Hace un par de días se levantó apenas un poco la alfombra del Colegio Médico y comenzó a salir lo que se ha ido acumulando debajo. Hablaba de elecciones en uno de los gremios más “poderosos”. Me chocó la expresión. No siento que debiera ser el poder el atributo que defina a un gremio médico. Me hubiera gustado, prestigiado, convocante, influyente. Pero decía poderoso. No puedo olvidar aquella sentencia “El poder corrompe…
Paralelamente una conversación con Boris Quercia a propósito de los 80 me llevó de vuelta a los recuerdos de esa época. Entonces, convertidos en un baluarte de la defensa de la vida, la salud, la honra de las personas. Comprometidos con la causa ciudadana fuimos prestigiados, convocantes, influyentes, valorados dentro y fuera de nuestras fronteras.
¿Qué le pasó al Colegio Médico? ¿Porqué ahora hay tanto que ocultar bajo la alfombra?
Resulta una obviedad pero me temo que nada diferente de lo que en las más diversas esferas le ha ido pasando al país. El cambio de valores o la falta de ellos, su reemplazo por el simple pragmatismo pareciera ser determinante.
Los límites de la conducta cotidiana se fueron deslizando desde los principios éticos del deber ser a la aceptación pragmática de todo aquello que simplemente no está explícitamente prohibido
Pareciera que terminar con la dictadura no nos hizo necesariamente democráticos. El sueño democrático se fue contaminando, ahora en la administración del poder, de las prácticas del período anterior.
El proyecto de país se fue esfumando reemplazado por proyectos individuales o de grupo.
La participación democrática se redujo a simples eventos electorales sin instrumentos de control social de los elegidos. No parece haber interés en que cada uno piense con su propia cabeza y camine con sus propios pies. Así lo decíamos en los 80 cuando hablábamos de participación. Queríamos ciudadanos, actores, protagonistas de su propio destino. No simple clientela electoral a la que se convoca cada tanto a depositar un voto.
El Colegio Médico fue arrastrado en la marea de la trasformación del modelo de atención. La irrupción del mercado de la salud privada trastocó el peso y la jerarquía de los intereses de los médicos. Retrocedió la Ética, cambiaron las bases del prestigio y reconocimiento, Se incrementó el pragmatismo económico.
A comienzo de los 90. La huelga de Urgencias llevó al desplazamiento del núcleo de dirección que condujo al Colegio en los 80. Entonces se originaron los grupos que hoy se disputan el poder. Poder que ha permitido a unos saltar al escenario político, a otros más simplemente ampliar sus relaciones laborales, instalarse en algún cargo o asesoría de alguno de los Gobiernos.
El Colegio Médico no es una excepción sino una expresión de las transformaciones que hemos ido sufriendo como país y de la manera como pueden impactar en las organizaciones sociales.
En mi opinión reflexionar al respecto es el camino que nos puede llevar de vuelta a una ética que ponga en el centro derechos y deberes con un horizonte solidario.