Estas últimas semanas, diversos acontecimientos han dinamizado las siempre bullentes e incansables redes sociales.
Facebook y twitter se han transformado en espacios alternativos paralelos a los medios informativos de masas en los que tradicionalmente descansábamos para informarnos y ver representados a los actores, que en la esfera pública generaban opinión y acción ciudadana.
Al ámbito letrado de las cartas al director y a la masiva cobertura de la televisión y la radio, se han sumado las redes sociales como medios de expresión y movilización. Más de 30 mil personas el viernes pasado se concertaron por estas vías para rechazar una vez más la aprobación del proyecto Hidroaysén, y las protestas y cacerolazos de esta semana han tenido amplia difusión en internet.
Por las redes sociales hemos conocido la subterránea aprobación del convenio UPOV 91 o caso semillas, que prohíbe a nuestros agricultores guardar sus semillas, obligándolos a comprarlas a productores internacionales, sepultando así la opción de la agricultura orgánica en nuestro país.
Las redes sociales han denunciado los senadores que apoyaron, los que se abstuvieron y quienes rechazaron esta iniciativa en el Congreso.
Por estos mismos medios, algunos, hemos seguido diariamente la nueva huelga de hambre de los cuatro comuneros mapuche condenados a 20 y 25 años de cárcel en función de la ley anti terrorista.
La eficacia de las redes sociales en la denuncia, la fiscalización y la movilización ciudadana está más que probada. En Estados Unidos esta capacidad de convocatoria fue decisiva en la elección del presidente Obama en el 2008, y en Chile, estamos comenzando a ver sus efectos en algunos políticos.
Por ejemplo, sin ir más lejos, el ex Presidente Lagos cambió su apoyo al proyecto Hidroaysén, argumentando que sus palabras fueron sacadas de contexto, sin embargo este cambio sospechosamente, parece estar en función del minoritario apoyo que el megaproyecto energético tiene a nivel de twitter y facebook.
¿Estamos frente a una nueva forma de expresión ciudadana? La inmediatez y simultaneidad de los eventos diarios, hace que los medios de comunicación tradicionales, no puedan o no quieran, dar a conocer lo que ocurre a diario en el mundo de la política.
A estas alturas, muchos temas contingentes, como los antes expuestos, están siendo pauteados y cubiertos en los medios de comunicación gracias a la opinión masiva que se genera sobre ellos en las redes sociales.
Frente a un estado y medios de comunicación oficiales cooptados por grupos económicos y transnacionales que tienen la capacidad de controlar la agenda legislativa y diseñar las políticas de desarrollo del país, las redes sociales están conformándose en generadores de opinión y expresión de las mayorías.
Si el estado y las instituciones públicas de este país no quieren escuchar, y descalifican a sus detractores diciendo que la “ciudadanía está movilizada, pero desinformada” (Ministro L. Golborne, El Mercurio, 15/05/2011), o como Daniel Fernández el vicepresidente ejecutivo de Hidroaysén dijo a Sara Larraín que, sus críticas “demuestran la intolerancia y la palabra violenta con que se está tomando el tema” (La Tercera, 16/05/2011), facebook y twitter proporcionan una tribuna amplia, para rebatirlos y para hacer circular información alternativa, que no es posible conseguir abiertamente en los medios de comunicación oficiales.
Si bien, por ahora las redes sociales están mostrando un efecto positivo en la imposición de temas relevantes para nuestra sociedad, y en la generación de un espacio crítico y de movilización colectiva, que los partidos y organizaciones políticas han abandonado, por falta de legitimidad, convocatoria o proyectos concretos que ofrecer a la ciudadanía.
Es preciso mantener un balance respecto de lo que estos medios pueden ofrecer en términos de establecer agendas ambientalistas, políticas o de otra índole en la opinión pública nacional.
La imagen de figuras públicas reaccionando en función del mandato de la masa, me parece preocupante. Si el ex presidente Lagos quiere defender Hidroaysén, que lo haga, sus argumentos a favor son mucho mejores que sus argumentos en contra. Además es coherente con las políticas de su gobierno y el de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que dieron el pase a la construcción de represas, la inundación de terrenos, el desplazamiento de personas y comunidades en función de las prioridades de las empresas transnacionales.
Me sentiría muy preocupado, si facebook y twitter generaran una dictadura de las masas, y nuestros antiguos y futuros líderes dejaran de expresar ideas y argumentos en función de complacer a las mayorías.
La democracia se trata precisamente de eso, de tener la posibilidad de ejercer el derecho al disenso. Si hoy, las redes sociales son necesarias para expresarnos, es porque no existe la posibilidad de un efectivo debate y foro ciudadanos.