Tras los atentados terroristas en contra del semanario Charlie Hebdo y el supermercado judío de París, se desató una ola de preocupación, miedo e incertidumbre. ¿Hasta dónde llegará este tipo de ataques?
A ninguna parte salió a responder el pueblo francés junto a sus autoridades en una emocionante marcha que reunió a casi 4 millones de personas. El mensaje que se quiso transmitir era fuerte y claro: la comunidad internacional no se dejará atemorizar por actos de barbarie que sólo conducen a más violencia.
Alrededor de 6 millones de musulmanes viven en Francia actualmente y todas sus organizaciones han mostrado su repudio a los actos cometidos por los yijadistas.Dicen ser los más afectados por los atentados, pues estos hechos incrementan la islamofobia.
Como Comunidad Judía no nos queda más que empatizar con aquellos que siguen el Corán de manera pacífica. Hace sólo medio siglo éramos nosotros a los que apuntaban en Europa por nuestra apariencia física. Fueron años muy dolorosos para nuestro pueblo. La historia es ampliamente conocida e impugnada.
No queremos ver un auge de la islamofobia. Ése no el camino para encontrar una solución a la problemática del terrorismo. Por su desarrollo, Francia es un país cosmopolita que debe aprender a vivir con sus diferencias, olvidar las discriminaciones y entregar las oportunidades a todos aquellos que las buscan, sin importar la ascendencia ni la religión.
Las distintas expresiones culturales sólo entregan riqueza a las naciones. Así lo vimos el miércoles 7 de enero en el Teatro Municipal en el marco del festival “Santiago a Mil”, donde se presentó el ballet israelí Deca Dance gracias a la iniciativa de Isaac Frenkel. Llegó un gran número de asistentes, donde no importó el color político ni menos las creencias religiosas, incluyendo a los ex presidentes Ricardo Lagos, Eduardo Frei y Patricio Aylwin. La cultura nos une. Ojalá el Viejo Continente no lo olvide nunca más y como chilenos no permitamos que el fanatismo religioso se instale en nuestro país.