28 ago 2012

La letra chica de la ley de farmacias

Pfizer, uno de los grandes laboratorios mundiales, fue recientemente sancionado por violar la regulación norteamericana sobre actos de corrupción en el extranjero. Johnson & Johnson, otra transnacional farmacéutica, corrió una suerte similar. Parecieran hechos aislados, pero según Reuters, ocho de las diez principales farmacéuticas mundiales han caucionado costos potenciales por sanciones similares.

Acá en Chile el gobierno aborda la regulación sobre medicamentos por tres carriles.

Primero reformando el Código Sanitario en materia de farmacias, teóricamente aumentando las exigencias y transparencia de ese mercado en distintos aspectos.

Segundo, por medio de la ley sobre OTC, o venta de fármacos “llevar y llevar”, que relaja las exigencias sanitarias en el comercio de medicamentos para que se vendan en las góndolas de los supermercados, aunque el proyecto fue retirado con la promesa de volver “mejorado”.

Y tercero, a través del famoso linkage, que buscaba reforzar los derechos de propiedad industrial de los grandes laboratorios internacionales.

Es en este contexto que se plantea la bioequivalencia como una solución para abaratar el costo de los medicamentos. La certificación de bioequivalencia otorga certeza de que los medicamentos que se adquieren en las farmacias son equivalentes al medicamento de marca, tanto en calidad, como en seguridad y eficacia.

Todo lo anterior, apoyado por la receta médica donde se prescriba el principio activo del medicamento y opcionalmente la marca del mismo. Suena y se ve bien. En teoría las personas contarían con remedios de certificada calidad a precios mucho menores. Pero a mi juicio esto no es tan claro.

Hasta donde conozco, en nuestro país no existe un problema significativo en la calidad de los medicamentos. Al menos todo lo que se compra en farmacias contó con certificación del ISP, y hasta donde es sabido, fuera del lamentable caso del suplemento alimenticio ADN (con características muy distintas al tema en cuestión), no hay otras situaciones ligadas a calidad de medicamentos.

No es claro que los precios bajen, y a mi juicio pueden subir. Simplificando en extremo la realidad hoy existen dos tipos de medicamentos. Los de marca con altos precios y los genéricos, de precios muy bajos (también existen los llamados “similares”, de precios más altos, pero en realidad son genéricos producidos con marca).

Con los bioequivalentes tendremos un medicamento de precio intermedio, porque será un genérico que pasó por un proceso de certificación caro, y que debiera estar asociado a procesos de producción y componentes mejores, todos de mayor costo. Serán más baratos que los de marca, pero más caros que los genéricos.

Aquí viene la pregunta clave: ¿qué sucederá con los genéricos cuando se certifique su par bioequivalente? ¿Se mantendrán o se retirarán? ¿Los bioequivalentes los van a sustituir?

Según se desprende de la Resolución 729-2009 del ISP los genéricos sin estudios de bioequivalencia debieran retirarse, pero no es claro. Creo que este punto es esencial, y determina si ésta tan difundida bioequivalencia beneficiará o no al ciudadano promedio.

Si se mantiene la venta de genéricos sin estudios de bioequivalencia, y conviven ahora tres tipos de fármacos, no hay problema. Pero si se retiran los genéricos comienzan las dificultades.

Puede claramente significar un alza de golpe en muchos remedios clave. Lo que sucede es que habrá menos alternativas, menos competencia, dejando unos pocos productores, monopolizando en los grandes laboratorios internacionales la comercialización de medicamentos en Chile.

¿Qué pasará para el paciente promedio? Mirando las listas de precios públicas, podría pasar de pagar los actuales $8.130 por un genérico de Escitalopram (tratamiento de la depresión), a desembolsar probablemente más de lo que cuesta el genérico producido con marca, $17.290 pero que incluso puede ser exactamente el mismo producto que compraba antes.

El gobierno debe aclarar qué camino seguirá. Debe responder la pregunta clave.

Si quiere promover la bioequivalencia como un verdadero paso para mejorar el acceso a medicamentos de calidad, o por medio del ya finamente perfeccionado uso de la letra chica, ahora en la ley de medicamentos, permitirá un salto en los precios y una concentración aun mayor de este mercado en empresas como las sancionadas por  el ente regulador estadounidense.

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  • http://www.facebook.com/Luis.Kano.Gonzalez Lucho González

    Si efectivamente el medicamento genérico, sea o no de marca, certifica su bioequivalencia probablemente subirá de precio, mientras que lo natural sería que el innovador (marca original) baje, ya que hay dos nuevos costos que podrían asumir. 
     1. El proceso de estudios de bioequivalencia en si.
     2. Costos asociados a la modificación del medicamento para que el efecto sea el mismo que el innovador, si es que no demuestra ser el mismo con su formulación actual.
    Dependiendo de la medida en la que se dé esto debería ser el cambio en los precios, sobretodo si hay cambios importantes en el proceso de producción (punto 2).

