“La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”.Art. 56.3 Constitución española
“El Rey no lee libros ni periódicos: se limita a hablar por teléfono las veinticuatro horas del día, lo cual conforma en ocasiones en su coronada testa un galimatías morrocotudo. Cuantas veces y voces han pretendido dotarle de algún tipo de asesoría o consejo de notables, una simple tertulia con la que reunirse de forma periódica para hablar con cierta profundidad de algunos temas, han fracasado. Al Monarca le interesan más los tipos divertidos, alegres, simpáticos, ricos mejor que pobres, hábiles en el trato con las mujeres y en los negocios”. Jesús Cacho, El negocio de la libertad (Foca, 1999)
La imputación al “yernísimo” (bueno, guapo y joven) del Rey Juan Carlos I de España, el ex deportista Iñaki Urdangarín, por los delitos de prevaricación, malversación, fraude a la Administración y falsedad documental, tres de los cuales implican pena de prisión, parecer que ha abierto definitivamente la caja de pandora de la Casa Real Española.
La que, hasta hace poco, era una de las casas reales mejor tratadas (con guante de seda) de las monarquías europeas, por parte de la prensa española, por no decir derechamente, que gozó de un absoluto estado de blindaje informativo, un caso evidente de censura y desinformación por “parte los diversos directivos de la prensa y la mayoría de los periodistas, incluso los no españoles”, como señala el prolífero y crítico periodista valenciano Pascual Serrano.
Se ha visto, en primer lugar, obligada a develar uno de los secretos de estado mejor guardados: las cuentas de la corona.
Gracias a ello, hoy se sabe fehacientemente, al menos, que la “gracia” de la monarquía le cuesta al erario español de cerca de 10 millones de euros anuales. Una nada despreciable suma, especialmente si se tiene en cuenta el déficit público y los recortes al gasto social.
Por primera vez en tres décadas, lo que va corrido de democracia, la opinión pública española supo por fin que el rey gana 297 mil 752 euros al año, que dividido en 14 pagas mensuales representa 21 mil 268 euros cada mes (32 sueldos mínimos y casi cuatro veces el sueldo del jefe del gobierno español. Poco más de 12 millones y medio de pesos chilenos); que el príncipe heredero, percibe 146 mil 376 euros anuales, unos 12 mil euros mensuales, y su esposa, doña Leticia, en su calidad de consorte otros 89 mil euros, los mismos que cobra por su jornada laboral la reina y las dos infantas.
Sueldos de “superstar”, de ejecutivos top, especialmente si se tiene en cuenta los estándares de calidad del empleo español, a la cola de la UE y que este es un país de “mileuristas”.
Pregunta al canto. ¿Cómo es que los príncipes de Asturias con esos, aunque generosos ingresos, logran construirse una mansión de 12.5 millones de euros?
¿Habrán hecho como hicieron los duques de Palma, el imputado Urdangarín y la prístina infanta Cristina, en el exclusivo barrio de Pedralbes, ubicada al norte de la capital Barcelonesa, con su mansión de 7,5 millones de euros construida poco antes de partir a Washington? Es obvio que las cuentas no cuadran.
Como, también, es evidente que se trata de un grueso desglose relativo al capítulo específico del presupuesto del estado, que no incluye otras partidas presupuestarias de varios ministerios que cargan también por diferentes conceptos con los gastos de la corona, como exterior, defensa, etcétera.
Asimismo, luego de este más que deseable gesto de transparencia, han quedado un par de preguntas flotando en el aire y sin esperanza de respuesta: ¿Por qué las cuentas reales están exentas del escrutinio del tribunal de cuentas del Estado?, o ¿a cuánto asciende el patrimonio/fortuna real? y ¿cuánto tributa al fisco?…
Y así también una serie interminable de otros asuntos, no menos espinosos, que desde siempre se repiten y especialmente por estos días.
Casi tantos como la serie de artículos y libros censurados al respecto y que se las han arreglado, sorprendentemente, para tocarlo todo, inclusive, los aspectos más turbios y escandalosos de la familia real.
Como el fatal pistoletazo en la cabeza con el que el susodicho rey mata accidentalmente, siendo casi un adolescente, a su hermano menor quedando en primer lugar de la línea sucesoria al trono. Su padre, aunque sumido en una devastadora angustia, se negó rotundamente a que se realizase autopsia e investigación alguna.
O, al margen de su entrañable relación que sostuvo con el dictador Franco y el doble juego que exhibió con motivo del 23F (el intento de golpe de estado del general Tejero), se habla profusamente de los oscuros negocios que le vinculan al petróleo (con algunas petroquímicas del golfo Pérsico y el exSha de Persia), el tráfico de armas, a la especulación financiera y los negocios inmobiliarios, como de sus (peligrosas) amistades con una élite económica del país que terminó enjuiciada, y en algunos casos, encarcelada por delitos de corrupción.
Además, de sus íntimos “compromisos” con conocidas figuras de la farándula española (la vedette Barbara Rey. ¡Nunca mejor ejemplo!) y hasta más de alguno/na hijo/a natural, como el atribuido con la condesa italiana Olghina Robiland por revista italiana Oggi en 1988.
Capítulo aparte merecen, por último, los escándalos de sus hijos y consortes (Marichalar es un botón de muestra), donde hay de todo y más, léase sexo, drogas, suicidio y extorsión… Como también respecto de uno que otro de sus licenciosos y caprichosos antepasados.
Parece ser que al fin y al cabo la “cuestión” le viene, también, por “linaje” y sangre.
Se recomienda los siguientes textos (casi todos censurados):
• Una monarquía protegida por la censura (Foca, 2009) de Iñaki Ansagasti.
• 23-F. El golpe que nunca existió (Foca 2001) de Amadeo Martínez Inglés.
• El negocio de la libertad (Foca, 1999) de Jesús Cacho.
• Un rey golpe a golpe. Biografía no autorizada de Juan Carlos de Borbón (Editado por Ardi Bertza, 2000) bajo el seudónimo de Patricia Sverlo. (disponible solo en internet)
• Hasta la coronilla. Autopsia de los Borbones (Txalaparta, 2009) de Iñaki Errazkin.