Puede ocurrir que no sea el último. Tampoco es el primero. Jóvenes como Daniel, quien se reconoce asimismo como gay, son diversos y han sido siempre objeto de diversas formas de discriminación e intolerancia.
No pocos han sido (y probablemente lo son en este momento) víctimas de diferentes actos de violencia: extrema, sutil, directa, indirecta, física, psicológica y de cualquier especie. Sin duda, otros gay en Chile sufren, tal vez en silencio, la violencia de algunos de nuestros compatriotas que no los soportan, no los toleran y los discriminan.
Daniel vivió una suerte odiosa: se encontró de madrugada con Raúl López, Patricio Ahumada, Alejandro Angulo y Fabián Mora, reconocidos camorristas, pro-nazis y homofóbicos.
Lo comenzaron a molestar y se violentaron hasta la brutalidad más excesiva, golpeándolo sin piedad, con manos, patadas y piedras sobre su rostro, conforme así se ha señalado en los relatos judiciales. Lo dejaron inconsciente y en estado agónico en un parque público e incluso uno de ellos se habría vanagloriado de ello posteriormente. El paroxismo de su violencia fue haberlo marcado con un pedazo de vidrio de una botella con la señal del nazismo….Sólo horas después fue encontrado y trasladado en estado crítico a la posta central.
Ahí permanece y hasta las 21:15 del domingo 26 el parte médico indicaba un grave estado de conciencia, hematomas, magulladuras extremas, una de sus extremidades quebradas, su rostro y cerebro brutalmente lacerados….Conectado a un ventilador mecánico los médicos luchan por sostenerlo, pero sufrió un paro cardio respiratorio que afecta aún más su estado ya crítico y lo pone en el umbral de una casi probable muerte cerebral, antesala para un desenlace fatal.
Daniel es un joven común y corriente de 24 años, hijo de una familia sencilla. La vida lo puso en la senda de una diferencia humana que no debiera constituir ninguna forma de rechazo o de violencia.
Muchos gay y homosexuales han sido personas reconocidas en la historia por sus logros y aportes a la humanidad. Pero para algunos(as) ser homosexual o lesbiana conlleva prejuicio y condena y creen que ese prejuicio es suficiente para ejercer distintas formas de violencia.
La maldad no está en la diferencia. Está en el corazón, en la educación y en la cultura de algunos grupos. Los nazis se creían arios y puros. En nombre de esa pureza hundieron a la humanidad en una guerra cruenta y despertaron todos los horrores inimaginables con el holocausto. Con razón, Naciones Unidas declaró proscrita del planeta la doctrina nazi y señaló que es un delito profesarla y promoverla.
Pero existen grupos desquiciados, frutos de una forma de educación y de cultura, que les hace creer que son superiores.
Y lo que está en juego para la sociedad chilena y para el Estado es su capacidad de prevenir y castigar, con ejemplar dureza, los excesos que se cometan en contra de chilenos y chilenas, gay y homosexuales.
El eventual deceso de Daniel Zamudio, cambiará la figura legal que mantiene a sus agresores en la cárcel. Si muere como resultado de la feroz golpiza que le propinaron, la sentencia mínima es de prisión perpetua sin beneficios de ningún tipo, esto es a lo menos 40 años de cárcel.
Los sujetos ya señalados son mayores de edad. En consecuencia, nada les debiera librar del castigo que su crimen merece.