El Puerto del Mariel se hizo tristemente famoso en 1980 cuando más de cien mil cubanos comenzaron su éxodo rumbo a Estados Unidos.Aquella puerta de salida, ahora se convierte de entrada para los negocios y la inversión extranjera.
La Zona de Desarrollo Especial de Mariel (ZDEM) es una de las grandes apuestas de las reformas económicas del gobierno de Raúl Castro, que durante su mandato ha flexibilizado la política migratoria, autorizado la compra y venta de casas y vehículos, e impulsado el trabajo por cuenta propia, especialmente en el sector servicios.
Históricamente Cuba ha sido un punto estratégico entre el océano Atlántico y el golfo de México, de escala natural para los grandes cargueros en rumbo hacia o desde el canal de Panamá y también del futuro paso interoceánico que construye Nicaragua.
El Mariel podría competir con otros puertos del mundo, sobre todo si mejoran las relaciones con Estados Unidos, pero para ello la Administración que esté en la Casa Blanca en ese momento, tendrá que levantar las sanciones económicas, que pesan sobre la isla y con los países que negocian con ella.
El gobierno brasileño tiene clara la viabilidad del proyecto, con créditos ha financiado las dos terceras partes de la inversión, que asciende a 900 millones de dólares, en la construcción de la obra.
Actualmente la Bahía de La Habana, es la principal terminal marítima, pero la presencia de un túnel submarino hace imposible el paso de los barcos “Post-Panamax”, las meganaves que podrán atravesar el Canal centroamericano ampliado a partir de 2015
Las empresas extranjeras e inversionistas, que apuesten por la Zona de Desarrollo, tendrán exenciones impositivas; en la primera década estarán exentas del impuesto a la fuerza del trabajo y a las ventas durante los primeros 12 meses de operaciones.
Para no terminar siendo una zona de maquilas, que compita en el mercado internacional por los bajos salarios, el gobierno cubano quiere dar prioridad a compañías que ofrezcan un valor agregado al producto, como las de biotecnología, energías renovables, industria alimentaria, turismo e inmobiliaria, embalajes y envases y telecomunicaciones e informática.
El ejecutivo cubano, presenta el proyecto del Mariel, como el plan estrella para atraer la inversión extranjera, todo son facilidades, dicen, incluso el propio ministro de la Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, aseguró que no habrá expropiaciones futuras a los que inviertan ahora.
Pero algunos empresarios, siempre en privado, presentan algunas dudas sobre el proyecto, como en qué medida puede afectar el embargo estadounidense a sus inversiones o uno de los temas más polémicos, y que resulta casi tabú en círculos empresariales por las afectaciones que han existido en el pasado, como son las garantías de cobro.
En un gesto para crear confianza, el gobierno cubano, intenta ahuyentar el miedo del burocratismo, y la oficina que regulará la Zona de Desarrollo Especial de Mariel, funcionará con un sistema de “ventanilla única”, las solicitudes para resolver los proyectos de inversión, tendrán un plazo de entre diez y treinta días, algo hasta ahora nunca visto en Cuba.