    Como farmacéuticos hemos sido enfáticos en que varias de las medidas del gobierno difícilmente se traducirán en un beneficio notorio para la población y ellos, sin mayor fundamento, aluden a que prácticamente estamos confabulados con las farmacias y a los laboratorios, pero nuestro argumento no ha podido ser refutado adecuadamente por los Ministerios de Salud y Hacienda.
    Avalados de informes de paises desarrollados en los que la educación en Salud y la regulación estatal es efectiva resultan maravillosos sus planes, pero hay que ser realistas, y en base a nuestra idiosincrasia (apoyada por el hecho de que no sabes cuando diferenciar si en la farmacia te quieren ayudar o estafar) y la poca regulación, estamos más cerca de sufrir el desastre que vivió Argentina hace algunos años.
    Con los medicamentos OTC, lo único que se logra es entregar opciones y mayor acceso a pacientes que sufren de alguna molestia repentina y de escasa duración, como un dolor de cabeza poco complicado.(Y por cierto le hacen un gran favor a Walmart, que tiene interés en este “negocio” desde su arribo al país).
    Con el resto de los medicamentos aun en las farmacias, no hay impedimento en que cualquier pérdida potencial se traspase a medicamentos con receta, que son una mayoría siguen siendo mayor parte del “negocio”.

    La bioequivalencia es un paso necesario, ya que ante la innumerable cantidad de marcas en el mercado (por el bajo valor de las patentes) es preciso que se regule la calidad, sobretodo de medicamentos crónicos y del formulario nacional (Aunque a muchos le duela, en salud hay que pensar en Calidad y luego en el precio).
    Efectivamente es un beneficio ya que aquel que compra un innovador tendrá opciones mucho más económicas y en teoría de igual calidad a las acostumbradas, pero obviamente aquel que compra un medicamento de los más económicos está en riesgo de ver “encarecido” su tratamiento. Y esto es lo que el gobierno no quiere reconocer, porque esto puede afectar a aquellos que deben contar las monedas para conseguir su tratamiento y buscan la economía.
    No estamos en contra del proceso, pero hay que ser transparente y no solo informar lo bueno.

    Éste y los anteriores gobiernos se han esmerado en atacar continuamente a los profesionales del área (médicos y QFs), sobre nuestra relación con las farmacias y nuestros intereses, pero yo llamo a pensar, si no será el mismo gobierno y parte del mundo político el que está siendo presionado por gigantes corporativos para seguir negociando con la salud de los Chilenos.
    Lamentablemente un profesional transparente, al ser consultado, debe actuar pensando en la calidad y efectividad de las soluciones por delante del precio (aunque obviamente si creo que el más económico se ajusta a las necesidades eso se indicará/recomendará), siendo el ente regulador (en este caso el gobierno) el que controle a los proveedores de productos y servicios con respecto a sus politicas. 
    Esto último no se ha estado haciendo hace años SOLO INTENTANDO PARCHAR UN SISTEMA QUE DESDE SU DESREGULACION EN LA DECADA DE LOS 70 NO HA HECHO MAS QUE EMPEORAR

    La soluciones fueron propuestas hace mucho… entre otras…
    - Regulación de Precios o al menos venta a igual precio desde laboratorios a todas las farmacias, sin intermediarios pertenecientes a cadenas de Farmacias, ya que los pocos independientes existentes se ven obligados a competir con las cadenas tratando de alcanzar sus mismos precios y con margenes de utilidad mucho menores, debido a que los laboratorios no le venden directamente a minoristas.
    - Farmacias estatales que subsidien (en su totalidad o parcialmente) a aquellos pacientes que no puedan costear su tratamiento o que en su defecto actúe como regulador infiltrado en el mercado. 
    - Apoyo al rubro independiente a Farmacéuticos recien egresados, para que asuman creación y dirección de Farmacias en lugares a los que las cadenas no llegan.
    - Establecimiento de un Laboratorio Nacional Público (Recordando que el laboratorio Chile hace mucho que es privado) que actúe como regulador interno del mercado.
    - Salarios Fijos para QFs y Auxiliares, para transparentar su función, así como evaluación periódica de su gestión, que debe medirse en función de la calidad de la atención por sobre las metas económicas.
    - Legislación para incluir la Atención, indicación e intervención farmacéutica, por sobre la administración de locales, función que ha comprobado disminuir el gasto en salud en general al tener un profesional legalmente habilitado (hasta ahora se hace a voluntad) para asistir a los pacientes con complicaciones menores y recomendar derivación al especialista cuando sea prudente

    Ninguna de ellas la encuentro peor que las que se están tomando ahora, ya que al igual que en la educación, dejar el mercado totalmente en manos de privados es un error, puesto que lamentablemente en su mayoría no consideran los mínimos aspectos éticos del área en la que están interviniendo, y con un ente regulador que no puede cubrir todas las necesidades.

  • http://www.facebook.com/Luis.Kano.Gonzalez Lucho González

    Si efectivamente el medicamento genérico, sea o no de marca, certifica su bioequivalencia probablemente subirá de precio, mientras que lo natural sería que el innovador (marca original) baje, ya que hay dos nuevos costos que podrían asumir. 
     1. El proceso de estudios de bioequivalencia en si.
     2. Costos asociados a la modificación del medicamento para que el efecto sea el mismo que el innovador, si es que no demuestra ser el mismo con su formulación actual.
    Dependiendo de la medida en la que se dé esto debería ser el cambio en los precios, sobretodo si hay cambios importantes en el proceso de producción (punto 2).

