En el Diario Financiero del día lunes, Axel Christensen, reputado especialista en los mercados financieros advirtió que “la reforma tributaria deja a los fondos de inversión privados sin razón de ser”, ya que la eliminación de beneficios tributarios actuales los dejarían sin atractivo frente a otras alternativas.
Los Fondos de Inversión Privados o FIP son formados por un grupo de aportantes que los administra por medio de una sociedad constituida para ese efecto. La idea es lograr reunir un capital para hacer inversiones en proyectos, que por su tamaño los aportantes individualmente no podrían realizar.
Desde el punto de vista tributario los FIP no paga impuestos, pero si los aportantes cuando liquidan su participación en el FIP. De esta forma, la gran ventaja es que los aportantes “postergan” la tributación correspondiente, y por esa razón constituyen una parte importante del acumulado del Fondo de Utilidades Tributables (FUT).
Lo que dice Axel Christensen es muy importante: la razón por la que los Fondos de Inversión Privados existen es porque tienen un beneficio tributario consistente en la “postergación” –prácticamente indefinida- del pago de impuestos.
Es un típico caso de lo que los economistas llamamos una renta generada por la ley, es decir una ganancia que se obtiene no por el esfuerzo propio sino porque la legislación (en este caso la suma del FUT y los FIP) la otorgó.
Pero también hay un segundo elemento en el análisis de Christensen: es que el atractivo de los FIP frente a otras alternativas es su beneficio tributario.Lo que se desprende de esa afirmación es que hay otras opciones que, de no existir el beneficio de no pagar el impuesto, serían más atractivas. Eso quiere decir que hemos estado asignando los recursos de una manera errada, no a lo más productivo sino a lo que permite obtener una ganancia de esa renta a que aludía. Eso es menor crecimiento de la economía.
Esto ocurre con el FUT que estimula tanto la postergación de impuestos, en beneficio de los pocos que pueden hacerlo y en perjuicio de todos los que no pueden hacerlo y que se ven obligados a pagar más impuestos o impuestos más altos; como la inversión en proyectos menos rentables desde el punto de vista del conjunto de la economía, es decir que generan menor crecimiento del que debieran si fueran invertidos correctamente, sin ese beneficio tributario que distorsiona las decisiones de inversión.
Se puede concluir, entonces, que al corregir esas decisiones motivadas solo por el menor pago de impuestos, la asignación de recursos en la economía será mejor y ello traerá más crecimiento.
El alegato de que eliminando estos beneficios injustos traerá menores niveles de ahorro e inversión es cierto, pero la magnitud de lo que a ello se le atribuye no parece ser real, ya que solo disminuirán su ahorro e inversión aquellos que simulaban estas actividades para aprovechar el beneficio tributario, y no los que verdaderamente tenían un proyecto entre manos. Y estos son los que importan.
Todo esto sobre la asignación de recursos se enseña en los cursos de economía en las Universidades, pero parece que los intereses personales lo ocultan tiempo después. No creo que haya temas ideológicos sobre algo tan simple.