Se anunció el 3 de septiembre un acuerdo en la comisión mixta de diputados y senadores sobre la reforma tributaria enviada por el gobierno el 4 de mayo y reformulada el 2 de agosto. Fue aprobada el 4 de septiembre por ambas cámaras.No se honra mucho, en un día simbólico, las tradiciones de nuestra República.
Por el lado de los aumentos de ingresos, el ministerio de Hacienda los cifró en su momento por concepto de incremento del impuesto a las utilidades de las empresas en 1796 millones de dólares en 2013 (nótese la precisión, bastante curiosa pues está basada en supuestos aproximativos, pero todo sea por la imagen de seriedad tecnocrática), para luego descender en principio a 1358 millones de dólares en 2017.
En realidad, dado que este pago constituye un crédito para la cancelación de impuestos personales de los dueños de las empresas, el efecto neto en el largo plazo va a depender de la política de retiro de dividendos, pero en fin esas son precisiones técnicas.
Otras medidas incrementarían la recaudación en 130 y 535 millones de dólares adicionales en 2013 y 2017 respectivamente, a lo que se agregaría 35 millones de impuesto adicional al tabaco previsto en el acuerdo de la comisión mixta y una estimación de 400 millones más por aplicación de factura electrónica, que en realidad rebaja la evasión.
Luego el gobierno, con la aceptación de la mayoría de la oposición (tengo una problema con esa expresión: a esta altura uno se pregunta a qué se opone en realidad), introdujo una serie de rebajas tributarias por 696 millones de dólares en 2013, las que llegarían a 1017 millones de dólares en 2017.
En el caso del impuesto a los ingresos de las personas, la rebaja es muy precisa: los que ganan más de 6 millones de pesos al mes, el 0,3% de los contribuyentes más ricos, tendrán una disminución promedio del impuesto a la renta del orden de un millón de pesos al año.
En la parte baja de la escala de los que tributan a la renta, el 12% de contribuyentes que ganan menos de 1,2 millones de pesos al mes, tendrán una rebaja anual de 27 mil pesos al año. Un millón contra 27 mil pesos: así va la equidad en Chile.
Por cierto, el 81,2% de los chilenos que por tener ingresos inferiores a 500 mil pesos al mes no pagan impuesto a la renta, pero sí mucho IVA, que nadie pensó en rebajar, no tendrán beneficio alguno.
Claro, los representantes del realismo pedestre dirán que han obtenido una gran victoria, porque originalmente el gobierno iba a rebajar en 1,5 millones el impuesto anual de los más ricos y ahora solo en un millón. Así, los adalides de la “gobernabilidad” van legitimando y profundizando una y otra vez las desigualdades en Chile en acuerdo con la derecha, como ya lo habían hecho con el royalty minero, en el que prolongaron condiciones inaceptables para el Estado chileno en materia de renta minera que pertenece a todos hasta el año 2024.
Cabe recordar que la reforma tributaria del 2010 propuesta por el Gobierno para enfrentar la reconstrucción incluyó alzas transitorias y rebajas permanentes.
El resultado tributario neto de largo plazo de esa reforma fue una caída en la recaudación del orden de 400 millones de dólares. Esto implica que las dos reformas del gobierno, la aprobada en 2010 y la del proyecto aprobado ahora en el parlamento, generarían del orden de 0,2% del PIB de 2015 en adelante.
Se necesitan, hay que decirlo, recursos por al menos diez veces más sólo para abordar las necesarias reformas en educación.
La reforma de 1990 aumentó la recaudación en 2% del PIB. Diez veces más. Así va nuestra dirigencia política actual respecto a los grandes desafíos del país. De mal en peor.