Pese a los pronósticos de muchos economistas y expertos sobre la tan anunciada desaceleración que traería el nuevo gobierno, el mercado laboral se ha comportado bastante estable presentando una variación poco significativa con respecto al año anterior, según las cifras que esta semana entregó el INE.
Además de las cifras, esta realidad se puede apreciar en las visitas que realizo como consultor a empresas que son contratantes masivos. Todos están buscando acelerar más sus procesos de contratación y por cierto están buscando encontrar más talento. El comercio, la salud y el sector inmobiliario giraron en positivo, y enhorabuena, pues estos tres sectores dan trabajo a grandes y pequeñas empresas.
Ahora bien. Uno de los segmentos de la población que está siempre en el peor lugar de la tabla de posiciones son los jóvenes.En los últimos años este grupo ha dado muestra de no encajar bien con el mercado laboral, y no sólo en Chile.
Hay empresas del consumo masivo que necesitan de una fuerza laboral estable y que esté dispuesta a aprender. Si bien es probable que no ofrezcan un sueldo alto inmediatamente, hay casos de éxito donde jóvenes se inician desde temprano y luego van progresando hasta llegar a posiciones de mayor toma de decisiones y, por consecuencia, de mejores sueldos.Sin embargo, hoy esta cadena de valor se corta y los jóvenes renuncian en menos de 30 días.
Cifras no oficiales hablan en ciertos sectores de 150 a 200% de rotación anual (la media nacional es de 20%), es decir, que para una misma vacante hubo dos personas.
Los principales empleadores de este segmento son retail y comida rápida, entre otros, los cuales deben realizar grandes esfuerzos para capturar la atención de los jóvenes, reclutarlos y luego mantenerlos.Esto es muy similar a lo que pasa en muchas salas de clases, los jóvenes prefieren poner más atención a su Smartphone que a un profesor o bien a mirar su futuro en el mediano y largo plazo.
Se precisa una visión de largo plazo en la empleabilidad. Si la actual fuerza laboral no está enfocada en aprender, y menos en sacrificarse ¿quién hará el trabajo?
¿Qué nivel de experiencia tendremos que solicitar para tener una persona a gusto en su trabajo y que por lo menos se proyecte un año en un empleo?
La verdadera crisis está en el capital humano. Necesitamos formar y al mismo tiempo ayudar a encontrar el camino de la felicidad. Ambos elementos no son incompatibles.
Los primeros trabajos en la vida de una persona son los que marcan habilidades fundamentales como la responsabilidad, el respeto por otros y por sí mismo, y muchos otros principios que se vuelven reales y concretos solo cuando se comienza la inserción en el mundo laboral.
Falta una mayor reflexión en las familias, entre los amigos y en los entornos educativos, pues ni los cambios de gobierno ni la malla curricular de educación lograrán dar en un mejor capital humano, si es que no hay cooperación entre todas las partes.