Dos hechos internacionales de trascendencia han ocurrido esta semana pese a tener connotaciones diferentes. Por una parte, la visita del canciller ruso, Serguei Lavrov a diversos países latinoamericanos, ratificando la idea de establecer sólidas relaciones comerciales y culturales a través de la Complementariedad y, por otra, la denuncia sobre la violación de jóvenes colombianas por el ejército estadounidense acantonado desde años en dicho territorio(1), delito que no puede ser juzgado por la legislación nacional en una grave lesión a la Carta Magna al establecer la impunidad con base en la superioridad de una ley externa. Similar situación ha ocurrido en otros países de la región.
Junto a ello, se ha iniciado una discusión que pese a no ser publicitada es de indudable importancia ya que tiene relación con la asistencia a la Cumbre de Las Américas, evento que reúne este próximo mes a la mayoría de los Jefes de Estado del continente americano con el fin de congregarse para establecer políticas conjuntas que logre, en definitiva, cimentar a esta región como un espacio de paz, símbolo para el mundo.
Al respecto, se han esgrimido algunas posiciones divergentes. Unas sostienen que al ser un suceso de gran trascendencia, aunque manejado por organismos que no responden directamente a los intereses de las naciones soberanas, podría convertirse en un espectáculo que afecte a todos aquellos que hoy día luchan por liberarse de los yugos financieros transnacionales como el FMI o los Fondos Buitres, o que intente exponer a quienes dicen representar a la sociedad civil maniatada por los regímenes dictatoriales supuestos, como sería el caso de llevar grupos orientados a “denunciar” a gobiernos progresistas y enaltecer a sectores antipatriotas.
En otra opción están quienes consideran que participar significa establecer nuevos criterios para el continente y rechazar la injerencia extranjera desde el norte, incluso más peligrosa aún por la posición de Gran Bretaña declarando también a Argentina un peligro o amenaza inusual, de modo similar a Venezuela por el régimen estadounidense.
Puede ser otro momento con el fin de reivindicar la eliminación del bloqueo inmisericorde al pueblo cubano, la exigencia a Barak Hussein Obama para que derogue el decreto injerencista, exponer las ideas de varios estadistas sobre la necesidad de preservar el continente en sus recursos naturales y espacio para la convivencia, entre otros puntos no menos significativos.
En conclusión, pese a que la OEA con un carácter bastante insulso está cooperando en la organización del evento en Panamá, lo esencial es que puede establecerse como un hecho histórico la unidad de todos los mandatarios del continente americano, invitando a Estados Unidos y Canadá a rechazar definitivamente la invasión, el chantaje, las sanciones, el bloqueo, la desestabilización, como mecanismos legítimos para actuar en la vida social internacional, proponiéndoles el diálogo franco y transparente como el verdadero mecanismo que la diplomacia digna se merece.
Participar con voz propia y alta es la decisión acertada.
(1) http://actualidad.rt.com/sociedad/170120-militares-eeuu-violaron-ninas-colombia