Cuántas veces, bajo los cuatro gobiernos de la Concertación, escuchamos a los legisladores de la entonces oposición, que ahora son gobierno, decir que en el Congreso Nacional ellos mejoraban la calidad de los proyectos que enviaba el Poder Ejecutivo. Lo escuchábamos y nos parecía bien; los legisladores oficialistas que éramos entonces, también contribuíamos a crear leyes más completas y más acordes con las necesidades y tradiciones del país. No en vano los senadores y los diputados representamos la diversidad y la pluralidad de Chile y por ello ejercemos en propiedad nuestras potestades como colegisladores.
Es lo que hemos hecho esta vez con el proyecto que extiende el premiso postnatal de tres a seis meses. No quisimos iniciar el trámite legislativo –y por eso nos negábamos a aprobar la idea de legislar- hasta que el gobierno demostrara en los hechos que estaba dispuesto a eliminar o modificar aspectos esenciales del proyecto, que nos parecía más perjudicial que positivo para las mujeres de Chile.
Efectivamente se trata de un beneficio largamente buscado y anhelado por las mujeres chilenas, pero llevaba aparejadas ciertas disposiciones que nos parecían inaceptables.
Por ejemplo, el acortamiento del fuero maternal, un derecho obtenido hace ya tiempo por las mujeres y que no veíamos por qué había que afectar. O el hecho de que el proyecto beneficiaba sólo a un porcentaje menor de las mujeres en edad fértil.
Negociamos sobre esos y otros aspectos sólo cuando hubo un acuerdo previo entre gobierno y oposición. Es decir, sólo cuando el gobierno mostró la necesaria flexibilidad y apertura a considerar la opinión de los colegisladores, en lugar de pretender imponer su criterio.
Así funciona la democracia. Por algo existen los contrapesos. No se trata acá de doblarle la mano a nadie, como algunos parecen creer. Se trata de lograr las mejores leyes para todos, y eso implica tanto un trabajo serio en la formulación de los proyectos como el ánimo de dialogar y la capacidad de reconocer que cada uno de esos proyectos es susceptible de mejorías.
Creo sinceramente que la discusión en torno al proyecto de postnatal y las modificaciones que sufrió la propuesta original del Ejecutivo han tenido como resultado un proyecto sustancialmente mejor, más respetuoso de los derechos de las mujeres, más amplio en su cobertura y sometido a menos restricciones. Y sería bueno que el Ejecutivo tuviera la nobleza de reconocerlo.