Hoy, varias empresas chilenas se jactan de ser multinacionales por estar en países como Perú y Colombia. Sin embargo, su realidad y la nuestra como ciudadanos sigue siendo latinoamericana y por lo tanto, muy local y cerrada. Un ejemplo vergonzoso de ello es que en Chile no se habla de la paz en Colombia, por ejemplo, o de la crisis de Petrobras, temas que debieran discutirse a diario como parte de la cultura colectiva.
Frente a esta realidad, es urgente entender que vivimos en un mundo globalizado, ya que hoy, gracias a la conectividad, conocemos casos de corrupción en el resto del mundo, situación que debiera servir de ejemplo para nuestra propia realidad.
Primeramente y para frenar las malas prácticas como la colusión en empresas, se torna urgente fomentar la entrada de nuevos actores al mercado, potenciar los nuevos negocios y generar así, más y mejor competencia, una tarea cuesta arriba si analizamos nuestra realidad. Es prácticamente imposible para un emprendedor entrar a un supermercado con un producto nuevo, o conseguir financiamiento para desarrollar, por ejemplo, otra marca de papel tisúe.
Asimismo, es primordial darnos cuenta que no podemos seguir produciendo todo lo que nos falta, y es necesario comenzar a abrir las barreras internacionales para fomentar la competencia extranjera.
Sin esto, es tremendamente fácil caer en problemas tan obvios como los sucedidos en Chile: las malas prácticas son evidentes en una industria donde solo hay dos competidores. ¡Abramos los ojos!
Con todo, es primordial tomar conciencia como país, desde el sector público y privado.Que las compañías tomen conciencia de que es probable caer en malas prácticas, y para evitarlo, es urgente la capacitación.
Para esto, además de incentivar la educación interna en una firma, es necesario enseñar el desincentivo de malas prácticas también en universidades y escuelas de negocios.
Hoy, los profesionales jóvenes recién egresados están un poco más a caballo de la realidad, son quienes tienen en sus manos las herramientas para trabajar y construir negocios en los que imperen las buenas prácticas. Esperemos que ellos y su conocimiento contagien de manera masiva a los empresarios chilenos.