    Como farmacéuticos hemos sido enfáticos en que varias de las medidas del gobierno difícilmente se traducirán en un beneficio notorio para la población y ellos, sin mayor fundamento, aluden a que prácticamente estamos confabulados con las farmacias y a los laboratorios, pero nuestro argumento no ha podido ser refutado adecuadamente por los Ministerios de Salud y Hacienda.
    Avalados de informes de paises desarrollados en los que la educación en Salud y la regulación estatal es efectiva resultan maravillosos sus planes, pero hay que ser realistas, y en base a nuestra idiosincrasia (apoyada por el hecho de que no sabes cuando diferenciar si en la farmacia te quieren ayudar o estafar) y la poca regulación, estamos más cerca de sufrir el desastre que vivió Argentina hace algunos años.
    Con los medicamentos OTC, lo único que se logra es entregar opciones y mayor acceso a pacientes que sufren de alguna molestia repentina y de escasa duración, como un dolor de cabeza poco complicado.(Y por cierto le hacen un gran favor a Walmart, que tiene interés en este “negocio” desde su arribo al país).
    Con el resto de los medicamentos aun en las farmacias, no hay impedimento en que cualquier pérdida potencial se traspase a medicamentos con receta, que son una mayoría siguen siendo mayor parte del “negocio”.

    La bioequivalencia es un paso necesario, ya que ante la innumerable cantidad de marcas en el mercado (por el bajo valor de las patentes) es preciso que se regule la calidad, sobretodo de medicamentos crónicos y del formulario nacional (Aunque a muchos le duela, en salud hay que pensar en Calidad y luego en el precio).
    Efectivamente es un beneficio ya que aquel que compra un innovador tendrá opciones mucho más económicas y en teoría de igual calidad a las acostumbradas, pero obviamente aquel que compra un medicamento de los más económicos está en riesgo de ver “encarecido” su tratamiento. Y esto es lo que el gobierno no quiere reconocer, porque esto puede afectar a aquellos que deben contar las monedas para conseguir su tratamiento y buscan la economía.
    No estamos en contra del proceso, pero hay que ser transparente y no solo informar lo bueno.

    Éste y los anteriores gobiernos se han esmerado en atacar continuamente a los profesionales del área (médicos y QFs), sobre nuestra relación con las farmacias y nuestros intereses, pero yo llamo a pensar, si no será el mismo gobierno y parte del mundo político el que está siendo presionado por gigantes corporativos para seguir negociando con la salud de los Chilenos.
    Lamentablemente un profesional transparente, al ser consultado, debe actuar pensando en la calidad y efectividad de las soluciones por delante del precio (aunque obviamente si creo que el más económico se ajusta a las necesidades eso se indicará/recomendará), siendo el ente regulador (en este caso el gobierno) el que controle a los proveedores de productos y servicios con respecto a sus politicas. 
    Esto último no se ha estado haciendo hace años SOLO INTENTANDO PARCHAR UN SISTEMA QUE DESDE SU DESREGULACION EN LA DECADA DE LOS 70 NO HA HECHO MAS QUE EMPEORAR

    La soluciones fueron propuestas hace mucho… entre otras…
    - Regulación de Precios o al menos venta a igual precio desde laboratorios a todas las farmacias, sin intermediarios pertenecientes a cadenas de Farmacias, ya que los pocos independientes existentes se ven obligados a competir con las cadenas tratando de alcanzar sus mismos precios y con margenes de utilidad mucho menores, debido a que los laboratorios no le venden directamente a minoristas.
    - Farmacias estatales que subsidien (en su totalidad o parcialmente) a aquellos pacientes que no puedan costear su tratamiento o que en su defecto actúe como regulador infiltrado en el mercado. 
    - Apoyo al rubro independiente a Farmacéuticos recien egresados, para que asuman creación y dirección de Farmacias en lugares a los que las cadenas no llegan.
    - Establecimiento de un Laboratorio Nacional Público (Recordando que el laboratorio Chile hace mucho que es privado) que actúe como regulador interno del mercado.
    - Salarios Fijos para QFs y Auxiliares, para transparentar su función, así como evaluación periódica de su gestión, que debe medirse en función de la calidad de la atención por sobre las metas económicas.
    - Legislación para incluir la Atención, indicación e intervención farmacéutica, por sobre la administración de locales, función que ha comprobado disminuir el gasto en salud en general al tener un profesional legalmente habilitado (hasta ahora se hace a voluntad) para asistir a los pacientes con complicaciones menores y recomendar derivación al especialista cuando sea prudente

    Ninguna de ellas la encuentro peor que las que se están tomando ahora, ya que al igual que en la educación, dejar el mercado totalmente en manos de privados es un error, puesto que lamentablemente en su mayoría no consideran los mínimos aspectos éticos del área en la que están interviniendo, y con un ente regulador que no puede cubrir todas las necesidades.