09 ago 2014

Rusia, comercio y principios

La delicada crisis en Ucrania abrió esta semana un nuevo capítulo en su libro de conflictos y con un imprevisto acápite que involucra a nuestro país.Es que junto con las represalias comerciales anunciadas por Moscú contra Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Canadá, Japón y Noruega, las que prohíben -inicialmente por un año- la importación de una amplia gama de sus productos agropecuarios, se supo casi simultáneamente que los embajadores en Moscú de Brasil, Chile y Ecuador, más el encargado de negocios de Argentina habían sido convocados a reuniones de urgencia por el gobierno ruso para evaluar la posibilidad de aumentar la presencia de nuestros productos agroalimentarios y, de este modo, sustituir la oferta desde los mercados vetados.

Si las negociaciones derivan finalmente en un incremento de las exportaciones a Rusia, el caso se vuelve uno de aquellos donde los principios e intereses de nuestra política exterior no necesariamente pueden terminar entonando la misma melodía.

Examinemos primero los principios. Nuestro país fija desde antiguo su orientación internacional a partir del respeto al derecho internacional, la integridad territorial, la promoción de la democracia, el respeto a los derechos humanos y la responsabilidad de cooperar a fin de conseguir soluciones colectivas a problemas globales.

En ese sentido, respaldar las sanciones económicas que los países afectados han levantado contra Rusia pareciera ser la decisión más afinada.No debemos olvidar que éstos impusieron restricciones financieras, comerciales y de movimiento a ciertas personalidades para defender los mismos principios que nosotros consagramos y tras llegar a un amplio consenso en torno a las responsabilidades que le caben al gobierno de Vladimir Putin en la anexión ilegal de Crimea, la intromisión y desestabilización del este de Ucrania y, finalmente, en el trágico derribo de un avión comercial con más 298 pasajeros a bordo.

En contraste, las represalias comerciales anunciadas por Moscú no responderían a ninguna transgresión de dichas normas por parte de los afectados.Son sólo sanciones que responden a otras sanciones.

La otra cara de la moneda es el genuino interés de expandir el mercado para nuestros productos agropecuarios, cerrando nuevos negocios en un mercado tan grande y atractivo como el ruso, de casi 146 millones de habitantes (incluida la población de Crimea) y el que en el año 2013 importó productos de estos por un valor cercanos a losU$43 mil millones.

El caso, además, es un interesante ejemplo de la rápida adaptación con la que se mueven los actores que participan del comercio internacional, una de las actividades modernas que mejor apropió los atributos que llegaron con la globalización, y cuya dinámica ha sido hábilmente explotada por nuestros exportadores desde hace más de dos décadas.

La situación, asimismo, va en línea con el anhelo del actual gobierno por convertir al país en una potencia alimentaria mundial; política que busca inteligentemente diversificar nuestra oferta exportadora, aún muy dependiente de la minería cuprífera.

No hay que olvidar, igualmente, que el agro nacional es uno de los actores privados más atentos y reactivos a las coyunturas internacionales, tanto para bien (aumentar el volumen exportador ante la apertura de nuevos mercados), como para mal (caídas en el precio de las divisas o presiones proteccionistas).Es una oportunidad hecha para tomarla.

¿Cuál de los enfoques es el correcto? Creo que una combinación de ambos es la fórmula más adecuada.

Por un lado, el desenlace de la crisis de Ucrania alimentará el debate respecto al futuro del actual Orden Mundial: aquella estructura jerarquizada de valores liberales que guían las relaciones internacionales contemporáneas (protección de derechos individuales, promoción del comercio y profundización de la democracia), la cual está encabezada por los Estados Unidos (su diseñador), país que a cambio de asegurar su predominio ofrece un amplio espacio para que terceros colaboren en la construcción de reglas y consensos, disposición que estaría -en principio- asegurada con la fundación de instituciones ‘liberales’ de alcance global (ONU y otras).

La amenaza, señalan algunos, está en que el ascenso económico de China y las reacciones desafiantes de Rusia, entre otros fenómenos, aceleren su deterioro.

Por otro lado, se puede argumentar razonablemente que tomar la oportunidad exportadora que se abre no implica poner en cuestión los referidos principios de nuestra política exterior –bien hemos denunciado la violencia en Ucrania y, desde nuestro puesto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, hemos apoyado la condena de la comunidad internacional.

