El contexto histórico para comprender la emergencia del Estado Islámico en Irak y Siria nos retrotrae al mapa regional del Imperio Turco Otomano (1517 a 1917 ) y su derrota por los aliados en la primera guerra mundial .
Las potencias victoriosas, Inglaterra y Francia se reparten la región a través de los Mandatos establecidos en el Pacto de la Sociedad de las Naciones, mediante los acuerdos secretos de Sykes – Picot de 1917, asumiendo Inglaterra la administración de Irak, Transjordania y Palestina y Francia de Siria y el Líbano.
Las sociedades en Irak y Siria, son de carácter tribal, fragmentadas en clanes y grupos religiosos y étnicos diversos, sunitas, shiítas y alawitas. En el caso de Irak se agregan los kurdos en el norte, con su aspiración de independencia con la creación de la República del Kurdistán.
Estos países no han conocido la democracia, y tienen sus propias culturas y civilizaciones cruzadas por una cosmovisión religiosa basada en la supremacía del Islam. Por ello, la invasión y ocupación militar de EE. UU de Irak por más de 10 años, constituyó un retroceso para la estabilidad regional, ya que el país lejos de lograr su pacificación interna, se hizo más inseguro,agudizándose la violencia religiosa y el terrorismo en una virtual guerra civil.
Los intentos norteamericanos de establecer un régimen democrático, no lograron resultados, ya que la democracia no es posible obtenerla por decreto o la dominación militar. Al término de la ocupación norteamericana, Irak estaba ya desmembrado territorialmente, con un gobierno debilitado y FF. AA. con una baja moral y afectadas por la corrupción. Siria por su parte, devastada por una cruenta guerra civil que busca deponer el régimen autoritario de la familia Al Assad y restaurar la lejana “primavera árabe”.
El vacío de poder que deja el retiro de las fuerzas militares de Estados Unidos, permitieron la emergencia del denominado Estado Islámico que busca el establecimiento del Califato y la implantación de la ley sharia en la zona y que interactúa con los grupos terroristas a nivel global.
El ejército iraquí ha sido incapaz de enfrentarlo y son las tropas kurdas “ peshmergas “que intentan frenar el avance del Estado Islámico, que ha logrado controlar importantes centros urbanos de Raqqa, Deir e- Zour, Mosul y Faluja y mantiene su gobierno sobre vastas extensiones territoriales de Irak y Siria. Los ataques aéreos de EE. UU. y sus aliados no han logrado derrotarlo. El Estado Islámico se ha extendido a otros países como Argelia, Egipto y Libia, con ramificaciones en África y Asia,reclutando diversas organizaciones terroristas y combatientes extranjeros que han jurado su lealtad al Califato.
Creo que ha llegado el momento que la ONU conforme a su carta constitutiva en el Capítulo VII que autoriza el uso legítimo de la fuerza militar, como último recurso, enfrente colectivamente a esta amenaza terrorista que actúa a nivel global, comete crímenes barbáricos y amenaza la seguridad y la paz mundial.
La ciencia militar enseña que no es posible derrotar a estos grupos armados, sólo con ataques aéreos, sino que es necesario complementar dicha acción con la participación de fuerzas terrestres que consolidan en el terreno las posiciones conquistadas en un trabajo de campo estructural.