04 ago 2011

La Ruta de Damasco

En mayo de este año inauguré mi participación en la sección de Opinión de Radio Cooperativa con una columna que llevaba el título de “La Maldita Primavera”.

En ella, intenté llamar la atención sobre la masacre que tenía lugar por parte de tropas y tanques del ejército sirio en la ciudad de Daara, ante el evidente silencio cómplice de prácticamente todo el mundo.

Entonces recordé lo acaecido en la hermosa ciudad siria de Hama, ubicada a casi 200 kilómetros de Damasco, a comienzos de la década de 1980, cuando, tal como hoy acontece, el gobernante sirio Hafez Al –Assad, padre del actual Presidente, reprimió brutalmente las protestas públicas que habían surgido, ordenando a una compañía de tanques T-62 ingresar a la ciudad en lo que denominó una “operación de limpieza” y en la cual barrios enteros fueron arrasados por los tanques y según Amnistía Internacional entre 10 mil y 25 mil civiles fueron masacrados.

Desde aquella columna no sólo han transcurrido varios meses, sino que miles de civiles han sido masacrados, otros tantos han desaparecido o se encuentran detenidos, y todo ello ante un increíble silencio del mundo, y muy especialmente de muchos países y organizaciones de Derechos Humanos que, cuando se trata de otros países, saltan ávidamente a condenar sus actuaciones.

Así, por ejemplo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que con tanta prontitud intervino en Libia, espero casi 2 meses para consensuar recién esta semana una tímida condena al régimen sirio.

Países como Brasil que en nuestro continente “la llevan” en estas materias liderando iniciativas tan audaces como buscar estrechar lazos con el régimen fundamentalista de Irán, a regañadientes se sumaron a esta tímida condena.

La propia Cancillería de nuestro país que en el pasado condenaba con vehemencia muchas acciones defensivas del estado de Israel esperó hasta esta misma semana para sumar su voz de condena a Siria.

Ciertamente no se ha sabido de ningún acuerdo de la Cámara de Diputados, ni del Senado chileno condenando las violaciones sistemáticas a los derechos humanos en Siria.

¿Donde están aquellos parlamentarios que reiteradamente patrocinan acuerdos que buscan importar el conflicto árabe israelí a Chile?

El Consejo de Derechos Humanos de la ONU al cual paradojalmente Siria había de incorporarse en esta fecha -seguramente para sumar su experiencia a la de países como Cuba, Arabia Saudita y la propia Libia- que dedica la mayor parte de sus sesiones y acuerdos precisamente para atacar a Israel, casi no ha participado ni dejado oír su voz en relación a los graves atropellos a los derechos humanos que día tras día tienen lugar en Siria.

En fin, algo pasa en la ruta a Damasco que una súbita conversión tiene lugar.

En la ruta a Damasco los derechos humanos se relativizan.

Al igual que en el año 1982, el mundo hipócritamente cierra sus ojos y se limita a contar sin estruendo los muertos.

En la ruta a Damasco, se desenmascara el doble discurso de gobiernos, organizaciones de derechos humanos y líderes de opinión.

Los que antes condenaban, ahora callan. Los que antes repudiaban ahora se esconden.

Los que antes atizaban el reproche en foros multilaterales ahora intentan apagar cualquier sanción a Siria.

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