Hace algunos días el Banco Mundial publicó un estudio en que expresamente señala, “el cambio en el esquema de impuesto a la renta sí tiene un efecto redistributivo. Mayores ingresos aportarán 93% del aumento en la recaudación…El efecto se concentra en el 1% de los más altos recursos del país”. Esto lo determinaron 14 expertos independientes contratados por el Banco Mundial para estudiar la reforma Tributaria propuesta por el Gobierno de Michelle Bachelet.
Paradójicamente, desde abril de 2014 están apareciendo en los medios de comunicación, y en la televisión en especial, los políticos de la oposición y también algunos “partidarios” de Gobierno señalando que esto no era así, augurando que la clase media y las pymes eran los principales perjudicados por el aumento de los tributos.
Es bueno recordar que hicieron mucho ruido en el trámite parlamentario, particularmente en el Senado, los cocineros, que con representantes de la oposición, los grandes empresarios y otros dirigentes de grandes emprendimientos, subieron el techo que era para los micros y pequeños a la mitad de los medianos.
Además, estos cocineros idearon la renta atribuida (total de las utilidades pagando impuesto), el engendro de la renta semiatribuida (las utilidades pagan un 27%, pero descuentan hasta el 65% por dejar utilidades en la empresa, conocido popularmente como “futito”), lo cual complicó, junto a otros condimentos utilizados por los cocineros tributarios y que ahora quieren reformar.
Lo cierto es que, para las EMT o Mipymes, la Reforma ha traído significativas mejoras impositivas, por ejemplo el artículo 14 ter.reformado, que para la inmensa mayoría de contribuyentes de primera categoría (más de 800.000) simplifica su sistema contable, al llevarlo a contabilidad simplificada, que junto al método de depreciación simultánea en la adquisición de activos (sean nuevos o usados) para el giro de sus actividades, significa consignar lasinversiones como gasto del ejercicio en que ellas se hacen.
Ello baja la renta líquida imponible del ejercicio, quedando exenta de impuesto de 1.a Categoría y, al mismo tiempo, no queda sujeta al impuesto global complementario del empresario o socios de la empresa. La incorporación de bienes usados tendrá un doble impacto, pues por esa vía las EMT o Mipymes podrán incorporar mejor tecnología que las que poseen, maquinaria o vehículos, ampliación de negocios o construcciones.
El informe del Banco Mundial señala también un hecho gravísimo, considerando los ingresos brutos devengados, es decir, la suma de los ingresos directamente obtenidos por los contribuyentes como personas naturales y los ingresos generados a nivel de las empresas, independientemente de si éstos fueron o no distribuidos entre sus propietarios.
Así indica que el índice Gini pasaría del 0,504 actual al 0,684, es decir, aumenta la desigualdad en la distribución de ingresos y sólo superamos a Namibia y estamos un poco detrás de grandes economías desarrolladas cómo Lesoto, Sierra Leona o la República Centroafricana.
Antes de la reforma tributaria, la participación del 5%,1% y 0,1% más rico de la población en el total de ingresos devengados del país era de 49,6%, 31% y 18,7%, respectivamente, tras los impuestos. Con la reforma tributaria, en cambio, estos niveles caen a 48,6%.
Frente a este informe del Banco Mundial se han quedado callados muchos agoreros, pero sin duda buscarán resquicios para imponerlos comunicacionalmente.
Desde fines del año pasado, nuevamente la clase media representada por los micros y pequeños empresarios, somos bombardeados con el peligro que recorre Chile: la Reforma Laboral.
Históricos dirigentes, representativos del sector Mipyme, olvidaron su discurso de que nuestros trabajadores son el principal capital de nuestras empresas. De la noche a la mañana, junto a los grandes empresarios y grandes emprendedores buscan la manera que en las EMT las reformas propuestas no tengan cabida; los trabajadores del 85% de las mipymes no puedan organizarse y, por lo tanto, negociar. Pasaron bruscamente de amigos considerados a enemigos. Claramente no son los sueldos y beneficios que obtienen los trabajadores de las EMT, la causal del atraso y desmejorada situación en que se encuentran, aportando menos del 14% del PIB nacional.
Las dos situaciones reseñadas, probablemente las de mayor trascendencia, aunque hay otras, indican con claridad meridiana, que los sectores del gran empresariado y del gran emprendimiento seguirán intentando -con mayor o menor éxito- seguir utilizando a sectores de gremios de las EMT o Mipymes para oponerlos a cualquier atisbo de reforma.
Probablemente el debate constitucional será la madre de estas batallas: el divino derecho de propiedad será el motivo. Para eso sirve el Biombo Mipyme: no se ve lo que hay detrás.
Son tiempos de avanzar y repensar en el país ¿para qué es la mipyme? Hoy, claramente como lo señala el informe de OIT de agosto del presente año, “existen en América Latina y el Caribe numerosas iniciativas de desarrollo de las MYPE, tanto desde el punto de vista económico como institucional. Un aspecto notable, sin embargo, es que la mejora en la calidad del empleo en este grupo de empresas, y las políticas para lograr que una proporción significativa de ellas crezcan, no suele formar parte de las agendas de política productiva de la región”. Es decir Uds. existen y se las arreglan como puedan, porque así lo hicieron, lo hacen y lo seguirán haciendo. ¡El problema es de ustedes!
Mientras se siga considerando a las EMT o Mipymes como incidentes importantes en lo social, por la cantidad de empleo que generan y no por el nivel de ingresos, bienestar o calidad de vida que generan esos empleos, seguiremos estancados. Si somos la mayoría de las empresas, debiéramos gravitar significativamente en lo económico, cuestión que no ocurre en Chile, ni en el resto de América Latina y el Caribe, siendo nuestro país el extremo de la poquísima contribución al crecimiento y un factor incidente en la desigualdad abismante que impera en el país.
El problema es que quiénes pueden y deben implementar las reformas y cambios necesarios, insisten en hacer más de lo mismo que han hecho.
El ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes, encabeza un esfuerzo distinto a lo anterior. Focalizado en la micro y pequeña empresa, por fin se ha comprendido que las mejoras en la productividad del país y que el centro de atención está en nuestro mundo; con poco y focalizado se puede hacer mucho por la competitividad de las EMT o Mipes.
Sin embargo, existe una suerte de asepsia tecnocrática, principalmente desde las segundas líneas hacia abajo en el fomento estatal, una neutralidad que no entiende que el objetivo es disminuir la desigualdad y cada política e instrumento de aplicación debe servir para eso. Se entiende que deben cumplir metas de atenciones, pero lo fundamental es cumplir las promesas que se hicieron y se hacen y siguen chuteándose para adelante.
La renovación del sentido de los gremios, la capacidad de diagnóstico, demanda y propuesta pasa a ser esencial. No más ampulosos discursos desgastados y representación fatua. Es la hora de la acción. Y eso pasa porque desde ya saquemos el biombo que todo tapa.