El financiamiento de las universidades es un tema de gran interés en la actualidad no solo en Chile sino en muchos países del mundo. Lo que es posible desprender de lo que ha estado ocurriendo, es que los dos modelos más extremos para cubrir los gastos de las universidades, han demostrado que generan grandes dificultades para un desarrollo estable de las instituciones.
Una alternativa es que el Estado financie enteramente la docencia, investigación y las actividades de extensión y vinculación con el medio, que tienen las universidades; no obstante, este esquema está generando serios problemas en el funcionamiento de las instituciones en países como España y Francia, entre otros.
Enfrentados a situaciones de fuertes restricciones en el gasto público, los gobiernos tienden a hacer caer el peso del ajuste en las actividades universitarias, restringiendo o cortando remuneraciones, reduciendo personal, eliminando algunos beneficios para los estudiantes y especialmente, cono es el caso español, imponiendo fuertes reducciones en los recursos destinados a la investigación. Algo similar ocurre en EEUU con algunos de los sistemas de universidades que existen en los distintos Estados de ese país.
Como señalamos, el otro modelo es el de universidades que se financian, casi enteramente con recursos del sector privado, por la vía de cobro de aranceles a sus estudiantes y aportes de empresas para docencia o investigación; en este caso, los aumentos de cobertura y el desarrollo de las propias universidades, no es posible que se mantengan solo con recursos privados. Al aumentar la cobertura se incorporan estudiantes que provienen de familias de sectores medios y bajos, que antes no tenían acceso a estas instituciones; como es lógico, la capacidad de pago de esos estudiantes es reducida, por lo que no pueden con recursos propios, financiar el arancel.
Por otra parte, los costos de las universidades se van incrementando por aumento de remuneraciones a profesores por encima del crecimiento de los aranceles y por la necesidad de llevar a cabo actividades de investigación y vinculación con el medio, que en una primera etapa, no es posible cubrir con fondos concursables o asignaciones de recursos estatales especiales, esto ocurre más aun en universidades privadas que no pueden recurrir a apoyos del gobierno como sí lo hacen las universidades estatales.
En nuestro país, por la diversidad de instituciones que existen, y por la variedad de mecanismos de financiamiento que se han creado, no estamos en ninguno de esos extremos, existiendo más bien un sistema mixto, con una participación del gasto privado vía aranceles más importante que en la mayoría de los otros países.
Uno de los problemas que tenemos es que frente a los aumentos de cobertura y de costos, el financiamiento de los aranceles está llegando a un límite muy difícil de superar; por otra parte existen mecanismos que incentivan aumentar la matrícula por encima de las posibilidades reales que tiene cada institución, de aportar o de entregar una buena calidad en la formación de los futuros profesionales.
En ese sentido, el Aporte Fiscal Indirecto ha tenido un efecto expansivo, lo mismo que se ha dado porque las instituciones buscan estar en sectores geográficos donde existe capacidad de pago de aranceles. Esto explica, por ejemplo, la instalación en Santiago, de las llamadas universidades regionales, que son instituciones estatales, que se definen con una misión orientada al desarrollo de su región, pero que sin embargo, han abierto sedes en la capital para captar alumnos de pre y posgrado, sin desarrollar ninguna otra función en esas sedes.
La gratuidad que ha planteado el actual gobierno, introduce cambios importantes en el esquema antes señalado, y esas diferencias tienen que ver esencialmente con el origen del financiamiento, que será estatal, y con la manera en que las distintas instituciones se situarán en ese nuevo escenario. Ese es sin duda un tema para profundizar.