También es defendible el argumento que señala que es legítimo demostrar cierto escepticismo sobre el papel de los Estados Unidos en el manejo de las relaciones internacionales y querer revisar alternativas.O quizás, si excluimos a Brasil del grupo, la capacidad de sustitución de importaciones que podemos ofrecer es más que limitada y no ofende a las principales potencias.

Para concluir, sí pondría el acento en dos elementos. Primero, advertir lo que acusan algunos analistas internacionales en el sentido que Rusia ha dejado de actuar ‘racionalmente’, por lo que cada vez toma más trabajo predecir las acciones futuras que se deciden en el Kremlin. Está por verse, entonces, si sus nuevas intenciones exportadoras con Latinoamérica son consistentes.

Segundo, evitaría hacer alardes de los posibles efectos positivos que puede tener en nuestra economía la expansión comercial. “Valorar” la oportunidad, como lo declaró esta semana un influyente integrante de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, no es prudente ni justo con la historia de violencia y sangre de inocentes con la que arrastra la propuesta.

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  • Jorge Pablo Gonzalez

    Estimado Ian,

    Si bien tu intención de señalar una
    supuesta contradicción de valores es rescatable, lamento decirte que tu línea de pensamiento y algunas de tus conclusiones son
    erróneas. Tú dices que ‘nuestro país fija desde antiguo su orientación
    internacional a partir del respeto al derecho internacional, la integridad
    territorial, la promoción de la democracia, el respeto a los derechos humanos y
    la responsabilidad de cooperar a fin de conseguir soluciones colectivas a problemas
    globales’ y que por lo tanto ‘en ese sentido, respaldar las sanciones contra
    Rusia pareciera ser la decisión más afinada. La conclusión correcta es
    justamente la contraria. Lo que Rusia tiene
    claro y está tratando de hacer es democratizar un poco más el mundo y no
    permitir la hegemonía de unos cuantos poderosos pertenecientes al ya decadente
    imperio anglosajón. Cuando Obama o
    Cameron hablan de la ‘Comunidad Internacional’ repiten lo que muchos
    gobernantes repitieron durante mucho tiempo, pero se refieren a una realidad
    que ya ha dejado de existir. La ‘Comunidad
    Internacional’ ahora está compuesta por otros paises –que quiérase o no serán los
    que tendrán más poder en un futuro próximo- y que ya no creen en ese discurso. Tú
    dices que Rusia ha dejado de actuar ‘racionalmente’. Pero es justamente al revés. Estados Unidos está actuando tal como actuó
    Inglaterra en el siglo diecinueve cuando dejó de ser la gran potencia de esa época:
    atacar a medio mundo para tratar de
    disimular su decadencia. Por último, tu
    pareces defender el ‘Orden Mundial’ que se acaba: aquella estructura
    jerarquizada de valores liberales que guían las relaciones internacionales
    contemporáneas (protección de derechos individuales, promoción del comercio y
    profundización de la democracia), la cual está encabezada por los Estados
    Unidos (su diseñador), país que a cambio de asegurar su predominio ofrece un
    amplio espacio para que terceros colaboren en la construcción de reglas y consensos. La primera parte está bien, pero porqué
    Estados Unidos tiene que seguir asegurando su predominio y nosotros seguir contentándonos
    con ser los ‘segundones’, aquellos terceros a quienes se nos ofrece un ‘amplio
    espacio’ para solo colaborar en los concensos?
    Lamento decirte que tu racionamiento no se sustenta en nada coherente. Además, el problema es que ese Orden Mundial
    que se acaba fue fundado y sigue sustentado en inmoralidades que ya no solo
    pudrieron sus raíces, sino que han alcanzado su tronco y sus ramas. Estados Unidos, cuando se ha visto en una
    disyuntiva de carácter moral, lamentablemtente ha tomado la decisión equivocada.
    Y eso ahora le está pasando la cuenta.
    Al final de la Segunda Guerra Mundial, ya cuando los japoneses estaban prácticamente
    derrotados, ¿que necesidad había de perpetrar el genocidio en Hiroshima matando
    a 100.000 japoneses? ¿Qué necesidad había
    de perpetrar un segundo genocidio en Nagasaki tres días después, matando a otros
    150.000 japoneses? Setenta años después la
    nueva “Comunidad Internacional’ no ha olvidado esa barbarie. La comisión de nuevas barbaridades como el
    espionaje masivo realizado por la NSA no ha hecho más que refrescarnos la
    memoria. Te repito, no quiero decir que
    los demás sean unos santos, pero Estados Unidos ha sido capaz de desarrollar las
    más sofisticadas tecnologías (ya sea para bombardear, dominar, hostigar y
    espiar) y lamentablemente las han usado todas. Un Orden Mundial sustentado en inmoralidades
    como esas no dura mucho tiempo, y ya estamos experimentando las consecuencias
    de ello. Es de esperar que un nuevo ‘Orden
    Mundial’ más democrático, equitativo y con bases éticas más sólidas reemplace
    al antiguo.

