“¿Quien construyó Tebas, la de las Siete Puertas?. En los libros figuran solo nombres de reyes. ¿Acaso arrastraron ellos los bloques de piedra?” (Bertolt Brecht)
Se cumplió el ritual republicano.
Tras la cuenta pública del Presidente al Congreso Nacional los 21 de Mayo, una lluvia de loas y defensas corporativas del oficialismo y, por el contrario, la oposición reclamando por los incumplimientos de los anuncios del discurso 2010, y criticando el “festival de ofertas”, la creación de muchas nuevas subsecretarías, reclamando por la represión.
Una jornada de mucha tensión. Con protestas masivas reprimidas con dureza. Tal vez producto que no hay espacio ni voluntad para analizar el déficit social del país. El estilo de la derecha -de ignorar la protesta-, de excesivas restricciones, de no permitir el diálogo y los acuerdos, genera un clima de frustración. Menos espacio aún, existe para dialogar sobre los derechos laborales y sindicales. De los anuncios laborales del año pasado ninguno se cumplió.
La Democracia necesita ampliar los espacios de encuentro, eliminar los obstáculos hacia una democracia real y participativa. Es evidente que la ciudadanía y los jóvenes cada día se sienten menos interpretados y al no ver alternativas optan por protestar al margen de los Partidos Políticos. Las democracias vigorosas se sustentan en partidos fuertes. ¿No será hora también, de sintonizar los Partidos Políticos con los intereses de las personas?
Existieron un par de anuncios laborales, pero, ni rastros del Nuevo Trato Laboral que anunció el Presidente durante el rescate de los 33 mineros. El problema es que se legisla, pensando más en el interés de las empresas, que en los derechos de los trabajadores. De las demandas planteadas por la CUT, en el discurso del Primero de Mayo…nada. No se recogió ninguna demanda. Al parecer, se ha vuelto a la estrategia del chorreo.
La participación de los trabajadores es resistida hasta el límite de impedirles que organicen sindicatos o, que negocien colectivamente, obstruyendo precisamente, uno de los mecanismos de redistribución económica.
Sin ir más lejos, estos días, la oposición denunciaba al gobierno por querer limitar los derechos adquiridos de las trabajadoras en el proyecto llamado Posnatal, el que, supuestamente, era para ampliar beneficios.
A última hora, la oposición repuso parte de esos derechos cercenados, eso sí, momentáneamente, pues el gobierno anunció que recurrirá al Tribunal Constitucional, alegando falta de financiamiento, justo cuando el 28% del cobre que vende Codelco, continúa con su mayor precio de la historia y, justo cuando el gobierno, abusa promocionando las cifras “espectaculares” de la economía.
Recientemente la OCDE indicó que Chile estaba entre los países más desiguales del mundo, debido principalmente a la concentración económica.
El año pasado el Presidente había ofrecido: ingreso ético familiar, pasar el Sence a la educación profesional, un nuevo seguro de desempleo, incrementar la pensión máxima solidaria de $150 mil a $200 mil, fortalecer capacitación en las Pymes, bono especial de capacitación, por ejemplo; de eso no hubo cuenta, por eso decimos que hubo poca cuenta y muchos anuncios que no se saben cómo ni cuándo se materializarán.
Después de escuchar la cuenta presidencial queda la sensación que lo peor está por venir, que el gobierno luchó por llegar allí solo para defender la propiedad privada y los monopolios. Con esos criterios, -y sin justicia social, sin crecimiento equitativo-, los conflictos sociales aumentarán.
La aplicación del modelo de Libre Mercado, reforzado con más TLCs, como lo anunció el Presidente, generará más concentración económica, habrá más destrucción del medio ambiente, más bolsones de desigualdad, transformando, la ilusión del desarrollo, en un negocio para los monopolios y las trasnacionales.
Chile necesita un país para todos, un modelo que asegure crecimiento y equidad, que genere desarrollo productivo y desarrollo social, un Estado que garantice relaciones laborales justas, educación, salud y vivienda. Una nueva Constitución Política que genere una democracia participativa y fuerte.
Una democracia donde los trabajadores tengan, el reconocimiento y justa retribución, por riqueza que le generan a las empresas y a la sociedad.