Indagar en los resultados preliminares del Censo 2012 permiten establecer que la distribución de la población chilena presenta grades desequilibrios de acuerdo a la cantidad de residentes y número de viviendas.
Las 346 comunas que componen el territorio nacional se pueden clasificar en cuatro grandes ámbitos territoriales, que siguen la siguiente pauta de organización.
1.Cabeceras de grandes ciudades, compuestas por más de 100.000 habitantes y 30.000unidades de viviendas.
2.Alta densidad demográfica en el contexto regional, de 50.000 a 100.000 habitantes y 15.000 a 30.000 viviendas.
3. Baja densidad, entre 1.000 a 50.000 habitantes y 400 a 15.000 viviendas.
4. Extrema despoblación, que no alcanzan a 1.000 habitantes y en promedio 1,5 viviendas por habitante.
En el primer grupo se encuentran 50 comunas, y a excepción de la región de Aysén, están las capitales regionales y aquellas que proporcionan parte o la totalidad de su territorio a lo que en términos urbanísticos se conoce como Metropolitano: Santiago, Concepción, Valparaíso, La Serena-Coquimbo, Temuco, Rancagua, Iquique-Alto Hospicio, Chillán. Completan este listado comunas que son nodo de un cluster económico importante como Calama, Ovalle, Curicó y Osorno.
Al interior de este conjunto destacan 6 comunas que concentran más de 300.000 habitantes: Puente Alto con 586.509, Maipú 525.070, La Florida 363.073, Antofagasta 346.126, Viña del Mar 330.110 y Santiago 308.027, ésta última con un incremento en 43,8% de residentes y 93% en unidades de vivienda, evidencia el éxito en la última década de la Política de Renovación Urbana en el casco histórico.
La población ha regresado a Santiago Centro. Es también en este puñado de comunas donde las próximas elecciones municipales tendrán una especial atención. Cada una por separado podría ser una “madre de todas las batallas”.
El segundo grupo está integrado por 36 comunas, mayoritariamente de la Región Metropolitana, que representada por 17 municipios, presentan en San Miguel, La Reina, San Joaquín, Lo Prado, Lo Barnechea y Lo Espejo más de 90.000 habitantes cada uno.
En el resto de las regiones destacan de norte a sur las capitales provinciales de Vallenar, San Antonio, Quillota, San Felipe, Los Andes, San Fernando, Linares, Angol, Villarrica y la capital regional Coyhaique.
Estos dos grupos -86 comunas- reúnen 12.640.591 habitantes y 4.105.803 viviendas que equivalen al 76,3% y al 71,6% del total nacional respectivamente. A todas luces, la tendencia de concentración de población en pequeñas porciones del territorio se consolida.
En el tercer grupo, compuesto por 246 comunas, existe una distinción entre aquellas 214 que albergan población suficiente para constituir una ciudad (sobre 5000 habitantes, criterio INE) y las 32 que no alcanzan a formar una ciudad -y los accesos a bienes y servicios que ello significa. Si obviamos a las que pertenecen a las áreas metropolitanas, sobresalen con más de 40.000 residentes Constitución y Cauquenes en el Maule más Castro y Ancud en Los Lagos.
Un fenómeno alarmante se da entre aquellas que no son ciudad, en particular en las 17 comunas que presentan variaciones intercensales negativas, siendo los casos más dramáticos Chaitén (-52,8%) y el desplazamiento forzado por acción del Volcán del mismo nombre; María Elena (-38,9%) y los posibles efectos del terremoto que afectó en 2007; Cabo de Hornos (-19,3%), y los territorios Aimara de Colchane (-19,3%) y Putre (-17,4%).
El cuarto grupo formado por 14 comunas, Se encuentran principalmente en zonas extremas/limítrofes de las regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta, Aysén y Magallanes, más Juan Fernández en Valparaíso. Predominan en ellas, un fuerte rigor ambiental y condiciones de aislamiento que desincentivan a normales citadinos “hacer soberanía”.
Si damos por válido el axioma que la distribución espacial de la población tiende a adaptarse a la distribución geográfica de las oportunidades (trabajo, vivienda, educación, salud, entre otras, dejando fuera de este análisis la discusión de la calidad de las mismas), las cifras preliminares del Censo 2012 nos arroja un modelo jerárquico funcional a las áreas metropolitanas, después nodos de cluster económicos, luego capitales provinciales.
Si consideramos que los proyectos públicos incorporan la rentabilidad social en su proceso de evaluación y además los tamaños de mercado son interesantes para la inversión privada en retail, seguridad, educación, salud, transpote, etc., aquellos territorios con más de 50.000 habitantes se configuran como nuestro archipiélago de las oportunidades con 86 formas comunales.
¿El restante territorio nacional? es posible que vea disminuida su población debido a desequilibrios en los accesos a las oportunidades, en especial en la búsqueda de más empleo, mayores opciones de educación y una oportuna atención en salud.