“Puerta del Sol, primavera, /respirar es combatir, / dar la cara bendecir/ un porvenir sin banderas/ ni chorizos sin fronteras. / Levantarse es descubrir/ la locura de vivir/ contra los cuerdos de atar: / si no nos dejáis soñar no os dejaremos dormir.” (Joaquín Sabina)
Se inauguró -¡por fin!- en el barri del Domeny de los extramuros de Girona el Carrer de Roberto Bolaño.
Se trata de un acto mínimamente de justicia para con la figura más importante de las letras iberoamericana de la segunda parte del siglo XX, y que dejó finalmente hace unos años sus cenizas en estas tierras. No por nada Jorge Volpi dijo “después de Bolaño, se acabó la literatura.”
Un acto, claro está, fruto del esfuerzo y la tozudez del grupo de incondicionales “bolañólogos”, los hombres más cercanos que tuvo siempre a su costado hasta el fin de los días, léase Carlos Herralde (editor), Ignacio Echavarría (crítico literario) y Bruno Montané (poeta); que se cuentan, también, entre los grandes responsables de la “bolañomanía” junto a Rodrigo Fresán (escritor), Antoni García Porta (poeta), Susan Sontag y Patti Smith, que no necesitan presentación.
Ésta última, sin ir más lejos, en abril pasado -llevando in extremis su devoción- en la apertura del festival literario Pen World Voices, desde la neoyorquina “Sala 92”, recordó el cumpleaños cincuentisiete del escritor chileno señalando: “Tus Detectives Salvajes me mantienen con vida”.
Ignacio Echavarría, por su parte, tuvo el honor de ser designado por el propio escritor como el albacea y editor de su obra inédita, honor que su exmujer, Carolina López, se encargará tan inmerecida como injustamente de defenestrar a punta de los dólares procurados por Andrew Wylie, más conocido como “El Chacal”. Éste es quien hoy, contrariado la voluntad expresa del vate nacional, mueve los hilos de las ediciones post 2666, con más acierto comercial que (estricta y propiamente) literario.
Un modesto homenaje realizado al medio día del sábado 18 de junio, que contaba en el programa a todo este grupo, incluida la hermana del vate, Salomé Bolaño y su último amor Carmen Pérez de Vega, que tan digna le supo acompañar en sus últimos días, meses y años, hasta que ingresó a las urgencias mismas del Hospital Vall d’Hebrón en Barcelona, donde finalmente falleció. Se le recordó, “como dios manda”, leyendo, una vez más, pasajes de sus escritos en prosa y en verso, para develar la placa que, a partir de ese día en esta nueva calle de Girona, llevará su nombre para siempre.
Los grandes ausentes, obvio, su ex mujer y sus adorables hijos Lautaro y Alexandra, y el denostado “embajador pinochetista” –que su oportunismo-, no así su vergüenza, había anunciado visita.
Pero la gran sorpresa de la jornada no tardó en llegar, la Patti Smith, la mismísima “musa del punk” hizo su inesperada y grata aparición, dando un toque inestimable de potencia y relevancia al acto. Le cantó y lo leyó, ante la mirada sorprendida de los viandantes que pasaban por el lugar sin entender absolutamente nada.
La prensa apenas se refirió al hecho. Tan solo con una breve nota el “Diari de Girona”, donde colaboró tantas veces con sus inteligentes y punzantes artículos, a penas lo recordó al otro día.
¡Es que resulta increíble e inaceptable que Bolaño sea un virtual desconocido en Catalunya y en España!
Seguramente si hubiera vivido en Francia más de la mitad de su vida como hizo acá -con mujeres e hijos catalanes- sin lugar a dudas, “los gabachos” se hubieran apropiado ya de él, de su nombre y de su obra, como lo han hecho con Todorow, con Costa Gavras o incluso con Humberto Eco, para no ir más lejos. Existe una inmensa mayoría de franceses que, increíblemente, piensa que el intelectual alessandrino es francés.
Un hecho revelador y decidor de la cultura de este pueblo : en Francia el 80% de la población va más al cine y al teatro que a los estadios, acá es exactamente lo contrario, ese mismo 80% se mata los domingos a por ir a ver al Barça o al ¡“Madrizzz”!
Unos días antes, me tocó el honor de recibir el premio al mejor largometraje del “Festival de Cine y Derechos Humanos de Barcelona”, Newen Mapu Che, en nombre de su flamante ganadora, Elena Varela. En la ocasión dije -junto a la misiva escrita por ella a la que di lectura en medio de la ceremonia de premiación- “…se trata de un doble orgullo, representar a una mujer talentosa y valiente que ha consagrado esta obra al heroico pueblo Mapuche.”
Ganó merecidamente un festival nuevo, silenciado, pero activo y noticioso, que mostró excelentes trabajos y que entre sus premiados también contó a Wikileaks: dos periodistas finlandeses de onomatopéyicos nombres recibieron el premio en nombre del ya mítico Julián Assange, Kristinn Hrafnsson e Ingi R. Ingason.
