por lo mismo, esta acción criminal, ha sido definida como la mayor masacre de la historia de Europa desde la II Guerra Mundial.
Durante cinco días, las tropas del general Ratko Mladic bombardearon la localidad custodiada por cascos azules holandeses.
Una vez dentro, separó a los hombres de las mujeres y niños, ante la impotencia de los soldados de la ONU.
Dos días después, todos los hombres de entre 12 y 77 años, fueron asesinados por disparos.
Entonces, Ratko Mladic le dijo a sus soldados: “Entrego esta ciudad al pueblo serbio. ¡Por fin nos hemos librado de los turcos!”…no había dejado ni un sólo turco en Srebrenica, ni siquiera como prisionero.
Para el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, la detención de Ratko Mladic marcó “un día histórico para la Justicia internacional”, pero, para las familias de las víctimas, todavía falta juzgar y detener a muchos asesinos de Srebrenica, cómplices de Ratko Mladic.
Nuestro país, estuvo vinculado a la guerra de los Balcanes. El año 1991 en el aeropuerto de Budapest, Hungría, se descubrió el tráfico de 370 toneladas de armas, camufladas como medicamentos, enviadas desde Chile por FAMAE, la fábrica de armamento del Ejército y dirigidos a Croacia.
La investigación determinó que se habían vendido en US$ 6.000.000 (seis millones de dólares) y, que en el tráfico estaba involucrada la CNI.
Se dijo que el principal responsable era el coronel Gerardo Hüber, el cual posteriormente apareció asesinado en el Cajón del Maipo.