Se ha conocido el aumento de ponderación del ranking de notas para la admisión a las Universidades, mediante un puntaje otorgado por el lugar que tuvo en su curso y/o colegio. Además, se ha incrementado la importancia del promedio de notas en educación media; el resultado de ambas medidas significa una baja importante en el valor asignado al resultado de la PSU en el proceso de selección Universitaria.
La decisión antes señalada, se debe esencialmente a un loable propósito, que es mejorar la inclusión en las universidades del CRUCH frente a la alta relación que existe entre puntaje PSU con los ingresos familiares.
En Chile, solo un 7% del total de estudiantes del sistema escolar está en colegios particulares pagados, pero en la admisión a las universidades sobre todo a las 10 universidades más selectivas, ese porcentaje supera el 40% o 60%.
Los incentivos estaban claramente puestos para que aquellos colegios municipalizados o subvencionados con mayor calidad y con niveles de exigencias más altos, reaccionaran.
Hemos visto los reclamos y la presentación de un recurso de protección en los tribunales de justicia de apoderados del Instituto Nacional y otros colegios, y la aparición de un factor que corrige las notas de educación media obtenidas por un alumno, oh sorpresa, subiendo el promedio.
Así hemos conocido el llamado “factor Javierino”, introducido por el Liceo Javiera Carrera para compensar el que sus alumnas que tienen promedio un 5,5 es equivalente a notas sobres 6.0 en colegios de menores exigencias. Esto fue indicado por la Directora del Liceo N°1.
En este tema, llama la atención que un cambio tan importante y que afecta a un número no menor de alumnos que van a postular a las Universidades tradicionales, se haga en forma más bien abrupta y sin mayor prueba o planes pilotos.
Es cierto que la Universidad de Santiago y otro par de Universidades tienen experiencia en otorgar puntaje adicional por ubicación en el ranking, para lograr la admisión de alumnos de colegios de menor nivel a alguna de sus carreras; sin embargo, una medida que afecta a todos los postulantes, no parece haber sido suficientemente probada.
En el fondo, estamos hablando de hacer lo que se llama “discriminación positiva”, que hace ya muchos años se ha aplicado en EEUU y algunos países europeos, para que logren acceder a las universidades de mayor prestigio sectores vulnerables y de bajos ingresos.
La experiencia de esos procesos indica al menos dos conclusiones muy significativas.
Primero, sin apoyo adicional a esos estudiantes, especialmente en los dos primeros años, su tasa de deserción es muy alta.No se conocen los planes de las Universidades que aplicarán este sobre puntaje, ya que se sabe que solo tener cursos remediales no resuelve el problema del menor dominio de materias básicas.
Segundo, quedan fuera de acceder a esas instituciones alumnos con grandes méritos académicos, a veces, muy cercanos en cuanto al nivel socioeconómico a quienes sí han logrado ingresar.
Los estudiantes de colegios con menor exigencia obtendrán ese par de puntos que hace la diferencia entre ingresar o no a las carreras más demandadas. Este segundo punto es la raíz del reclamo y del “factor javierino” en los colegios emblemáticos.
Pero, un estudio reciente baja el entusiasmo: de los ingresados a universidades selectivas del CRUCH solo un 10% reprobó curso en su educación escolar, mientras que un 72% estaba entre los 10 mejores alumnos de su curso en 4º medio.
De todas maneras, las universidades y las carreras más demandadas son las que menos variarán la ponderación tras esos factores y más bien incrementarán los cupos para alumnos de sectores más vulnerables, es decir, nada muy nuevo bajo el sol.