No deja de sorprender, en verdad, que el “pensamiento único” pretenda hacer pasar el exiguo triunfo de Nueva Democracia (ND), los conservadores griegos (29,66% y 129 escaños), en la presidenciales del fin de semana, como una “buena noticia”.
Palabras con las que, incluso, abrieron algunos telediarios españoles, nada más obtenidos los primeros cómputos oficiales. Y, más aún, cuando se ha dado por sentado un eventual acuerdo entre conservadores y la vapuleada socialdemocracia (Pasok) para formar gobierno. Cuestión que, tal y como está el patio, resulta más que probable.
Más claramente, los del PASOK, que han “pasado” de ser, con esto de la crisis, un partido hegemónico de gobierno a uno minoritario bisagra, han condicionado expresamente su apoyo a ND (y dotar de gobernabilidad a Grecia) a que SYRIZA entre al Ejecutivo, algo así como a un gobierno de unidad nacional; o, al menos, que apoye al gobierno. Frente a lo cual, ya se ha pronunciado categóricamente en contra Alexis Tsipras, el carismático líder izquierdista griego. El resultado está por verse.
Por si fuera poco, al margen de la natural alegría que este pírrico triunfo de los derechistas griegos despertó en los mercados, en Bruselas, en el (anti)“Popular” jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, y en la señora Merkel, resulta en verdad, absurdo, por no decir patético, que se insinúe siquiera que representa una “buena noticia”, al menos, para el reciente rescate español.
En circunstancias que un día después de estas elecciones, se han vuelto a disparar en contra, todas las alarmas económicas. La prima de riesgo está cerrando, in crescendo, con la cifra record de 580 puntos básicos y el tipo del bono a 10 años superando el 7,2 %. Cifrado de espanto que pone virtualmente a este país, una vez más, al borde del precipicio o del (anunciado) segundo rescate.
Por otra parte, hemos visto, en otro serio intento por distorsionar la realidad por parte del establishment y el pensamiento único a través de su caverna mediática, que han presentado a SYRIZA (26,89% de los votos y 71 escaños) como un tropel de termocéfalos, recalcitrantes estalinistas, de extremistas antisistemas, enemigos de la zona UE y del Euro, etc.
Una artera y estéril campaña del terror destinada a satanizar a la izquierda griega, a partir de la adjetivación y los estereotipos acostumbrados y ya conocidos por todos. Y que, en última instancia, representa un preocupante ejercicio de des-reconocimiento y negación de la realidad, acaso una de las más graves patologías que afecta al poder y a sus adláteres.
Basta tan solo echar una rápida mirada al programa electoral de SYRIZA o invocar las palabras pronunciadas por Alexis Tsipras, su “ultraizquierdista” líder, para advertir el tamaño calado del embuste: “Hemos derrotado el miedo. Hoy abrimos un camino de esperanza. Una Grecia que será un socio igualitario en una Europa que está cambiando”.
Afortunadamente, la ciudadanía europea se está curando de espanto y sabe, perfectamente, que los que han ganado las presidenciales griegas son los mismos que engañaron y estafaron a Europa y a la inmensa mayoría de los griegos manipulando las cuentas con (la hiperretribuida) ayuda de Goldman Sachs, en la génesis de la crisis del euro.
Saben, también, que en las presidenciales griegas triunfó Andonis Samarás, el mismo político oportunista e inconsecuente que no tuvo empacho en el 2010 en votar contra el plan de rescate y ahora presentarlo como la panacea a todo el caos que padece el país cuna de nuestra civilización.