Este 30 de abril del 2014, la sociedad chilena conoció la resolución de uno de los juicios más largos luego de la Reforma Procesal Penal, donde 81 familias sintieron la impotencia de “no haber encontrado justicia” al saber la absolución de quienes – según sus argumentos – son los culpables del horror ocurrido a fines del 2010 en la cárcel de San Miguel.
Los culpables – o responsables como bien manifiesta el Poder Judicial – no los encontraremos apuntando el dedo, ya que quien posee la real responsabilidad de esta tragedia es nuestro Estado y sus legisladores.
Los 81 son el reflejo vívido de un sistema carcelario corroído por el tiempo y el olvido, el cual ha manifestado en diversas oportunidades, la solicitud del mejoramiento de infraestructura para los penales y oficinas administrativas de Gendarmería de Chile, mayor personal y mejoramiento de éste, entre otros.
Aun así, solicitando dichos recursos tan anhelados para sus requerimientos, esto no solucionará en nada lo ocurrido el año 2010.
Nuestra población carcelaria posee una de las más altas tasas en América Latina, y una de las que más utiliza la prisión preventiva como medida de control, incluso quedando imputados(as) por más de 1 año en dicha condición, impactando en el hacinamiento carcelario.
Junto con esto, los recursos para la rehabilitación y reinserción no pasan más del 10% de total del presupuesto, lo que además me lleva a preguntar, ¿cuántos de los 81 obtenían realmente algún apoyo de rehabilitación?
No puedo dejar de pensar lo implacable que han sido nuestros legisladores en poner “la mano dura” contra nosotros. Cómo de un día para otro se comienza a penalizar en cárcel la evasión del Transantiago, el intento de penalizar ciertas manifestaciones sociales, la aplicación de leyes para pueblos o grupos “terroristas”, entre otros.
Nos hemos convertido en una sociedad sumamente punitiva, y junto con ello, la adoptamos y ejercemos. La reflexión de las causas de nuestro sistema carcelario no es menor, merece a mi parecer, un ejercicio civil urgente, y que logre penetrar las decisiones cerradas del Estado.
En vista de lo anterior, se espera que en dos semanas más, se constituya en el Senado por medio las Mesas Temáticas con la Sociedad Civil, la “Mesa Sistema Carcelario y pos penitenciario”, la cual logre convocar a instituciones y organizaciones de la sociedad civil para tratar justamente este tema.
Los 81 son el reflejo de nuestra sociedad y de los embates de un sistema inhumano y racional, el cual se instala en nosotros sin el objetivo de facilitar la reflexión.
Si no entonces recuerden cual fue el primer pensamiento o comentario que se les presentó al ver las imágenes de las 81 familias esta semana.
En la calle escuché una que siempre se repitió, que se quemen todos.