El 2016 se cumplirán 100 años desde las negociaciones de Sykes-Picot, mediante las cuales, los poderes coloniales franco-británicos se repartieron zonas de influencia en lo que actualmente se asemeja al Oriente Medio. Este reparto, favorecido ante la inminencia de la caída del Imperio Otomano, fue realizado bajo criterios que obedecieron a los intereses geopolíticos de las potencias de la época, y que ignoró por completo las realidades étnicas, lingüísticas, culturales y religiosas de aquel espacio geográfico que hasta el día de hoy se hacen sentir.
Cuando a fines de junio del 2014, el Estado Islámico (ISIS) lanzó un video propagandístico titulado “El fin de Sykes-Picot”, el relator, Abu Safiyya (curiosamente de nacionalidad chilena) prometía que la aparición de ISIS borraría el orden territorial impuesto, el cual graficó simbólicamente mediante una caminata por sobre una señalética que hacía referencia a un puesto iraquí de comando fronterizo en su paso a Siria.
Lo cierto es que más allá de la retórica propagandística de ISIS, el orden territorial de Sykes-Picot se ha visto amenazado no tanto por la presencia o las acciones de los terroristas como por las ambiciones territoriales o geopolíticas de algunos países dentro y fuera del Oriente Medio.
Israel ha consolidado su presencia militar en los Altos del Golán sirio, ocupado desde la Guerra de los Seis Días (1967); Arabia Saudita recientemente ha intensificado una campaña con miras a debilitar a los rebeldes hutíes en Yemen (en un intento de restablecer al derrocado Abd Rabbuh Mansur al-Hadi) y Turquía ha presentado una negativa a abandonar su militarización al norte de Irak, asegurando que cuenta con el beneplácito del gobierno nor-iraquí.
En algunos de estos casos, los conflictos se arrastran desde hace décadas (Israel), otros son consecuencias de la Primavera Árabe (Yemen), y en otros se deben a hechos que desencadenaron la existencia de ISIS (Irak).
Sin embargo, tienen en común la consolidación de la influencia y el poder geopolítico en un espacio regional en el que abundan los análisis, y con la misma abundancia se tiende a caer en criterios orientalistas, como si el conflicto fuese algo propio o característico de las sociedades y Estados árabes. El neo-coloniaje de países dentro de la región puede ser tan amenazante como la presencia de ISIS.
Ante esto, y dejando de lado la obvia responsabilidad que recae en las potencias europeas por el orden de Sykes-Picot, es preocupante que más allá del plan de paz dibujado por Naciones Unidas para Siria – y que entre otras cosas contempla la realización de elecciones en un plazo de 18 meses – no se haya trazado o insistido en la idea que los países dentro y fuera de la región no pueden actuar militarmente en Siria o Irak sin el consentimiento de los gobiernos locales, ya que precisamente el párrafo 8 de la Resolución 2254 establece que el alto al fuego no se aplicará a ISIS, el Frente al-Nusra o a personas/grupos afiliados a ellos.
Lo conflictivo de tal párrafo, es que esta situación daría luz verde a que se mantengan los “errores colaterales” que se tienden a ver en escenarios de guerra como estos, y que sólo por nombrar tres casos recientes estarían las situaciones en que la aviación saudí bombardeó un puesto de Médicos Sin Fronteras (MSF) en la ciudad de Saada, Yemen; el caso en donde la aviación estadounidense bombardeó un puesto médico de la misma ONG en Kunduz, Afganistán o aquel donde los médicos de la misma organización han reclamado a las autoridades israelíes que no pueden tratar libremente a los civiles palestinos (según sus datos, principalmente de mujeres y niños) ante los continuos bombardeos de Israel en la Franja de Gaza.
La actuación militar indiscriminada y sin supervisión ni coordinación internacional, permitirá que el 2016 sea un año en el que la guerra en Siria y los conflictos que azotan el Oriente Medio, se mantengan por más tiempo. Esto indudablemente permitirá que “errores colaterales” como los que hemos descrito, seguirán ocurriendo en la región mesoriental.
Si el 2015 fue un año que se caracterizó por buscar una contención política del conflicto sirio, las señales muestran que el 2016 deberá ser un año que se enfoque en limitar el neo-coloniaje de países dentro del Oriente Medio. Esta situación si no se encausa debidamente, podría terminar siendo el verdadero motivo que remueva las fronteras de Sykes-Picot.