Este simbólico premio a Newen Mapu Che y a Elena Varela, se viene sumar a otros también merecidos reconocimientos internacionales que ha cosechado en su corta carrera cinematográfica, coincidente además con el esperado estreno nacional, que según entiendo se produjo por estos días.
Finalmente, esta última semana, me tocó “vivir” las primeras “Jornadas de Drets Humans i Cinema de Tarragona”, que organizó la “Associació Allende a Tarragona” (ASSOCAT), un potente y testimonial colectivo “allendista” en pleno corazón de Catalunya, en el que tengo el honor de colaborar activamente. A veces, diría yo, demasiado activamente.
Tanto como para ganarme las iras de uno que otro temible “comisario” político (PSC). ¿Xenofobia? (“El único movimiento importante hoy en Europa es la xenofobia”, dijo hace unos días nuestro conocido Alain Touraine). El desparpajo del trato intolerante y desconfiado que se permiten como si nada y que, en definitiva, habla de sus temores y debilidades, esconde, claramente, un tipo inconfesable de xenofobia.
Solo explicable a partir de un execrable sectarismo y el anacronismo de los aparatos partidistas (locales) de una socialdemocracia extraviada y náufraga, que no vislumbran los rendimientos políticos (fundados en principios y sólidas ideas) a mediano y largo plazo. Son verdaderos esclavos del inmediatismo electoralista (democracia de la elección) y prefieren destruir los espacios ciudadanos cuando no los controlan.
En fin, ¡por algo están como están! Si tuvieran un mínimo de lucidez, responsabilidad política y dignidad, entregarían sus in-merecidas actas y sus resistidos y denostados cargos para dejar entrar renovadores e imprescindibles aires a sus organizaciones.
Carecen de la inmodestia y dignidad suficiente para entender que el poder no es un fin en sí mismo que genera mezquinos beneficios y espurias regalías personales, sino de recursos y capacidad para producir mejoras y transformaciones; para entender que los partidos son instituciones relevantes de la democracia cuando se orientan (correctamente) hacia el bien colectivo, la transparencia (no de espaldas a la gente) y la participación (ni entre cuatro paredes).
No hace mucho, Michel Wieviorka, prestigioso profesor de “La École des Hautes Études en Sciences Sociales” de París (EHESS), recomendaba a los “Indignados” afiliarse y regenerar los partidos.
No obstante los tironeos de rigor -las “Jornades”- fueron calificadas como un evento pertinente y necesario -¡con la que está cayendo por estos lados!, era que no- que tuvo la gracia de articular potentes instituciones, excelentes creadores (Albert Solé, Emilio Pacull y Marcia Tambutti Allende) y sus notables trabajos (muchos de los cuales aún ni siquiera estrenados comercialmente como “Al final de la escapada” del reconocido realizador catalán, hijo de Solé Tura, uno de los redactores de la constitución española y hombre clave de la transición); y destacados panelistas (Concepción Mateos, dignos diputados, europarlamentarios, regidores, catedráticos, doctores y dirigentes sindicales y, uno de los gurú del 15-M catalán, el díscolo y preclaro catedrático de la Universitat de Barcelona, Arcadi Oliveres, entre otros) en torno a sendas mesas de debates.
La idea de todo esto es dar vida a la “carta compromiso” de la ciudad con el tema junto a creación del “capítulo” tarraconense de los derechos humanos (emergentes) en perspectiva de insertarse en alguna red de la eurozona. Ya veremos en qué termina esta notable experiencia política.
El tema de los DD.HH. “es un tema que, como la democracia, hay que trabajar a todo nivel, global, regional y, por supuesto, local”, señaló Jaume Saura, presidente del Instituto de Drets Humans de Catalunya (IDHC) y catedrático de derecho internacional, también, de UB, en la conferencia inaugural.
Más allá de una potente experiencia política, se trató, también, de una notable experiencia sensible y humana. Es que compartir una “semanita” con gente de la talla del Emilio Pacull, un potente creador cinematográfico, consecuente, lúcido y comprometido; con la profunda sensibilidad y sencillez de la Marcia Tambutti Allende (ella sí que es una “nietísima”), entre otros notables tesoros, como Concha Mateos (de Madrid), Rocío Arnal (México) y “La Paula Varas” (Chile), es todo un lujo en verdad.
Fue como conectarse con lo mejor de lo nuestro, de nuestros sueños, de nuestras luchas cotidianas y transcendentes, en definitiva, de nuestra cultura y tradición profundas.
Emilio Pacull, representa todo ello, es portador de un legado inenarrablemente exquisito y profundo. Lo exhibe con alegría, honradez y creatividad, de modo consciente y lacerante para con los indignos y corruptos.
Es que lleva, sin lugar a dudas, dentro de sí algo muy grande y que se encarga de mantener incólume, pese al abigarramiento y la claudicación de los tiempos: aquel legado que un día, luego de muchos años, décadas de esfuerzo y lucha, de los mejores, de nuestros “héroes frágiles” y del “abanderado del pueblo”, brotó de las entrañas mismas del Chile profundo para conectarse con los valores imperecederos de la humanidad.
