“Por qué fracasan los países” es el título del libro de los profesores Acemoglu (MIT) y Robinson (Harvard), en el que indagan los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza.
Un libro plagado de ejemplos históricos donde muestran de qué modo la institución política y económica ha tenido una íntima conexión y por qué se transformaron en una influencia decisiva sobre la prosperidad de los países que actualmente se consideran ricos.
Los comentaristas oficiales han sostenido que estamos frente a una nueva teoría, en la que la prosperidad no se debe al clima, la geografía o la cultura, sino a la habilidad para edificar instituciones gubernamentales que desarrollan políticas inclusivas. Si se trata de comprender la desigualdad del mundo, nos proponen observar de qué modo algunas sociedades están organizadas en forma ineficiente y socialmente indeseable. Algo que los economistas no ven, entre otras cosas porque la economía ha ignorado a la política.
Los autores sostienen que los países que escapan a la pobreza y la desigualdad lo hacen mediante instituciones políticas y económicas apropiadas. Son las instituciones que crean los ciudadanos y no la fe de sus antepasados, lo que determina si un país es rico o pobre, igual o desigual.
Venecia es un caso histórico notable. Independiente hacia el 810 D.C. se benefició de la paz de Carlomagno. Era una nación de navegantes ubicada en medio del Mediterráneo, que trajo desde Oriente a Europa occidental las especias y productos fabricados por bizantinos y esclavos.
Su considerable expansión y riqueza se debe a instituciones económicas inclusivas de las cuales la más famosa fue la commenda. Un tipo de sociedad por acciones mientras duraba una única misión comercial. Participaban dos socios, el “sedentario” que permanecía en Venecia y el “viajero” que acompañaba la carga. El sedentario proporcionaba el 100% del capital. Si era de caracter unilateral se llevaba el 75% de los beneficios y si era bilateral el 50%.
La commenda fomentó fuertemente el ascenso social y hay registro de los “hombres nuevos” desde el 960 en adelante. Pero como los “nuevos” redujeron el poder económico y político de las elites, están reaccionaron. Hacia el año 1297 se produjo la serrata.
El Gran Consejo que era electo, empezó a ser elegido solo de familias con antepasados en el mismo. Después vino la serrata económica y se prohibió el uso de los contratos commenda. El comercio a distancia devino en algo exclusivo de la nobleza. Venecia se convirtió en una sociedad extractiva que empezó a declinar hacia el 1500. Actualmente vive principalmente del turismo.
Las instituciones políticas y económicas pueden ser extractivas o inclusivas. Son extractivas cuando concentran el poder en manos de una élite reducida y las instituciones fijan pocos límites al ejercicio del poder de los ricos y poderosos. Las instituciones económicas a menudo están estructuradas por esa misma elite para extraer recursos del resto de la sociedad. Política y economía son extractivas.
Al contrario, las instituciones políticas inclusivas confieren el poder a los ciudadanos de manera amplia, limitan el ejercicio arbitrario de las autoridades, tienden a eliminar las instituciones económicas que expropian los recursos de la mayoría, levantan las barreras de entrada y suprimen los mercados que benefician solo a un grupo reducido de personas.
Política inclusiva y economía inclusiva.
A la larga, las reformas que han perdurado son aquellas que han transitado por cambios graduales, las que cada década daban un paso grande o pequeño hacia la democracia. El Estado de derecho resulta crucial para la expresión de las demandas, dado que hace más difícil la utilización del uso de la fuerza por las élites y también más improbable que los conflictos se transformen en una revolución general.
El libro toma como punto de referencia esta temprana fecha, para relatar mediante ejemplos de diversos países la lenta marcha hacia la democracia. En Chile, esa marcha se puede seguir a través de las leyes que modificaron el derecho a voto.
Comenzó en 1888, cuando obtuvieron derecho a voto los hombres mayores de 21 que supieran leer.Prosiguió en 1949, con mujeres mayores de 21 que supieran leer.Hasta llegar a 1970, que incluye a los mayores de 18 y los analfabetos. Desde el 2012 el voto es voluntario.
En suma, los ciudadanos votan por políticos que, a su vez, son forjadores de instituciones.Todos los conflictos que tenemos sobre cuestiones esenciales como la escasez de recursos, los salarios o el poder, se traducen en un conflicto por las reglas del juego. Son las instituciones las que determinan las actividades económicas y quienes se benefician de ellas.
Por esto la política no es solo de los políticos profesionales. Los autores del libro la entienden como “el proceso mediante el cual una sociedad elige las reglas que la gobernarán”.