Como muchos chilenos seguí detenidamente el segundo Mensaje presidencial del Presidente Piñera.
Su referencia hacia nuestros Pueblos Indígenas es profundamente decepcionante, especialmente cuando tenemos a cuatro hermanos mapuches en huelga de hambre por más de 64 días. No hubo ninguna mención a su demanda de justicia.
Reconoce lo que ya está establecido en el Informe del año 2004 de la Comisión de Verdad y Deuda Histórica del Presidente Lagos, pero su reconocimiento se limita sólo a los problemas de pobreza y vulnerabilidad social de nuestros indígenas, cuando su problemática es mucho más integral.
Los anuncios relativos a medicina ancestral, programas de salud, colegios multiculturales y reforma de la Conadi y Orígenes vienen desde el Programa Reconocer, de la Presidenta Bachelet (2007-2009) y todos los indígenas del país sabemos que la Mesa de diálogo instalada en Temuco, en el marco de la primera huelga de hambre de 33 dirigentes mapuches en el 2010, sólo representa a un sector de nuestros pueblos, radicados principalmente en algunas comunas de la Araucanía y no es una mesa representativa de todos los Pueblos Indígenas de Chile.
Por cierto, el Presidente omite el hecho crucial de que en el año 2010 no hubo compras de tierras para nuestras comunidades y que los dineros que la Presidenta Bachelet destinó para esa meta el año pasado fueron devueltos por Mideplan al Ministerio de Hacienda porque no se pudo ejecutar o llevar a cabo el presupuesto comprometido.
La idea del instructivo presidencial para que las autoridades indígenas sean respetuosamente consideradas en las ceremonias públicas del Estado es de Bachelet que ya estaba siendo puesta en práctica y Piñera sólo formalizó en un Decreto.
Lo más cuestionable es su mención al marco teórico con el cual este Gobierno piensa el tema indígena.
El Presidente vuelve a insistir en la teoría de la “integración” como factor de encuentro entre indígenas y Estado. Cuando en la sociedad moderna de hoy se habla ampliamente del concepto de “inclusión” en los procesos sociales y democráticos del país.
En ese sentido, la mención del Presidente es extremadamente limitada, pero refleja muy bien cuál es su política de verdad hacia nuestros Pueblos Indígenas.