Ese es su tesoro, la sustancia sensible a partir de cual da vida a sus premiadas creaciones, muchas de las cuales aún, lamentablemente, permanecen desconocidas en Latinoamérica, lo cual seguramente habrá que enmendar.
En qué buen momento llegó este grupo, este “sujeto colectivo” que me enamoró a mí también, al igual que a la Co Mateos; justo en medio de tanta mediocridad y traiciones, cuando estaba perdiendo, realmente, la fe en el hombre, en las personas.
Mientras tanto, como telón de fondo, la presencia de la particular y timorata “revuelta” española, que últimamente en medio de ciertos devaneos y desplazamientos ha generado algún acierto, unos más deseables que otros.
Escenificó finalmente su extemporánea y denostada retira de la simbólica “Plaza del Sol”, uno de sus más grandes errores cometidos por el 15-M, prueba de ello es la minoritaria resistencia de “Okupas” y “perroflautas” -lo que votó la ola- que aún exhibe “Plaça Catalunya” en Barcelona.
A la par, atinadamente, trasladó la protesta a los parlamentos y ayuntamientos que asumían sus cargos y gobiernos electos, no siempre atinada ni pacíficamente. Al grito de “¡No nos representan!”, “un doble ataque a la delegación de poder (no hacen lo que dicen) y al parecido (no son como nosotros, en su forma de vivir, de hacer y de actuar)”, como dice el profesor Joan Subirats, hizo pagar “a justos por pecadores”.
Otro de los grandes errores de este irruptivo y neo-movimiento social, que “no deja títere con cabeza” y mete a todos los “políticos” en el mismo saco.
No ha sabido distinguir entre los “malos” y los “buenos” (y/o los menos malos), es que resulta repugnante y grosero a la conciencia social, una afrenta a la moral y la dignidad de las personas, dar idéntico trato a un Francisco Camps (el repugnante y corrupto president de la Generalitat de Valencia del PP) que al diputado Gaspar Llamazares (IU) o a un Joan Herrera (ICV), por citar solo algunos de los notables ejemplos existentes.
Otro acierto indiscutible, constituye el llamado a las movilizaciones, a “tomarse la calle” para escenificar el domingo 19 las más bulladas y masivas concentraciones en todas las ciudades de España. En Barcelona y Madrid se cuentan entre las más grandes concentraciones, luego del “No a la Guerra” del 2003. Se tomó las calles pacífica y contundentemente para denunciar a los especuladores de la banca y al cobarde, corrupto e inútil poder cupular político.
Así van dejando huella, reafirmando y estableciendo una categórica realidad: representan la mayor fuerza “política” española, pues están conectados, de algún modo, con los más de once millones de españoles que no votaron el 22 –M versus los ocho y medio millones de votos del PP, el mayor poder municipal y autonómico jamás visto, que representa tan solo el 24,5% de personas con derecho a voto.
Se trata de una abrumadora mayoría social. ¡Qué duda cabe! Que intuyo, a lo menos, busca una democracia deliberativa y participativa, más allá de los partidos.
Como señala el referido profesor catalán, “de un re-enraizamiento de la democracia en sus valores fundacionales, de inyectar fuertes dosis de voluntad popular directa”. Negarlo abiertamente, como han hacen los miopes de siempre, es un hecho profundamente antidemocrático.
Hoy, luego de las protestas en los centros de poder político y de esas tremendas movilizaciones del 19 de junio, se han trasladado a organizarse en los diferentes barrios del país. Otro acierto. Desde allí iniciaron, el sábado 25, la gran marcha sobre Madrid.
Les espera la “República de la Puerta del Sol”, en donde comenzó todo hace poco más de un mes para resonar de un modo, que se pronostica como nunca antes visto, el malestar y la indignación de la gente contra el oprobioso y vetusto sistema y sus adláteres. ¡Ya veremos!
Ojalá se pase a una etapa superior, de propuestas y presión más directas y contundentes a través de la articulación de un gran frente cívico, conectado con la lucha de los intelectuales, trabajadores y jóvenes, y de los ciudadanos del mundo. Lo ha dicho Héssel, “ningún Estado puede afrontar solo los retos a los que se refiere. Conectarse con una lucha mayor, con la lucha global”.
No puede faltar nadie, ninguno de los “buenos”, quienes, ya sea desde las sindicales, los partidos y de otras organizaciones tradicionales, llevan tiempo luchando por lo mismo. Es hora de sumar, de despejar el polvo de la paja y de avanzar con realismo y lucidez, con habilidad, decisión, liderazgos (aunque sea de nuevo cuño o colectivo) y contundencia para darle vuelta a la tortilla de las arteras agresiones que sufre la ciudadanía y su bienestar, con el más absoluto descaro e impunidad.
Lo contrario será “pan para el loro”, es decir, la adopción de indecentes medidas (“recortes”) que adopta el poder a través de sus títeres, destinadas a cercenar el esmirriado estado de bienestar español; y, será, también, allanar, aún más, el inexorable y rutinario camino de la derecha más cavernaria y reaccionaria de Europa a La Moncloa.