  • Jorge Pablo Gonzalez

    Estimado Ian,

    Si bien tu intención de señalar una
    supuesta contradicción de valores es rescatable, lamento decirte que tu línea de pensamiento y algunas de tus conclusiones son
    erróneas. Tú dices que ‘nuestro país fija desde antiguo su orientación
    internacional a partir del respeto al derecho internacional, la integridad
    territorial, la promoción de la democracia, el respeto a los derechos humanos y
    la responsabilidad de cooperar a fin de conseguir soluciones colectivas a problemas
    globales’ y que por lo tanto ‘en ese sentido, respaldar las sanciones contra
    Rusia pareciera ser la decisión más afinada. La conclusión correcta es
    justamente la contraria. Lo que Rusia tiene
    claro y está tratando de hacer es democratizar un poco más el mundo y no
    permitir la hegemonía de unos cuantos poderosos pertenecientes al ya decadente
    imperio anglosajón. Cuando Obama o
    Cameron hablan de la ‘Comunidad Internacional’ repiten lo que muchos
    gobernantes repitieron durante mucho tiempo, pero se refieren a una realidad
    que ya ha dejado de existir. La ‘Comunidad
    Internacional’ ahora está compuesta por otros paises –que quiérase o no serán los
    que tendrán más poder en un futuro próximo- y que ya no creen en ese discurso. Tú
    dices que Rusia ha dejado de actuar ‘racionalmente’. Pero es justamente al revés. Estados Unidos está actuando tal como actuó
    Inglaterra en el siglo diecinueve cuando dejó de ser la gran potencia de esa época:
    atacar a medio mundo para tratar de
    disimular su decadencia. Por último, tu
    pareces defender el ‘Orden Mundial’ que se acaba: aquella estructura
    jerarquizada de valores liberales que guían las relaciones internacionales
    contemporáneas (protección de derechos individuales, promoción del comercio y
    profundización de la democracia), la cual está encabezada por los Estados
    Unidos (su diseñador), país que a cambio de asegurar su predominio ofrece un
    amplio espacio para que terceros colaboren en la construcción de reglas y consensos. La primera parte está bien, pero porqué
    Estados Unidos tiene que seguir asegurando su predominio y nosotros seguir contentándonos
    con ser los ‘segundones’, aquellos terceros a quienes se nos ofrece un ‘amplio
    espacio’ para solo colaborar en los concensos?
    Lamento decirte que tu racionamiento no se sustenta en nada coherente. Además, el problema es que ese Orden Mundial
    que se acaba fue fundado y sigue sustentado en inmoralidades que ya no solo
    pudrieron sus raíces, sino que han alcanzado su tronco y sus ramas. Estados Unidos, cuando se ha visto en una
    disyuntiva de carácter moral, lamentablemtente ha tomado la decisión equivocada.
    Y eso ahora le está pasando la cuenta.
    Al final de la Segunda Guerra Mundial, ya cuando los japoneses estaban prácticamente
    derrotados, ¿que necesidad había de perpetrar el genocidio en Hiroshima matando
    a 100.000 japoneses? ¿Qué necesidad había
    de perpetrar un segundo genocidio en Nagasaki tres días después, matando a otros
    150.000 japoneses? Setenta años después la
    nueva “Comunidad Internacional’ no ha olvidado esa barbarie. La comisión de nuevas barbaridades como el
    espionaje masivo realizado por la NSA no ha hecho más que refrescarnos la
    memoria. Te repito, no quiero decir que
    los demás sean unos santos, pero Estados Unidos ha sido capaz de desarrollar las
    más sofisticadas tecnologías (ya sea para bombardear, dominar, hostigar y
    espiar) y lamentablemente las han usado todas. Un Orden Mundial sustentado en inmoralidades
    como esas no dura mucho tiempo, y ya estamos experimentando las consecuencias
    de ello. Es de esperar que un nuevo ‘Orden
    Mundial’ más democrático, equitativo y con bases éticas más sólidas reemplace
    al antiguo.