Fue un discurso liviano, de baja estatura, lleno de lugares comunes que deterioró gravemente el carácter Republicano de la cuenta anual del Presidente ante el Congreso.
La primera afirmación contenida en el discurso alude textualmente a que “la única forma de derrotar la pobreza es el crecimiento económico”.
A partir de esto , queda de manifiesto que no podemos esperar sino la política del “chorreo”, que desde décadas ha sido insuficiente para resolver los grandes nudos de la pobreza y pobreza extrema en Chile.
Es verdad que hemos disminuido considerablemente los índices de pobreza y pobreza extrema. Sin embargo, nadie duda que cada vez resulta más difícil enfrentar- sólo con crecimiento- el desafío de terminarla en la presente década.
No es verdad lo sostenido por el Presidente: hoy, el mayor dilema de Chile es enfrentar las aberrantes y ascendentes diferencias de ingreso entre ricos y pobres y ello no se logra sólo con crecimiento.
Sin redistribución no habrá justicia, mucho menos, paz social. Estamos simplemente dilatando las soluciones, aplicando la estrategia del gatopardo: cambiar las cosas para asegurarnos que nada cambie.
De los temas que me llamaron más la atención, dada mi condición de diputado miembro de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social, es el anuncio de desarrollar una agenda de seguridad en el trabajo.
En efecto, este mismo anuncio se hizo en el discurso del año pasado.
Posteriormente, la ex Ministra del Trabajo doña Camila Merino (que para ser sincero de materias laborales sabía tanto como de astrofísica), anunció y expuso ante la Comisión de Trabajo el Plan de Seguridad Laboral del Gobierno. Planteó 12 puntos a desarrollar el 2010, y ninguno de ellos se cumplió.
Se cambió la Ministra y del plan nunca más se supo. El único proyecto en discusión, trabajo a distancia o teletrabajo, fue retirado por el Gobierno y quedamos sin ningún proyecto de iniciativa del Ejecutivo durante un año. En fin, un año perdido para los trabajadores de Chile.
También en relación con el mundo del trabajo, me llamó la atención que se hiciera referencia a que este Gobierno asumía un fuerte compromiso con los derechos de los trabajadores. Muy bien en el discurso, pero ocurre que hoy, como nunca, existe una política empresarial mas comprometida con “prácticas antisindicales” y por lo mismo el porcentaje de trabajadores sindicalizados es ínfima.
No obstante esto no es nuevo y tampoco responsabilidad exclusiva del actual Gobierno: los Gobiernos de la Concertación tampoco hicieron mucho para evitar estas prácticas reñidas con nuestros compromisos internacionales.
Como represento a La Araucanía, estaba pendiente de las menciones sobre las regiones. Nueva sorpresa: se volvió a mencionar el Plan Araucanía como ejemplo de intervención social en regiones.
Al respecto, debo señalar que, desde la discusión de la Ley de Presupuesto del año pasado, estamos pidiendo se nos informe en qué partidas del Tesoro Público se encuentran los 125 millones de dólares del Plan Araucanía dispuestos para este año por el Gobierno. Aún no logramos que se nos entregue esa información.
Lo que están haciendo es que a los mismos recursos ya existentes históricamente en La Araucanía para inversión, se les está colocando el rótulo de “Plan Araucanía” y listo…problema solucionado. Ni un centavo más, pero muchos letreros con la mención de este “Plan”.
El posnatal de 6 meses propuesto por el Gobierno al Congreso, a través del Senado, y que se aprobó esta semana, fue otro anuncio rimbombante del Jefe de Estado. Lo que no dijo es que el proyecto que aprobó el Senado no es el mismo del Gobierno: se mantuvo el fuero maternal, se eliminó el tope de 30 Unidades de Fomento como ingreso para acceder a este derecho y se logró mantener el derecho de amamantamiento.
Estos cambios mejoraron sustancialmente el proyecto del Gobierno.
Participé de toda la sesión del Senado cuando se debatió el jueves pasado esta iniciativa y fui testigo presencial del intento de las bancadas oficialistas de aprobar el texto original y reducir derechos laborales existentes desde décadas en Chile.
No puede entonces el Presidente atribuirse como un logro suyo este postnatal de 6 meses.
Aprovecho de mencionarles que defenderemos lo aprobado en el Senado y creemos que el Gobierno no tiene los votos suficientes para que se aprueben sus indicaciones, ya que no cuenta con los 68 diputados que necesita.
Me llamó también la atención que sostuviera que “vamos a iniciar una nueva relación con nuestros pueblos originarios y en materia de salud vamos a INICIAR la implementación de la salud intercultural”.
Lo que olvidó el Presidente es que ese programa se inició hace más de 15 años. En mi ciudad (Temuco) ya se expenden medicamentos fabricados con las técnicas ancestrales del pueblo mapuche, y el Hospital de Nueva Imperial ES UN HOSPITAL INTERCULTURAL EN EL QUE SE ATIENDEN PACIENTES POR “MACHIS”.
Sin embargo, y a pesar de lo que les he señalado, debo confesarles que los dos conceptos que más me llamaron la atención fueron los de “respeto y compromiso con el medio ambiente”, y su “llamado a la unidad y al diálogo”.
Esto porque el compromiso con el medio ambiente lo anunció inmediatamente después de haber respaldado en el mismo discurso el proyecto Hidroaysén. Y el llamado a la unidad y al diálogo lo hizo inmediatamente después de increpar duramente a la oposición. Debo recordar que hace pocos días nos comparó con el Ex Director del FMI procesado por acoso sexual en USA.
En fin, creo que fue un discurso liviano, de baja estatura, lleno de lugares comunes que deterioró gravemente el carácter Republicano de la cuenta anual del Presidente ante el Congreso. Me quedó claro que “lo que natura no da, Salamanca no lo presta”.