Para cualquier analista lo lógico es que la acción consciente de un “joven UDI” al tomar fotos a instalaciones prohibidas no es un acto de madurez sino de provocación clara, impulsado por gente que aún sustenta pensamientos militaristas y debe ser rechazado por la sociedad chilena.
La detención en Caracas de Felipe Cuevas, dirigente “juvenil” de la UDI, ha sido claramente explicada por las autoridades venezolanas: el hecho se debió a que el dirigente tomó fotografías en un lugar no autorizado y por no tener su identificación al momento de ser sorprendido por la policía.Se refiere al edificio Helicolde, donde funciona el Servicio de Inteligencia de Venezuela. Un caso judicial grave que fue resuelto con gentileza por el gobierno de Nicolás Maduro, optando la vía diplomática.
Sin embargo, se intentó hacer un show mediático por parte de la UDI con el fin de seguir con la política de oscurecer la realidad del país. Así, se entiende la falta de argumentación por parte de algunos parlamentarios y su odio manifiesto a todo lo que signifique dignidad, cayendo en absurdos discursos que, sólo por ser amparados por Medios donde la ideología prima, parecen ser verdaderos.
El caso del “juvenil” líder de 28 años quien se reúne con una persona que desea destruir un gobierno, incluso por vía armada, considerado en Chile sujeto de prisión, ha regresado en un evidente acto de farándula manifestando que simplemente estaba paseando por la calle (“fuimos encañonados, de manera arbitraria, simplemente por estar caminando”), sin celular, como simple transeúnte, siendo asaltado sorpresivamente por agentes violentos que lo detuvieron. Sus palabras en contra del gobierno y finalización son contundentes, diciendo: “temí no volver a Chile”.
Al respecto, las frases absurdas de un diputado criticando que detengan a una persona por tomar fotografías, demuestra el nivel perverso de un sector que en vez de agradecer el trámite rápido de un gobierno donde se maneja un criterio no represivo incluso con terroristas consumados, resuelve con eficiencia una situación concreta para Chile.
Lo que no ha dicho este político, en un intencionado “olvido”, es que durante el gobierno de Sebastián Piñera se detuvo al ciudadano peruano, Elito Antonio Saldaña Florian, acusado de “tomar fotos” con su teléfono Blac kberry en instalaciones militares, en enero 2012, manteniéndolo en prisión preventiva por cerca de ocho meses (1).
Hay que reconocer como positivo que el presidente de la Unión Demócrata Independiente, Ernesto Silva, respecto a la detención conforme a derecho de este ciudadano, comience a elogiar a las organizaciones de derechos humanos olvidando su pasado militarista (por ende la aprobación efectiva de asesinatos de chilenos en forma cruenta), al decir que “es de máxima gravedad es un atentado contra los derechos humanos. Siempre vamos a estar en contra de cualquier atentado contra los derechos humanos” (2).
Afortunadamente en Chile también existen herramientas informativas que permite evidenciar las falacias de personajes políticos.
La realidad, independientemente de la información tergiversada, es muy clara: este militante fue detenido por un hecho judicial grave cual es sacar de modo encubierto fotos en un Centro de Inteligencia mientras, supuestamente, visitaba una opositora al gobierno encarcelada por delicados actos de subversión.
Por ello, el gobierno chileno actuó con eficacia y diálogo lo que permitió su liberación, pese al show mediático de la UDI preparando un vuelo para “liberar” al secuestrado jovencito in-maduro.
El corolario lo reflejaba un tweet: “qué vergüenza, un gallo sin pasaporte, sin cerebro, tomando fotos en lugares de inteligencia, y después alegando como niño chico por los derechos humanos. Ese sí es descaro.”